Fragmented: Secretos No Revelados © [Completa✔️]

✨Capitulo 8✨

"¿Acaso no te da miedo que te vaya a perjudicar?"

"Claro que no, por la boca muere el pez"

¿Saben ese momento en el que te das cuenta de que has metido la pata hasta el fondo y quieres ser invisible?

Pues no puedo ser invisible, así que, ya estoy atrapada hasta el fondo de mi estupidez.

Contrólate Emma y cállate la estúpida boca porque ya la has embarrado como que suficiente ¿no crees?

Tomo la cartera de Brittany y disimuladamente la lanzo entre los arbustos tratando de que no haga ruidos ni movimientos bruscos al encontrar un perfecto agujero donde cae a la perfección en silencio.

No puedo meter más la pata, ya suficiente tengo con la última estupidez que cometí hace unas horas.

—¿Brittany?-—pregunto volteando finalmente— De verdad necesitas una limpieza de oídos, estas escuchando incoherencias.

Pasé mi mano por mi nuca al sentir un leve dolor, y es porque la sangre se ha secado y tengo todo pegajoso, haciendo que la piel se seque y me duela al moverme.

—Escuché claramente que dijiste su nombre —dice acercándose a mí mirando la mochila.

—¿Y qué sucede si lo mencioné? Ese nombre no solo se refiere a tu noviesita, existen otras chicas con ese nombre —obsevé como se acercaba lentamente dando un paso tras otro sin apartar su mirada de su mochila, y a veces, de mí sonriendo de lado.

—Ella no es mi novia.

—Eso a mí no me importa.

—¿Qué hay en ese bolso? —pregunta tratando de arrebatármelo de las manos, pero lo retiro rápidamente antes de que me lo arranque.

Lo sabía, esa sonrisa suya no es buena señal. Me la va a quitar.

—¿A ti qué te importa lo que yo haga? —contesté intentando entrar a la casa, pero él logra quitármelo y sale corriendo al patio.

Oh no, ahora si estoy frita bueno, lo estaré si logra encontrar la cartera.

— ¿Podrías dejar de ser tan inmaduro y entregarme la mochila? Pareces un niño —reclamé acercándome.

—¿A ti qué te importa lo que yo haga? —pregunta sonriendo de lado.

"Perfecto, usa mis palabras en mi contra. Vamos avanzando"

—¡Sebastián, entrégame la estúpida mochila! —grité causando que el pecho me duela por el golpe que me he llevado anteriormente.

—Si la quieres deberás pagar por ella.

Idiota.

—Yo la encontré primero.

—La quieres, la pagas.

—No voy a pagar nada, tus métodos de pagos no me convencen.

Rió a carcajadas.

—Que mente tan sucia la tuya, nunca te dije cuales eran. Ya veo lo que haces por las noches.

Lo voy a matar. Lo juro.