Capítulo 34: Pigwidgeon

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Harry Potter entra a su casa con mal humor y totalmente devastado físicamente. El agotador día laboral que tuvo lo obliga a arrojar su bolso hacia el sofá rojo más cercano, y a tirar su cuerpo sobre el sofá principal de la sala de estar. Frente a él queda la chimenea flameante, con el nuevo gato que habían conseguido para la casa franeleando las piernas del joven de lentes redondos más famoso del mundo mágico.

—¿Ginny te ha dado de comer? —le pregunta Harry al gato, mientras se ponía de pie y éste lo miraba con ojos curiosos —. Aparentemente no, Sherip.

El gato maúlla más fuerte mientras Harry abre con cuidado la bolsa donde guardaban el alimento. El animal se impulsa sobre sus patas traseras y salta hacia el mármol de la cocina para acercarse a Harry. Lo muerte levemente, dándole a entender que estaba hambriento.

—Eres un exagerado, Sheripté, comes cada dos horas —vuelve a decirle. Con rapidez para dejar de ser mordido, deja el cuenco de comida en el suelo para que él se alimente. 

—¿Estás cuestionando la alimentación del pequeño Sherip? —le habla su novia detrás de él, con los brazos cruzados y una bata blanca cubriendo su cuerpo tras la ducha que tomó para relajarse.

—Estoy cuestionando cada vez más la elección del nombre —le dice con una sonrisa, tras darle un beso en la mejilla para saludarla —. Ginny... ¿Sheripté? De verdad, si tenemos hijos algún día, no te dejaré elegir los nombres.

Al Harry decir eso Ginny se tensa, así que ésto debía ser rápido. Como bien le dijo Ava, él estaría feliz porque comenzarían una familia y simplemente el hecho de que esté tan nerviosa era normal. Bien sabía que, en su primer embarazo, su amiga lo había ocultado hasta la luna de miel por miedo y Draco había estado súper feliz con eso. 

Harry la ama, era imposible que tomara mal aquella noticia, no importa lo que haya dicho sobre el tiempo. Se las arreglarían.

—En mi defensa, los nombres que elijo son extravagantes e interesantes —le habla, mientras se sienta en el sofá frente a la radio. Harry simplemente se acerca, mientras prefiere dejar solo al gato comiendo, sabía que éste se ponía muy protector con su comida y era capaz de atacarlo.

—Pigwidgeon —le recuerda Harry al tomar asiento, por lo que Ginny suelta una risa.

—¡Era un lindo nombre también! —se defiende —. ¿Cómo debería haberlo nombrado? Su carita gritaba Pidwidgeon.

—Como tú digas, Gin —responde él, mientras apoya su cabeza en las piernas de Ginny —. ¿Qué quieres cenar?

—No lo sé. ¿Se puede mezclar en el mismo plato algo frito y algo con chocolate? —pide, sus antojos habían estado muy fuertes éstos últimos días, la realidad es que no paraba de comer mezclas de comida que antes ni se hubiera atrevido —.  ¡Quiero algo frito cubierto con chocolate!

—Ginny me estás asustando un poco.

—¿Por qué no te sientas y te llevo un vaso de cerveza? —le ofrece ella con una sonrisa, mientras Harry se preocupaba más y más. Ésto no olía bien, siempre que llegaba tarde del trabajo Ginny lo esperaba de mal humor por el horario tardío de la cena.

Ginny se pone de pie para acercarse a la cocina, así que Harry ahora se acuesta sobre el respaldo del sofá.

—¿Eres Ginny de verdad? ¿Tomaste una poción multijugos para parecerte a ella? —sospecha él, jugando con su novia.

—Merlín, ¿qué no puedo ser amable contigo?

—La última vez que fuiste amable conmigo, fue para que adoptemos a Sherip —le dice él, teniendo un punto con fundamentos firmes. Ginny era muy hiperactiva, nunca se quedaba quieta y gastaba esa energía en molestar a veces a su novio.

Outsider III - Draco MalfoyWhere stories live. Discover now