✨Capitulo 37✨

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Es desgarrador como tu mente y tus sentidos pueden juntarse en tu contra. No logro respirar. Mi cuerpo tiembla y suda sobrenaturalmente. Y sospecho que tal vez mi mano este sangrando a causa de mis uñas enterradas en la piel.

Tuve sueños en los que Sebastián moría frente a mí pero esto fue peor. Ahí estaba Anahí y el imaginarme su pequeño cuerpo caer al suelo sin vida hace que la cabeza me de vueltas. Mis lágrimas caen en grandes cantidades y mis llantos no cesan. Lloro con amargura sintiendo constantes escalofríos en mi cuerpo y lentamente el calor desaparece de mi sistema.

Me incorporo en la cama y observo mis alrededores con desesperación para asegurarme de dónde me encuentro. Una pesadilla. Una estúpida pesadilla. Mi pecho arde por la falta de oxígeno y lo único que hago es acostarme apretando mi cabeza con ambas manos observando el techo entre la oscuridad.
Aún el miedo está en mí y no dejo de observar toda la habitación en busca de ese imbécil.

No puede ser, lo sentí tan real.

Coloco mis manos en mi pecho y siento como mi corazón late con desesperación y mucha fuerza. Los vi, vi caer ambos cuerpos al suelo y como poco a poco iban perdiendo sangre. Incluso, aún las imágenes siguen plasmadas en mi memoria y al cerrar los ojos vuelven a mí aunque intente olvidarlas.

No puedo seguir así. No lo entiendo. Desde que conocí a ese chico e tenido pesadillas con su muerte ¿Por qué no sueño con los demás? ¿Por qué soñé con él apenas lo conocí? ¿Qué me importaba a mí si moría o no si ni lo conocía? Esto es raro y mi corazón actúa de manera extraña. Siento miedo y no de él. Temo por su vida desde hace mucho ¿Pero por qué? ¿Por qué me preocupo tanto por él?

Me siento sofocada en este lugar, así que levantándome de la cama me coloco las botas negras que traigo desde que fui aquella vez a la ciudad. Sin embargo, cuando estoy colocándomelas, siento un ardor en mis manos. Enciendo la pequeña lámpara y examinó mis manos. Estoy sangrando en las palmas,me he enterrado las uñas por la ansiedad. Examino la hora en mi reloj y apenas son las cuatro de la mañana. Vaya, debo ser la única despierta.

Me levanto para finalmente salir de aquella habitación y bajar las escaleras dirigiéndome al porche. El sol aún no ha salido y una tensa neblina cubre el lugar empapando el vidrio del automóvil, haciendo que guarde mis manos en los bolsillos de la chaqueta mientras observo el jardín.

Tranquilidad. Así se le llama a eso.

¡Click! ¡Pagh! ¡Bum!

Ay, ya no.

Escucho unos fuertes sonidos provenientes de la pequeña casita de madera a unos cuantos metros de la casa. La otra vez entré allí y solo encontré herramientas viejas y desgastadas. Los ruidos son fuertes y observo a mis alrededores para verificar que no hayan nadie más cerca y yo no sea la única loca que esté escuchando todo. Y no, no hay nadie. Quiero acercarme pero constantes preguntas invaden mi mente siendo una señal de advertencia ante la situación.

¿Para qué seguir adelante? ¿Para qué ver? ¿Por qué no mejor olvidarlo y hacer como si fuera algo que no me incumbe? Pero no, ya estoy abriendo la puerta y por unos fugaces segundos logro entender lo que siente Sebastián cuando le lanzo cosas.

Rayos.

Entro y todo está oscuro; sin embargo, logró ver como todo el lugar es un desastre y por poco aquel vidrio me daba en el rostro. Si no fuese porque me moví rápidamente, no hubiera logrado que la puerta fuera mi escudo.

-¿Hola? - exclamo abriendo lentamente la puerta mientras observo los alrededores. Todo está roto. Total y absolutamente roto ¿Qué loco rompe una enciclopedia en dos partes?

Fragmented: Secretos No Revelados © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora