31ST (2/2)

2.2K 196 33
                                    

MAX:

Esperé que el Luciano contestara mi llamada mientras pegaba golpecitos al piso con mis pies.

¿Por qué se demoraba tanto en contestar? ¿No estaba al tanto de la situación en la que su mejor amigo estaba?

No sabe, Max, no le has contado. Aweonao.

Ah, si, cierto... ¡Pero igual tenía que contestar el culiao!

— Aló. —habló el susodicho a través de la llamada.

— Mish... hasta que contestas. —chasqueé la lengua, tratando de que notara mi molestia. O desesperación sería el término correcto... — Te llamé unas diez veces

— ¡Mentiroso culiao! —se defendió. Pude escuchar las risas de mi hermana en el fondo de su llamada. — No tengo ninguna llamada perdida tuya

Solo lo había llamado una vez. Pero, igual el weón se demoró en contestar po

Además, la situación en ma que me encontraba me mantenía completamente impaciente.

Después de hablar con la Bianca. Me hizo entrar en razón, no podía estar quitándole la oportunidad al Tebo de sanarse solo porque él se mandó varias cagás.
Él fue un asco de persona, sin embargo, yo no tenía porqué pagarle con la misma moneda.

Al fin y al cabo, éramos... iugh... hermanos.

En un futuro seríamos una familia infeliz, con él echándome veneno en la bebida. Pero, mi conciencia estaría limpia y sabría que hice las cosas bien.

— Ya po, Max, ¿Qué querí? Dejé a la Gi con el Chalo en la bicicleta y seguramente se van a caer... —insistió el Luciano

Alcé mis cejas aunque no pudiera verme. Un día de relación y ya conoció a su cuñadito... aw.

— Te voy a cortar, pantera. —advirtió

— ¡No, no, no! —negué rápido. — Necesito hablar con la Gi.

— ¿Y por qué no la llamaste a ella? ¡Gissele, te llama tu her... —alzó la voz.

— ¡No, no la llames!

— ¡Cuidado con la biciclet...! Pucha, se cayó.

— ¿Quién se cayó?—pregunté, con preocupación. — ¿El chalito? ¡La gissele es la peor niñera!

— No, se cayó la Gi. —respondió. Escuché como caminaba y al viento soplar sobre el micrófono

Aguanté la risa.

— Te voy a cortar. ¡Chao!

— ¡Ni te atrevai! —advertí. — Necesito un favor, deja a la Gissele en el piso nomás, no creo que esté tan grave.

— Le está sangrando la rodilla. Justo donde tiene un hoyo el jeans

— ¡Le dije que no se pusiera esos pantalones con más hoyos que tela! —me quejé. — Ya, tráemela a la casa nomas, aquí hablamos.

Luego de que el Luciano se quejó un rato. Preguntó;

— ¿Nivel de urgencia?

— Del uno al diez... diez.

— ¿Asunto?

— Familiar

— ¿Se murió alguien?

— Peor. —respondí, dramatizando.

— Llegamos en un rato. ¡No, cabra chica, no te subas a la bicicleta del Chalo otra ve...! Te voy a cortar, nos vemos.

Ella, cruzada de piernas sentada en el sillón me miró.

— ¿Estás seguro de que le quieres contar todo a la Gi? —preguntó

— Nunca había estado más seguro de esto. —hablé decidido.

— ¿Y si al Tebo no le importa que sean hermanos? ¿Y si nunca va a querer ser parte de tu familia?

— Es su decisión. —me encogí de hombros. — Pero, no le voy a negar la oportunidad.

Me agaché para quedar a su altura

— Aunque tú... —posé mi mirada en ella. — Tendrás que elegir. Si no, esto se transformará en un drama más grande aún

Ella asintió.

— Entiendo.

— ¿Y cuando le terminarás entonces?

Tragó saliva, tomándose un gran momento de silencio antes de responder a mi pregunta.

— Ahora. —soltó, levantándose de su asiento. — Gracias por todo, Max.

Me quedé boquiabierto ante sus palabras. ¿Eso significaba que...?

— ¿Tú... Me estás terminando a mi?

Tomó mi mano apenándose.

— Me dijiste que tenía que elegir a uno para no armar más drama. —me recordó. — ¿No crees que, terminar con mi pololo y empezar a estar con su hermano biológico y su rival deportivo, es armar drama? Sólo escucha como suena, Max.

— No era lo que quería decir... —murmuré

No podía estar más arrepentido de decirle eso. Pero, tenía razón, entre más lo pensaba, más razón le encontraba.
Lo nuestro siempre estuvo mal, estuvo destinado a convertirse en un problema si salía a la luz.

Trataba de imaginar que pasaría si hubiéramos hecho las cosas bien. Borré rápidamente los pensamientos de mi mente.

— Es para mejor, Max. —habló cabizbaja, segundos antes de irse de mi casa.

Entonces, imaginé mi futuro, en diez años más.

Mi hermana viviendo con mi mejor amigo, felices, en una casa llena de plantas.
Yo viviendo en su sillón.

El Tebo envenenándome en las reuniones familiares ya no existía.

Ahora, en mi imaginación del futuro estaba el Tebo y su polola, recordándome en cada reunión familiar que ella lo había elegido a él.

Dolía, sí. ¿Y qué más da esta wea?

Lo iba a superar y era.

No podía obligarla a elegirme, ella hizo su decisión. Y ya está.

El sol ya no brillaba por la ventana. Definitivamente ya no.

n/a: segunda parte del mini-mini-mini-maratón ÑDLDSÑ. Me encanta escribir al Max, no sé porqué.  ¿Les gustó la decisión de la Bianca?
Sinceramente pienso que a esta novela le falta más panteras y cóndores... haré algo al respecto👀

Te debo unaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora