Baila Conmigo (1° Trilogía Conmigo) COMPLETA.

10 "Editado"

Emma

Entro de las primeras a su clase seguida de Nora, deseando que Alberto aún no haya llegado y pueda esconderme detrás de mis compañeros, pero para mi mala suerte, está apoyado en una de las paredes laterales y al lado de una caja enorme de cartón con los brazos cruzados, mirándonos a todos mientras entramos y dejamos nuestras cosas en los laterales de las clases.

—Buenos días profesor Arias. —le saluda mi compañera. Yo no hago lo mismo, paso por su lado como si su presencia no me importara en absoluto. 

—Buenos días chicas. —y hace un movimiento con la cabeza. No puede ser, tiene que ser una alucinación. ¿Está saludando? ¿Está siendo amable?. Después de nuestra discusión de ayer, una de tantas que parece que lo haga a posta, creo que hemos entrado en una tregua. Y parece que está cumpliendo el no ser tan capullo.

En cuanto es la hora en punto para dar por comenzada la clase, Alberto cierra la puerta del aula y va hacia la caja de cartón que antes estaba a su lado, saca varias prendas de tela y empieza a repartirlas a cada una de las alumnas.

—De nada. —dice con sarcasmo cuando llega a mí y me da la prenda. Pongo los ojos en blanco en cuanto se da la vuelta. Ya empezamos. El señor Capullo a punto de hacer acto de presencia. Va hacia mi compañera y le tiende a ella otra falda y ésta si le dice "Gracias".- De nada.

Estiro mi prenda y aparece ante mi una falda lisa negra y larga con unos volantes al final de la tela de color rojo. Todas las demás son iguales y las miro para saber lo que tengo que hacer con ella, haber si me la voy a poner y luego me llevo una bronca porque realmente la vamos a utilizar para fregar el suelo. Sarcasmo, pero por si acaso, no hago nada.

En cuanto Alberto termina de repartir se coloca delante de todos con los brazos cruzados. Todas se las ponen y con rapidez las imito. La falda me llega hasta los tobillos haciendo que mis zapatillas de deporte y las mallas que llevo debajo sobresalgan. 

—Hoy empezaremos otro tipo de baile. Nos iremos hasta Argentina para aprender uno de los bailes más sensuales que conozco, el Tango. La canción que he elegido para que hagamos una coreografía es larga, por eso estaremos con este baile de tres a cuatro semanas. Después os presentareis a un examen igual que el de Salsa. —guarda silencio mientras nos mira uno a uno esperando cualquier pregunta. Madre mía, el Tango. Nunca he bailado eso, lo he visto en la televisión, en concursos que iba de espectadora, pero nunca lo he practicado ni me han enseñado los pasos. Voy a suspender.— ¡Por parejas! —nos grita mientras da una palmada. Va hacia la minicadena y coge el mando a distancia para volver y colocarse en el mismo sitio que antes.

—Buenos días Emma. —me saluda mi compañero mientras se coloca a mi lado.

—Buenos días David. ¿Tu sabes bailar Tango?. Yo nunca lo he bailado. —le pregunto esperanzada porque él me pueda enseñar un poco.

—Sí, pero lo básico. No te preocupes, lo aprenderemos bien a lo largo de estas tres semanas. —me anima.

—Eso espero. —y doy un suspiro. 

—Bien, la canción que voy a poner ahora es muy conocida. Es el famoso tango de Roxanne de la película Mouline Rouge. Quiero que la escuchéis, que veáis la fuerza que tiene y lo sugerente que es. Esa fuerza quiero que le pongáis a la coreografía, que la sintáis como vuestra. Vamos a escucharla solamente por ahora. —toca un botón del mando y unos violines empiezan a sonar. Durante más de cuatro minutos escuchamos los acordes de la canción, la voz desgarradora de uno de los cantantes y el tan característico ritmo. Intento hacer lo que nos ha pedido, que la sintamos, y la voz del hombre me pone los pelos de punta. Me acuerdo perfectamente de esta parte de la película. En cuanto termina la canción Alberto vuelve a presionar un botón del mando y el silencio aparece.— Muy bien, ahora los pasos. Señorita San Martin, ¿puede acercarse? —abro mucho los ojos cuando oigo mi nombre y enseguida muevo mi cabeza de forma negativa.— ¿Ocurre algo? —me pregunta alzando una ceja. Se está riendo de mí el muy cretino.