8 "Editado"

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Emma

Hacía tanto tiempo que nadie me besaba así, que no me doy cuenta de lo que estamos haciendo hasta que su beso no se profundiza aún mas y se vuelve más fuerte. El peso de la realidad cae sobre mí como un cubo de agua fría para hacer entrar un poco de cordura en mi mente. Abro los ojos de par en par y, colocando mis manos en su pecho, me echo hacia atrás para separar mis labios de los suyos. En cuanto hago eso, todo contacto suyo sobre mi piel termina.

Sus ojos se abren y me miran enfadados, y con otra cosa que no se descifrar. Sus manos caen a sus costados y lo único que se oye en toda la sala son nuestras respiraciones irregulares. Sigo enfadada con él, y parece ser que él conmigo también. ¿Me ha besado para que me calle?. ¡Genial!. Otra norma que incumplo para que quede reflejada en mi expediente aunque haya sido él el que me ha besado.

—Esto no ha pasado. —le digo con rabia mientras me giro y recojo todas mis cosas del suelo. Me tiembla todo el cuerpo, sintiendo aún el tacto de sus labios sobre los míos. Madre mía, que mal lo he hecho.

—Me parece bien. —me dice con su tono hosco y cabreado antes de que atraviese la puerta del aula y salga de ella.

Corro por los pasillos deseando llegar a mi habitación. Con cada esquina que giro la responsabilidad de lo que hemos hecho, de nuestra discusión y de nuestro beso, cae sobre mí haciendo que la ansiedad se apodere de mi cuerpo. ¿Qué he hecho? ¿Cómo he podido ser capaz de insultarle? ¿Por qué no habré cerrado el pico como se debe hacer? Mas tonta y no nazco. Con la oportunidad que me están ofreciendo y yo aquí tomandomelo todo a la ligera. Como dice mi abuela, tengo el mismo carácter que mi madre y no puedo estar calladita ante las injusticias. Mi abuela... Si se enteran ella y mi hermano de lo que he hecho me matan. Igualmente tengo que llamarles a ver como están y así tener una distracción que borre de mi mente los últimos minutos.

En cuanto entro en mi habitación, cojo el móvil y llamo a mi hermano mientras me insulto mentalmente. Al tercer tono contesta, y agradezco tener la habitación sola para mí.

—Hola hermanito. ¿Cómo esta hoy la abuela? —le pregunto rápidamente, y espero que no se note lo alterada que estoy en la voz. Solo puedo pensar en ese beso y en las repercusiones que me puede traer.

—Hola. Pues hoy está mejor. Me ha pedido que salgamos a caminar. —oigo que me contesta a través del auricular.

—Pero si tiene medio cuerpo casi paralizado por la trombosis. —le digo sin creérmelo. Mi abuela no salia a andar ni antes de que pasara lo del fin de semana.

—Ya pero dice que no puede estar todo el día sentada o en cama. Que quiere moverse para poder recuperar toda la movilidad en su lado izquierdo.

—¿Se acuerda de lo que le ha pasado?

—Bueno, a veces no, pero cuando se da cuenta de que la mano izquierda ya no la mueve igual que antes, se desespera y se echa a llorar. —saber eso hace que me de un pinchazo en el pecho.

—Pues entonces iros a andar.- le digo intentando que no se me quiebre la voz. Me encantaría poder estar ahora mismo ahí y ayudarla en todo lo que me pida.

—Eso hemos hecho esta tarde. Hemos salido a la calle y hemos cruzado a la casa de enfrente para después volver. 

—Bueno, poco a poco. —le digo mientras me levanto para coger todo lo necesario para ducharme. Menos mal que mi compañera estará a saber donde y que no me ha visto con estas pintas. Se preguntaría en donde he estado y no puedo decírselo. No puedo decirle que me siento la más retrasada de la clase y que si no practico suspendere. Solo le faltaría eso para creerse más superior a mí de lo que ya se cree.

Baila Conmigo (1° Trilogía Conmigo) COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora