Outsider III - Draco Malfoy

Capítulo 16: La condena

Ava se sienta en el salón mientras espera por las preguntas. Observa sus alrededores con nerviosismo, mientras se acomoda infinitas veces en la silla de madera que se encuentra en medio de todo el caos. A sus alrededores se encuentra un círculo de gradas que la rodean, a sus espaldas está la celda que mantiene a Lucius Malfoy encerrado, y frente a ella está la nueva jefa del departamento ordenando ciertos papeles para comenzar la audiencia. 

Del otro lado, frente a los testigos necesarios del juicio, Sassha la observa minuciosamente. La morena mujer se encontraba sin la compañía de la hija, no quería que la pequeña niña esté presente en un juicio que ella pensaría que iba a perder. Si bien Ava había aceptado hablar de su mala experiencia en las celdas, la familia Malfoy tenía dos cosas que ella no poseía en el mundo mágico: poder y dinero.

Sassha era una simple mujer que quería justicia por la muerte de su compañero, esposo, amante. No podía vivir consigo misma sin haberse arriesgado a intentarlo, pero si perdía el juicio temía ser perseguida por la familia Malfoy tras haber denunciado al patriarca.

—¿Su nombre completo es Ava Dementy-Malfoy, correcto? —le habla a Ava la nueva jefa del Departamento, la señora Pía Bradbury. Ella levanta su mano, sus largas y afiladas uñas pintadas de color rubí acomodan sus lentes de marco grueso y de color negro. El cabello canoso de Pía caía sobre su frente con un corto y prolijo flequillo, y también se envolvía en un prolijo rodete bien armado en el centro de su cabeza. La mujer se veía muy pulcra, llevaba excelentemente planchada su túnica negra. 

—Así es —asiente la nerviosa chica. 

—La audiencia contra Lucius Malfoy por infracciones de lesa humanidad da comienzo el día veintinueve de septiembre de mil novecientos noventa y nueve —anuncia Pía, mientras el taquígrafo comienza a escribir de manera rápida y formal con una pluma y tinta negra—. Acusado por la tortura y asesinato de Humber Townshend, culminando con el asesinato de dicho sujeto entre los días uno y doce de abril, siendo la fecha inexacta tras los estudios. La varita del señor Lucius Malfoy fue confiscada y será examinada para corroborar la información que la señora Sassha de Townshend entregó.

Pía golpea el mazo dos veces ante el bullicio armado. A pesar de que prohibió la entrada a la prensa, y en especial a la odiosa mujer Skeeter, los testigos necesarios que debía haber para la audiencia y la votación tras la misma sí se sorprendían. Lucius Malfoy era una persona de interés, y que se esté corroborando el asesinato de una persona era algo que daba de qué hablar.

—Señorita Malfoy —vuelve a hablar la pulcra mujer—, ¿usted testificó la muerte del señor Townshend?

—Sí, lo testifiqué. Aproximadamente el día veintidós de abril noté el cuerpo sin vida de Humber Townshend en la celda que se encontraba frente a la mía —responde Ava, y su mirada se dirige sin querer hacia la celda donde mantenían a Lucius encerrado durante toda la audiencia. El rubio no hace más que observarla con desprecio, y a la vez desesperación. Mucha desesperación. Ya no tenía poder allí encerrado, y a menos que Narcissa hiciera algo para que la chica dejara de delatarlo, él no tenía escapatoria.

—¿En qué lugar estaba usted dentro de estas celdas?

—En la mansión de la familia Malfoy —dice y hace memoria a cuando sus amigos la salvaron y observó realmente dónde se encontraba—, la sala de estar principal tiene dos escaleras que dan a pisos inferiores. La del lado izquierdo lleva a un espacio donde mantenían retenidos a personas de interés, y en la del lado derecho me encontraba yo.

—¿En qué momentos estuvo usted en dicha celda?

—El día veinticinco de diciembre del año mil novecientos noventa y siete fui capturada y secuestrada de mi hogar por la fallecida Bellatrix Lestrange —habla Ava, recordando dolorosamente el momento que es arrancada de su hogar, hogar que quedó en ruinas durante mucho tiempo por el hechizo de destrucción de Bellatrix—. Permanecí en la celda de la mansión de la familia hasta finales de Pascuas aproximadamente, aunque no podría dar una fecha exacta pues no llevaba la cuenta de los días que pasaron.