Outsider III - Draco Malfoy

Capítulo 2: Los locos Malfoy

Advertencia: este capítulo tiene lenguaje obsceno y/o contenido sexual explícito. Ser discretos, o no(?). Quedan bajo advertencia pecadoras.

Mansión Malfoy

09:12 hs.

Draco y Ava llegan a la chimenea de la Mansión Malfoy alrededor de las nueve de la mañana. Ninguno de los dos había dormido demasiado, pero la incomodidad de Draco en la casa de la familia Weasley ya no podía aguantar más.

Ava, sin embargo, tuvo que tomar mucho coraje para volver a ese lugar. Si bien había pasado más de un año, jamás podría olvidar cómo Bellatrix la había secuestrado, y cómo Lucius Malfoy la había torturado sin cesar. Jamás había podido borrar de su memoria el cuerpo sin vida de Humber.

Pero... ¿Qué podría hacer? Eran los padres de su novio, y habían resultado ilesos de sus juicios en Azkaban porque no habían matado a nadie, y sólo se los vió en la guerra del dos de mayo buscando a su hijo Draco.

Sus recuerdos del lugar habían sido borrados habilidosamente, pero Draco le había contado todo lo que había sucedido. Cómo ella ayudó a liberar a un montón de prisioneros, y también cómo gracias a eso habían matado a Humber por rebelde. Aún recordaba el frío de la celda, el hambre que sentía, y el dolor de su cuerpo cuando la golpeaban o la torturaban. Ava no había tenido una buena experiencia en la Mansión Malfoy, pero allí estaban de nuevo.

Había estado caminando de la mano de Draco sin prestar atención a los lujos que la rodeaban en el hermoso lugar. El día anterior, habían apenas desempacado en la habitación de Draco luego de sus viajes por todo el mundo muggle, así que no había tenido tiempo para examinar con lujo de detalles a la mansión.

Las paredes a su alrededor estaban revestidas con madera dura de color café, había columnas de piedra que se extendían a lo largo del salón y llegaban hasta el alto techo. En donde se encuentran ahora, saliendo de la chimenea, parece ser el comedor, puesto que hay una mesa de mármol que se extiende por casi todo el lugar y con sillas a juego. Hay retratos que no se mueven a lo largo del presunto comedor, y cada uno tenía pintado a miembros más antiguos de la familia Malfoy, todos ellos rubios.

Un sonido contra el suelo de madera alerta a la pareja. En la cocina, que es la habitación contigua de donde se encontraban, la elfa doméstica de los Malfoy está batallando un poco con el desayuno que su ama Narcissa le había pedido. La pareja se acerca hacia la cocina, y la elfa de los Malfoy se acerca hacia ellos con urgencia.

—¡Señor Malfoy! —le habla la pequeña criatura con temor —Lamento mucho haberle causado molestias con los ruidos, ¡Soy una mala elfa! —dice. Acto seguido, la pequeña criatura se apresura a tomar la sartén que había resbalado de sus manos (productora del sonido) y golpea fuertemente su cabeza.

La pareja se suelta de las manos, pero la primera reacción la tuvo Ava. La joven se acerca hacia la elfa y le quita la sartén, ésta no se queda satisfecha y realiza enormes saltos inútiles para recuperar su arma. Se rinde y solloza, pues no sentía que su castigo sea suficiente.

—Oye, espera. No ha sido nada grave, ya te has golpeado lo suficiente. De hecho, no tendrías por qué golpearte, fue un accidente —le habla Ava, pero la elfa parece no entender. En sus años de servir a la familia Malfoy luego de que Dobby haya sido liberado, había aprendido que los errores se pagan.

—Ya deja de golpearte, y termina mejor con el desayuno. ¿Quieres? —habla Draco. Él sabía perfectamente que la elfa no aceptaría que su castigo habría terminado hasta que un Malfoy lo dijera. Ahora, Draco mira a Ava y vuelve a tomarla de las manos —Ven, debo ordenar unas cosas de mi cuarto.