ESPECIAL DE NAVIDAD

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En una gran casa dos pequeños borrones iban de un lado a otro, y por dónde pasaban dejaban decoraciones navideñas.

Una de las pequeñas siluetas estaba encima de un banco —¡Dara! —grito el pelirrojo —¿Podrías pasarme eso?

Con su pequeña manito señalo el adorno que sabía iba a quedar bonito en ese lugar (habría usado su arena, pero allí estaban sus hermanos y no quería asustarlos).

La niña obedientemente agarró lo pedido y se lo entrego con una sonrisa.

Estaban tan metidos en su pequeño mundo que ambos saltaron cuando otra voz infantil, aunque un poco más grandes que la de ellos, habló repentinamente.

—Esta es la primera vez que pasamos la Navidad con alguien más.

Gaara se tambaleó en el banco pero mantuvo el equilibrio y Dara sujetó su pecho asustada.

Cuando se dieron cuenta de quién era, ambos se tranquilizaron y la pequeña le gritó con regaño —¡Temari!

—Lo siento —se disculpo entre risas, divertida por su reacción —¿quieren que los ayude?

El pelirrojo se quedó mirando a la de coletas sorprendido, una pequeño chispa de anhelo se encendió en su pecho, era la primera vez que su hermana mayor se acercaba por voluntad propia a él y sin dudarlo respondió —¡Si! P-Puedes ayudar.

Temari inmediatamente se puso manos a la obra, sujetó un pequeño adorno, y dijo, —Yo pongo el muérdago —luego se alejó con una sonrisa en el rostro.

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Al ser niños pequeños, terminar de decorar completamente toda la casa les tomó poco más de tres horas, aunque quedaron satisfechos.

Viendo con aprobación la disposición de cada adorno, se tiraron agotados en el sofá, si cierto pelinegro se hubiera dignado a aparecer quizá hubieran terminado antes, pero eso no le quitó lo divertido y el orgullo de admirar el fruto de sus esfuerzos.

Un gruñido interrumpió su momento de descanso. Dara se sentó derecho repentinamente avergonzada —Perdón, tengo hambre —retorció sus dedos por una rato antes de detenerse —, um, Gaara-kun, ¿quieres ir por un helado? —sonrio tímidamente antes de meter su mano a unos de sus bolsillos y sacar unas monedas —Aun me queda algo de lo que Yashamaru-san me dió el otro día.

Gaara parpadeo sorprendido antes de asentir —¿Puedo tener uno de vainilla?

—¡Por supuesto!

Temari se quedó recostada en el sofá mientras veía como los más pequeños salían de casa, a ella también le gustaba el helado pero no tenía ganas de salir.

A mitad de camino, los dos empezaron a correr. Dara llegó primero e inmediatamente se dirigió al heladero —Un helado de vainilla y otro de chocolate por favor —, el sujeto la miró por unos segundos, tratando de recordar de dónde la conocía, porque su cara le resultaba familiar. Luego le quitó importancia y se dispuso a hacer lo pedido.

Dara sin percatarse de lo sucedido, se volteo para ver cómo le iba a Gaara, quién apenas venía llegando todo jadeante y tembloroso, con las mejillas rojas por el esfuerzo. Inmediatamente se sintió mal por su amigo.

—Lo siento, no debí correr tan rápido —observo culpable como Gaara tomaba fuertes bocanadas de aire.

El pelirrojo le sonrió —No importa, ya estoy bien —, trató de verse como si no se estuviera quedando sin aire (no funcionó).

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Cuando el heladero notó a Gaara, se dio cuenta de porque le resultaba tan familiar la niña, era la mocosa obviamente enferma que desde que llegó a la aldea no se había separado ni un segundo del monstruo.

Siempre Te Amare (Gaara Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora