Te debo una

8TH

El Luciano terminó cediendo a que nos la diéramos de las pistas de blue. Así que emprendimos nuestro plan.

Él se fue con el completo y bebida de mi hermano, pa' distraerlo. Yo fui en dirección al Branco, para ver qué información le sacaría

Acercarse al sector de los Cóndores era raro. Me sentía traicionando a mi barrio, ah. Aunque no me consideraba fan del equipo de mi hermano.

— Ni cagando nos van a ganar estos malos cu... —el Branco dejó de hablar cuando le toqué el hombro. — ¿Gi?

— Hola. —saludé sonriéndole.

¿Qué? Su equipo era el sospechoso de la sacada de chucha a mi hermano, no él.

Él, con la misma sonrisa, me dio un beso casto en los labios.

— ¿Me viniste a dar mi beso para la suerte?

Vine a sacarte toda la información que pueda.
No, eso sonaba muy obvio

— No, vine con mi hermano, su equipo juega contra el tuyo... Mira esa coincidencia de la vida... —miré pa' todos lados, tratando de disimular. — Bueno, él no juega po, si lo asaltaron y quedó con el hombro luxado.

Noté en su cara que reprimía una risa

— Bien yeta tu hermano. —soltó su risa por fin. — Tengo que ir a cambiarme. Supongo que vas a apoyar a los Pantera rosa... pero igual te dedicaré la victoria. —se acercó para darme un beso, y una que es débil, no pude negárselo

Nos despedimos luego del beso. Él entró al camarín, detrás de él entró un weón más

— ¡Veamos si los pantera rosa ganan sin capitán! —gritaron en el camarín.

Esa weá sonaba sospechosa ¿O me estaba persiguiendo por nada?

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El juego había terminado en empate. La revancha se jugaría en dos semana más. Aunque hubiera mas tiempo, mi hermano quizá no podría jugar.

Había quedado de juntarme con el Branco en el recreo en el colegio. Los dos estábamos hablando en la escalera.

— Ayer te dediqué todos mis goles. —él solito sacó el tema. — ¿Iras a la revancha?

Asentí. Aunque el Max estaría mejor como para ir solo, quería sapear todo lo que pudiera.

— Estaré para la derrota. —solté una risita

— La derrota de las pantera rosa mejor dicho. —agregó a mi broma, riéndose también

¿A qué llegaba con tanta competividad? No lo sabía. Para mi, si ganaban o perdían daba igual. Pero, si los Cóndores eran capaces de sacarle la chucha al capitán del equipo contrario pa' asegurar que ganarían, tenían un problema serio con querer ganar.

— Ayer... escuché que alguien en el camarín gritó "Veamos si los pantera rosa ganan sin capitán". —empecé. — Sonó raro, si no tuviera claro que a mi hermano lo asaltaron... —mentí. — Pensaría que ellos le pegaron o algo así

Solté una risa falsa para que mi declaración sonara menos seria. Aunque era la peor pa' disimular.

— A ver, Gi. —lentamente se acercó a mi. Estaba sonriendo, aunque notaba a kilómetros que su sonrisa era falsa. — Suenas como inculpándonos.

— ¿Yo? —toqué mi pecho. — ¡No! Estaba diciendo solamente. ¿Cómo los voy a inculpar de eso? Si fue un asalto po, Branco.

Él asintió. Según yo, con alivio, aunque una igual es media exagerada.

— ¿Tu hermano te mandó a insinuarme eso? —me cuestionó. Sin embargo, jamás perdió su compostura piola, como restándole importancia a sus palabras.

— No, na' que ver, te pasas rollos solo. —hice un ademán de desinterés. — aunque esa rivalidad que tienen con las panteras, se nota a kilómetros

— Y a mi estas ganas de estar contigo también se notan a kilómetros.

//

Hasta ese punto, la información que tenía era la siguiente:

1. Al Max no lo habían asaltado, eso estaba claro
2. El falso asalto fue dos días antes del partido de las panteras vs los cóndores
3. Los cóndores culiaos estaban muy felices por lo ocurrido con el capitán de las panteras (mas conocido como, mi hermano)
4. El Branco y su actitud "restándole importancia a las cosas" sólo me hacía pensar en que las cosas sí tenían importancia

¿En qué momento me metí entre una rivalidad de dos equipos de fútbol callampas?

Terminé de escribir los cuatro puntos en el papel. El Luciano leyó y me miró aguantándose la risa

Estábamos en mi casa. Le había dicho al Max que él me iba a enseñar matemáticas, aprovechamos que mi hermano estaba raja pa' poder empezar a planear.

— Tu de verdad gozas creyéndote detective. —habló el ruliento. — Aunque, concuerdo con tus puntos.

— Usemos el método científico, Luciano. —sugerí

— ¿Cuales eran los pasos de eso? —frunció el ceño.

Weón, basta con tu ricura, por fa. Que me salgo del papel de detective.

— Gi. —insistió

— Chuta... El método científico tiene varios pasos; el primero es la observación. —empecé a recordar— Es la compilación de los hechos; lo que acabo de hacer po, esta lista culiá.

— Ya, entonces —tomó mi cuaderno. Escribió "observación" y lo tickeó. — Observación lista.

— Segundo paso: Planteamiento del problema. Es donde se determina el problema po, la weá obvia.

Él escuchó atento, escribiendo el nombre del segundo paso en el cuaderno.

— Nuestro planteamiento del problema sería "¿Quién le sacó la chucha al Max?" —preguntó, escribiéndolo también. Yo asentí. — ¿Cuál sería el tercer paso?

— La hipótesis. Acá se hace como tu suposición a la solución del problema.

— ¿Y cuál sería nuestra hipótesis?

Le quité el lapiz y el cuaderno. Luego le mostré que escribí

1. observación ✓
2. planteamiento del problema: ✓
¿Quién le sacó la chucha al Max?
3. hipótesis:
Los cóndores le sacaron la chucha al Max para ganar el partido.

— ¿Después qué?

— Ahora queda la experimentación. —respondí, pasándole el lápiz. El Luciano escribió eso en el cuaderno. — En este punto se hace algún experimento pa' comprobar la hipótesis.

Él alzó la vista. Peinándose un poco sus rulos antes de hablarme

— Gissele, escúchame bien. Ahora sí que quiero cobrarte tu "Te debo una". —me tomó el brazo suavemente, dejando el lápiz y cuaderno de lado. — Prométeme, cabra chica, prométeme que no vai a hacer sola la experimentación. Yo voy a acompañarte, estos weones son capaces de sacarle la chucha a un weón solo por un trofeo de mierda

— ¿Me vas a ayudar entonces?

— No me queda de otra.

— Te prometo que esta vez no mandaré a la chucha la promesa. —le ofrecí mi meñique.

El Luciano se mordió el labio inferior antes de cruzar su meñique con el mío.

— Estamos juntos en esta weá, Gi.