Muchas imágenes pasan con fuerza, ni control alguno.
Sangre, gritos, ruidos fuertes y voces que no logro reconocer.
Tratar de despertar ha sido el mayor trabajo que he hecho estos días. Me siento débil y mareada. Cada vez que intento abrir los ojos, una luz blanca causa que los cierre de nuevo con gran molestia. Fuertes dolores invaden mi cuerpo y moviendo los dedos de mis pies intentó darle movimiento a mi cuerpo.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me cuesta levantarme?
“Porque simplemente no quieres”
—¿Por qué no querría?
“Por que no deberías”
Siendo sincera no tengo ni idea de cuántos días llevo inconsciente. Mi cuerpo duele al moverme y un horrible sabor metálico de la sangre invade mi boca. Levanto mi cabeza aún sintiéndome mareada, tambaleando con cada movimiento que doy y varios dolores parecidas a apuñaladas me atacan al sentarme.
Gimo de dolor al tener un fuerte dolor. Me veo a cuerpo completo y estoy vestida con una bata.
¿Una bata médica?
Todo a mi alrededor es blanco. Una cortina cubre mi visión frente a mí y la camilla en la que me encuentro está fría. Mi cuerpo tiembla al contacto con el frío alrededor y estoy repleta de vendas. La cuáles están manchadas con sangre.
¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?
Me levanto apoyando mis descalzos pies en el congelador suelo. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y tambaleo al dejar todo mi peso en mis piernas. Parpadeo varias veces al no poder estabilizarme y los mareos no cesan.
Corro la cortina hacia un lado y me encuentro con filas repletas de camillas vacias. Más al fondo hay estantes llenas de medicinas y nadie más se encuentra en este lugar más que yo.
¿Qué es lo último que recuerdo? No lo recuerdo, solo recuerdo a Sebastián susurrándome algo. ¿Qué dijo?
Camino a pasos lentos hacia la puerta a la izquierda en el fondo del lugar y al abrís la puerta, la luz solar lastimó mis ojos. Cada paso y movimiento es como si enterrará un cuchillo en mi piel.
Un gran pasillo a mi izquierda repleta de personas se extiende. Caminan de un lado a otro sin detenerse ni prestarme atención. Camillas con lastimados sangrando pasan frente a mí y en cuestión de segundos el silencio de nuevo reinó el lugar. Detrás de mí, una gran ventana deja ver un bosque, donde personas van de un lugar a otro pareciendo hormigas.
Vuelvo a mirar el pasillo y comenzando a caminar más de prisa miró a cualquiera que pasa a mi lado y no me presta atención.
¿Qué hago aquí?
No logro respirar y todo se nubla haciendo que quiera vomitar.
¿Cómo llegué aquí?
—Emma.
Esa voz, era música para mis oídos. Volteó hacia un pasillo vacío a mí derecha y allí lo veo. Ese cabello rojizo excepcional y que lo caracteriza. Me acerqué para abrazarlo, pero a su lado salió Alan y Bryson.
Sonriendo y me detuve en seco.
Mi cuerpo comenzó a temblar y Bryson rió a lo bajo haciendo que quiera ir y golpearlo. Sabe que ando mal, que todo me asusta y se burla de mi.
—Todo va a estar bien, lo prometo —dijo el pelirrojo acercándose a mí y retrocedí.
Esto está mal.
—¿Dónde está, Sebastián? —mi voz se rompió y miré a Alan.
Ese idiota me dirá que ocurrió.
—Lo siento, Emma.
—¿DÓNDE ESTÁ, SEBASTIÁN? ¿SAMANTHA? ¿QUÉ HICIERON CON SAMANTHA? —me alteré comenzando a gritar.
Dylan se acercó y retrocedí de nuevo. Solo paso sus manos por su cabello. Se ve cansado, delgado y estresado. Sus ojeras lo demuestran.
—Samantha está muy lejos de aquí. Brittany, fue atrapada con Ryan y Sebastián, bueno... él te vendió a cambio de su inmunidad con su padre —respondió Bryson y comencé a entrar en desesperación.
No, eso no puede ser así. ¿O sí? ¿Sí fue capaz de hacerme eso?
Llevé la mirada a Alan. A esos ojos azules lunáticos que me trajeron aquí, que mataron a mi amiga, que me desgració la vida y lo odio.
Odio a Ryan.
Odio a Bryson.
Odio a Alan.
—Eres un desgraciado —dije acercándome a él y sintiendo mi corazón latir con fuerza— Por tu culpa mataron a Maya, por tu culpa estoy aquí. ¡TE ODIO!
Fue inevitable predecir que eso pasaría. Jamás pensé que tendría acceso a algo como mi chip. La descarga eléctrica fue tan fuerte que comencé a convulsionar en el suelo y toda mi vista de nubló. No respiraba bien y mi cuerpo se movía en contra de mi voluntad.
Temblé de miedo.
¿Qué le pasa a mi cuerpo?
—Llevenla a su habitación. Ya es hora de que conozca el lugar.
Quise levantarme y luchar para que no me tocaran. Fue imposible, mis ojos se cerraron y mi cuerpo cedió. No tenía fuerzas, no podía luchar. Me siento cansado de todo esto. Ya no quiero luchar y no tengo ni idea de dónde me encuentro, qué me harán y qué me espera al despertar.
Todos me traicionaron y terminé donde temía acabar. Jamás debí haber hecho aquella alianza, nunca debí confiar en él. Ni ceder a aquel primer beso que sentenció por completo el control que él tendría en mí aún sin darme cuenta.
Y es que es curioso porque sabía que no debía confiar, que debía esperar lo peor de él y aún así lo hice y duele tanto.
¿Por qué duele tanto si siempre supe que rompería mi corazón y abusaría de mi confianza?
Ahora estoy aquí en este nuevo mundo, sin ganas de luchar ni de vivir. Dónde jugaron con mi confianza e hicieron conmigo lo que le vino en gana.
Pero este ya no es su juego.
Ahora las reglas las haré yo.
Fin.
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Fragmented: Secretos No Revelados © [Completa✔️]
Teen FictionEmma Stone, una chica de dieciséis años, es una de las sobrevivientes de una catástrofe que ha dejado la ciudad en ruinas. Tras la caída del gobierno, Emma se encuentra huyendo, buscando refugio en un mundo donde la traición y el odio son moneda co...