22ND

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La Bianca le puso altavoz a la llamada apenas su pololo le contestó.

— Amor, hola. —habló ella, con una mirada cómplice en mi.

La respiración agitada del Tebo se escuchó a través del celular.

— Hola...—respondió, normalizando su respiración. — ¿Que pasó amor, por qué me llama?

Ella quedó en blanco. Empecé a hacerle señal para que siguiera hablando

— ¿Dónde estás?

Levanté mi pulgar en forma de aprobación.

— En... la cancha de los cóndores, te dije que iba a entrenar. —respondió con seguridad. — ¿Por qué?

— ¿Te puedo pasar a buscar? —la Bianca me miró luego de preguntar eso. Levanté el pulgar otra vez.

— ¿Para qué? Si yo ire a tu casa después, para que comamos algo rico ¿Ya? —sugirió rápido. — Te tengo que cort...

Empecé a hacerle señas raras, que ni yo entendía... Debía sacarle más información al Tebo, no podía cortar.

— Ya po, córtame, después no te quejes cuando quieras salir conmigo y te diga que no. —habló la Bianca rápidamente

— Pero, amor, estoy...

— ¡Tebo! ¡Ya po, ya se quiere ir este weon! —lo apuró alguien de atrás

— Después te llamo. —cortó sin escuchar la respuesta de la Bianca.

Quedé analizando lo que le habían gritado desde atrás. "Ya se quiere ir este weon"

Miré con interrogante al Luciano. Él estaba con las manos cruzadas mirando al piso. Suspiró pesadamente

— Tebo culiao. —murmuró

— Oye, está su polola presente. —se quejó la Bianca.

— ¿En serio? — se llevó la mano al corazón... si tuviera el culiao. — No me importa.

— ¿No le vas a decir a tu perrito que deje de ladrar? —la Bianca me habló a mi esta vez, refiriéndole al Luciano.

Quise reírme por lo que dijo. Calzaba perfecto con el sobrenombre que le tenía; Poodle, y la Bianca dijo que era mi perrito...

— Ya, mejor vámonos, poodle. —me levanté del sillón. — Gracias, Bianca

— No nos sirvió de nada la visita, pero gracias. —agregó el Luciano, levantándose también. Le pegué un codazo por pesao'

Ella nos llevó hasta la puerta. Mi acompañante salió, yo me quedé en la entrada, la Bianca me había tomado el brazo.

— ¿Por qué estai andando con el Branco si te gusta este? —miró por sobre mi hombro al ruliento.

Me quedé pensando en la respuesta durante un rato.

— ¿Te das cuenta?. —habló ante mi silencio. — No me estás negando nada

— Yo... Bianca, no es el momento pa' hablar de eso. Tengo a mi hermano sin rastro desde las tres de la tarde, nada me importa más que saber dónde está. —me solté de su agarre. — Gracias por la ayuda, si sirvió de algo, no pesques al Luciano.

— Si sabes algo del Max avísame, por favor. —me miró con pena

Ahí fue donde hice click.

Ella había sido care'raja en preguntarme eso.

Porque para ella servía la misma pregunta.

¿Por qué seguía con el Tebo si le gustaba el Max?

Te debo unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora