3 "Editado"

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Emma

El sonido de un portazo hace que dé un respingo en mi asiento y deje de mirar todos los papeles que que tengo entre mis manos y que me han dado hoy.

—No se puede estar en el aula una vez finalizada la clase. —me dice Alberto de muy malas maneras mientras va a la mesa del profesor y deja su maletín encima.

—Perdón. No me he dado cuenta, me estaba leyendo las normas y...

—Pues no te las has leído muy bien. —me corta y yo le miro sin saber que contestarle. Ya ha vuelto el señor Capullo a tocarme la moral. ¿Este hombre nunca sonríe? Me mira desde su posición con los brazos cruzados, su americana azul abrochada y con su ceja arqueada como si estuviera esperando mi reacción.

—Ya me voy. —le digo mientras recojo mis cosas y meto todos los papeles entre las hojas de la libreta. Él se da la vuelta, se desabrocha su americana y se sienta en su mesa sin prestarme atención.

Salgo del aula sin despedirme, porque sé que él no lo va a hacer, y atravieso el pasillo que está abarrotado por todos los alumnos que van y vienen con un rumbo fijo. Ninguno se presenta, ninguno me dirige la palabra, todos son como yo, principiantes en un mundo nuevo.

Llego a mi habitación y me encuentro con mi compañera y otra chica mas sentadas en su cama y que están mirando algo en el ordenador. Por educación las saludo y voy hacia mi escritorio para dejar todos los papeles que llevo encima.

—¡Hola Emma! —me saluda Nora.—Esta es Cristina, es nuestra vecina de enfrente. — la nombrada se levanta y me da dos besos.

—Encantada. —le digo por educación.

—Igualmente. —dice ella y vuelve a sentarse al lado de Nora. Yo hago lo mismo en mi cama para tenerlas de frente.

—¿También eres nueva? —le pregunto para entablar conversación.

—Sí, pero también vengo de un conservatorio como Nora. Todos los que estamos hoy en la escuela somos nuevos. La semana que viene empiezan los del segundo, tercer y cuarto curso.

—Los mayores. —dice con picardía mi compañera de habitación mientras sube y baja sus cejas.

—Uno de ellos es mi novio. —anuncia Cristina, y si la conociera un poco más, diría que le han brillado los ojos cuando al nombrar a su pareja.

—No sabía que tenías novio. Cuando venga preséntamelo y así sabré a quien no le tengo que tirar los trastos. —dice Nora antes de soltar una carcajada, aunque a mi no me ha parecido que lo haya dicho en broma.

—Vale. —y Cristina también se ríe.

—¿Y tú? ¿Tienes novio? —y ahora me pregunta a mí.

—Yo no. No he tenido tiempo para eso desde... buff ni me acuerdo. Además, con el último ya tuve suficiente. —e intento parecer lo mas social que puedo. No quiero contarles mi última historia amorosa porque ninguna de las dos me parecen aún de fiar. Nora me lo ha dicho esta mañana, no te fíes de nadie porque aquí querrán hacerte la vida imposible.

—¿Tanto tiempo llevas sin darle una alegría a tu amiguita? —y esa pregunta por parte de Nora, si hubiera estado bebiendo algo, me habría hecho atragantarme.

—Yo no he dicho eso. Solo que no tengo novio desde hace bastante tiempo. —y no sé por qué le estoy dando tantas explicaciones. Supongo que quiero caer bien en este sitio y no sentirme tan fuera de lugar con cada hora que pasa.

—Ah, entonces eres como yo. Los tíos solo traen problemas.

—Supongo.

—Pues yo estoy muy bien con mi novio. —nos dice Cristina como si estuviera defendiendo al genero masculino.

Baila Conmigo (1° Trilogía Conmigo) COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora