⚡️Tu Héroe⚡️BNHA

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  Narrador Omnisciente

Mirai con 7 años.

8 años antes.

La madre de Mirai era una mujer muy trabajadora, amable y buena persona en todo el sentido de la palabra, un ángel sin duda alguna.
Nunca fue alguien descortés o malvada con los demás y los problemas los resolvía dialogando. Su actitud calmada y neutral en muchas cosas era lo más característico en ella. Algo que Mirai siempre quiso heredar con el tiempo.

Era una de las cosas que más admiraba de ella, eso, y en poder controlar la actitud de su padre.
El padre de Mirai no era para nada un hombre malo; igual que su madre era un hombre trabajador pero no era alguien de mostrar sentimientos. De vez en cuando jugaba con Mirai y la acompañaba pero con las demás personas no era así de amable que con ella y su madre.

Siempre fueran tan protectores con ella y mas cuando su quirk apareció. Ellos creían que sería parecido al de ellos pero no fue así, terminó siendo más grande y más fuerte de lo que creían.
Su madre podía controlar la temperatura de un cuerpo u objeto con solo tocarlo y su padre podía hacer pequeños huracanes de sus manos y controlarlos a su gusto.
No eran poderes muy grandes ni muy extraordinarios pero eran algo.

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Era un día nublado y eso demostraba en qué época del año estába. Más sin embargo era diferente, de alguna forma Mirai lo sentía diferente, por que el viento se lo hacía sentir.
Podía solo saberlo sintiendo el viento,como un pequeño presentimiento pero nada fuera de lugar.

Como siempre temprano, Mirai fue a la escuela primaria y posteriormente cuando terminan las clases se dirijia siempre al mismo lugar.
Sus padres trabajaban casi la mayor parte del día todos los días. Por lo que nunca se darían cuenta que llegaba mucho después de la hora de salida escolar.

Un parque bastante pequeño y viejo en donde casi no pasaba las personas. Era como un lugar secreto para ella. Un lugar donde puede estar relajada y en paz, donde el viento es tan puro y ligero que le resulta tan aliviánte Inevitablemente termino dormida, a tal punto que oscureció.

Obviamente sus padres al ver que su hija nunca llegó salieron a buscarla pero solo su madre sabría donde se encontrará.
Al llegar casi al parque desde su posición pudo ver mejor a su pequeña hija recostada en el suave pasto estando muy tranquila dormida.
Por fin respiro tranquila la madre y con paz camino a su hija.

Dos suaves palmadas fueron suficientes para despertarla.

—¿Mamá?
—¡Hey pequeña! No llegaste a casa.—dijo la madre con tranquilidad.
—¿Que?¿Ya anocheció?.—dijo la pequeña mirando a su alrededor con confusión.
—Tranquila, vamos a casa. Tu padre nos está esperando.—Y así dieron inicio a su recorrido a casa.

Pero no fue tan seguro como se esperaba. Ya era bastante tarde para estar en un lugar tan solo y alejado de los demás. Y por supuesto lo sabía la Madre de Mirai.
Miraba con desconfianza a su alrededor y creyendo que podrían ser atacadas pero tal vez solo eran paranoias.
Siguieron caminando hasta llegar casi a unas viviendas pero antes de eso las paranoias de la madre no solo era eso.

Desde la oscuridad un hombre grande y musculoso apareció ante ellas y con una pequeña risa se acercó.

Akira la madre de Mirai ignoró al hombre y con leve temor se encogió a su altura para mirar a su hija de frente.

—Querida, necesito que corras muy rápido y busques a cualquier persona, a quien sea y dile que llame a los héroes, que alguien está atacando a tu madre,¿si?.—dijo tranquila y ocultando su temor por dentro.
—¿Que pasa? No lo entiendo.—dijo la pequeña asustada mirando su madre.
—No importa, todo estará bien. Solo necesito que hagas lo que te pido.—dijo y con cuidado hizo que la niña corriera sin acercarse al hombre.
—Antes de que llegue alguien sabes que pasara.—dijo el gran hombre aterrador mirando a Akira. Y después riéndose de ella.—Están patético de tu parte creer que serán salvadas, cuando termine contigo iré por ella y digamos que el único que lo disfrutará seré yo.

Dijo por último este hombre siniestramente para después lanzarse a la mujer.

Mientras esto se desarrollaba la pequeña corría con todo lo que podía buscando a cualquier persona y cuando lo hizo estos llamaron a los héroes.
Pero ella sabía que no podía quedarse así nada más.
Tenía que volver con su madre, tenía que hacerlo. No podía dejarla sola y no con alguien como aquel hombre.

Así que volvió.
Que gran equivocación.

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—¿Que fue lo que sucedió?
—Al parecer el hombre murió junto con la mujer.
—Pero no parece que lo haga matado esa mujer.
—¿La niña? Te refieres a que ¿lo hizo la niña?
—Está llena de sangre, y era la única en la escena.¿Quien más podría ser?

Eran cosas que se escuchaban a lo lejos, palabras vacías para la pequeña que no sentía nada.
Con desdén miraba al cuerpo muerto de su madre en el suelo. Y no podía llorar.
Solo miraba y era solo eso.
No podía llorar su cuerpo no la dejaba y tal vez sea el shock pero no podía.

—Parece que el padre de la niña desapareció, ya fue llamado su tío para que venga por ella.
—¿Su padre desapareció?
—Al parecer no soporto la muerte de su esposa y se fue.
—Pobre niña, deberán llevarla mejor al hospital, también necesitará un psicólogo.
—¿A qué héroe llamaron?
—Es un novato, tiene un año desde que salió de la escuela.
—Parece ser que fue a Best Jeanist, pero nunca apareció.

Y fue cuando Mirai reaccionó y dejó de mirar a su madre para mirar al policía que había dicho eso.
Ella confió en un héroe, ella confió en que llegaría y ayudaría a su madre.
Ella confió que podría ser salvada.
Pero solo eso.
Solo confió en alguien absurdo que no pudo hacer su trabajo.

Alguien inútil como Best Jeanist.

Desde entonces Mirai se prometió ser mejor heroina que el. Ser más grande de lo que él llegó a ser o llegará a hacer.