27 "Editado"

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Emma

La imagen de Alberto con ella se repite en mi cabeza una y otra vez sin parar, como si se tratara de un disco rayado, haciendo que un pinchazo en mi pecho se instale y aparezca cada vez que lo recuerdo. ¿Por qué he sido tan estúpida? ¿Por qué mi corazón ha llegado a ilusionarse tanto con ésta historia? No hay futuro, no hay más allá de lo que teníamos nosotros en este momento, y yo, cómo si estuviera completamente ciega, me he dejado llevar por los momentos que hemos compartido. 

Estoy en mi habitación después de rezar para no encontrarme con nadie y que pudiera verme con las pintas que llevo. Aún estoy vestida con la camisa de Alberto, y he caminado desde su casa descalza porque mi primer impulso cuando los vi fue salir corriendo dándome igual que llevaba puesto. Menos mal que en el bolsillo trasero de mis pantalones tenía el móvil porque no me siento capaz de volver a enfrentarme a él para que me lo devuelva.

Doy las gracias porque mi compañera de cuarto no esté esta noche ya que estará en su casa, porque seguramente si me viera el rostro sabría que me ha pasado algo y no tengo ganas de dar ninguna explicación. Estoy tumbada en mi cama mirando al techo, queriendo borrar la última hora de mi vida o los últimos meses en que no conocía a Alberto. Habría preferido seguir con la misma guerra que llevabamos entre nosotros dos que conocerlo más personalmente. Haber pensado que es un profesor maleducado, estricto y cascarrabias que hace la vida imposible a lo alumnos en vez de saber como es realmente y conocer su faceta más humana.

Siento dolor, siento rabia contra él y ella, pero estoy aún más enfadada conmigo misma por haber permitido que mi corazón se dejara llevar tanto y sin echar el freno de mano. Iba a la deriva no queriendo ver la realidad ni los problemas hasta que me he hundido. Pero no voy a llorar, no voy a derramar una lagrima por esto ni por él. Sé lo que es llorar de verdad por un dolor desgarrador y Alberto no merece la pena ni que suelte una lagrima por él.

Mi móvil vuelve a pitar y cierro los ojos por las ganas que tengo de desaparecer. No quiero que me hable, no quiero ni que se acerque, no quiero oír lo que pueda salir de su boca ni las excusas de mierda que me pueda dar. No necesito esto, no puedo permitirme una distracción con lo que realmente me importa, aunque me joda muchísimo no volver a estar entre sus brazos. Pero tengo que ser fuerte, no voy a dejar que sepa lo mucho que me ha afectado lo que ha pasado ni lo mucho que me duele que esto se haya terminado definitivamente, no voy a volver a ser débil.

Cojo mi teléfono y veo tres mensajes de Alberto que aún no he leído, y un nudo se asienta en mi estomago. Da igual cuantas veces le dijera que no, que él seguía insistiendo y aún conseguía hacerme sentir peor por sus constantes mensajes. 

Alberto 21:05

No digas eso.

Si no me dejas que me explique no sabrás realmente lo que ha pasado.

Por favor, habla conmigo. 

Decido no contestarle aunque esté en linea y sepa que le he leído. Busco la conversación con mi hermano y hablo con él para distraerme o no seré capaz de resistirme a escribirle y a decirle más que a un perro.

Yo 21:06

¿Puedes pasar mañana a las diez a por mí?

Mi hermano tarda en contestar, pero no me desconecto deseando que Alberto se desespere porque me vea en linea. 

Pablo 21:10

Si, claro.

¿Habrás terminado lo que tenías que hacer a esa hora?

Yo 21:11

Si, ya lo he acabado hoy.

Y recordar el por qué se ha fastidiado el fin de semana me crea un nudo en la garganta y un pinchazo en el pecho. 

Baila Conmigo (1° Trilogía Conmigo) COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora