19 "Editado"

3.8K 346 63
                                    

Alberto

Enchufo la calefacción del coche y la pongo a una temperatura media para que no haga mucho calor. Aun que no haga mucho frío para ser finales de octubre, si sales a la calle a estas horas de la tarde sin chaqueta te puedes quedar helado. 

Espero impacientemente a que Emma salga por la puerta del bloque de pisos que me ha dicho por mensaje y en el que estoy aparcado. Tamborileo con mis dedos sobre el volante mientras miro la puerta a la espera de verla salir. No sé por qué me siento tan nervioso, tan impaciente por volverla a ver, pero al menos sé que, ya que éste va a ser nuestro único fin de semana en que no habrá ningún límite, quiero aprovecharlo al máximo. Cuando empecemos las clases, los dos tenemos muy claro que dejaremos todo este tema apartado a un lado y que volveremos a comportarnos profesionalmente, aunque haya una pequeña parte dentro de mí que no le apetece una mierda.

Cuando la veo aparecer, noto como todas mis terminaciones nerviosas se ponen alerta, y no puedo evitar devolverle la sonrisa que me dedica desde la distancia. Veo como camina hacia mi coche y abre la puerta del copiloto.

—Hola. —me saluda mientras se sienta a mi lado.

—Hola. —y cuando cierra la puerta del coche, coloco mi mano en su nuca y la acerco hacia mí para besarle sin poder esperar más. Echaba de menos sus labios y mi cuerpo lo sabe. Cerramos los ojos en el instante en que nuestras bocas hacen contacto y saqueo la suya con mi lengua sin dejarme ningún hueco, como si su sabor pudiera tranquilizarme. 

Emma me coge del cuello de la camiseta y la cierra en un puño para acercarme más a ella, y yo me dejo claro. Me da igual que pueda arrugarmela, me gustará recordar cuando la vea el motivo del por qué está en ese estado. Con la otra mano que no tengo en su nuca, abrazo toda su espalda y la empujo hacia a mí para estar lo mas cerca posible. La saboreo como si lleváramos días sin vernos, como si fuera nuestro primer o ultimo beso, y que ella sienta lo mismo me produce una sensación de calidez en mi cuerpo que me deja mudo. Separamos nuestros labios poco a poco, pero no permito que se aleje. Me mira a los ojos y puedo ver un poco de vergüenza en los suyos.

—Hola. —vuelve a decirme con la boca pequeñita y yo no puedo apartar mi mirada de sus labios. Volvería a besarlos importándome una mierda la gente que pase por la calle y que nos pueda ver. Dandome igual que ahora mismo seamos profesor y alumna y que se parezca más o menos a algo ilegal. 

—¿A que no ha sido tan malo que venga a recogerte? —y carraspeo al oír mi voz tan ronca por la excitación que me produce un simple beso suyo.

—Si me besas así, no. —me dice con una pequeña risa haciendo que se me caliente el pecho. Aun que no quiera, me separo de ella para volver a colocarme bien en mi sitio y así poder poner en marcha otra vez el coche. 

Nos movemos por las calles, y aunque debería estar pendiente de la carretera, no puedo evitar echarle algún que otro vistazo a Emma. Me da envidia que esté mirando por la ventanilla distraída y tranquila, cuando mi cuerpo está nervioso y ansioso por las ganas que tengo de atravesar la puerta de mi casa con ella en brazos. Calle tras calle y el camino se me hace eterno aunque solo sea un recorrido de quince minutos.

En cuanto aparco enfrente de mi casa, apago el motor y salgo del coche antes de que ella lo haya hecho. Le sujeto la puerta ya abierta mientras sale, y le cojo el macuto para colgármelo al hombro mientras atrapo su mano con la mía. Cierro el coche rápidamente y tiro de ella para que me siga hasta la puerta. Sentir su contacto, aunque tenga las manos frías, me produce tranquilidad y me gusta más de lo que debería.

—¿Qué tal el día? —me pregunta mientras abro la puerta de la urbanización seguramente para romper el silencio. 

—¿Seguro que quieres saber la respuesta? —le digo en broma mientras atravesamos todo el pasillo hasta llegar a la puerta de mi casa.

Baila Conmigo (1° Trilogía Conmigo) COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora