~ III ~ ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

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Pasó un minuto. Un mintuo que casi se había hecho más largo que todo el tiempo que habíamos pasado en la academia. Llegué a pensar que me iba a dar un ataque de corazón, ya que sentía que mi corazón estaba competamente loco. Seguías en linea, pero no mirabas mi mensaje. Apagé el móvil, abandonando. Lo dejé encima del escritorio y me fui al baño. No me contestabas y yo ya estaba perdiendo la esperanza de que algun día me contestaras. La idea de mi hermana no había sido buena. Ahora se haría más evidente que estabas pasando de mí.

Me estaba lavando las manos cuando me pareció escuchar el sonido de mi móvil. ¿Me habían enviado algun mensaje? Bueno, seguro que no eras tú.
Salí del lavabo. Fui a mi habitación y cogí el móvil. Mi madre. Mi madre me había enviado ese mensaje. No volverían hasta la noche y me avisaba de ello. Nada más.

Tú seguías en linea, hablando con alguien más ineresante, supongo. Salí de tu chat. Estuve mirando a ver si mi madre decía algo más. De pronto, tu chat me llamó la atención. ¿De verdad había leído "escribiendo..." o había sido una falsa ilusión?

- Alba... - gritó Marina desde su habitación, sacándome briscamente de mis dudas.
- Dime - repondí yo justo cuando mi hermana sacaba la cabeza por la puerta, entrando en mi habitación.
- Voy a salir. He quedado con unas amigas y no volveré hasta las ocho de la noche.
- Vale - dije yo - ¡Que te lo pases bien, cariño!
- Gracias - me sonrió. - ¿Hablando con alguien? - me preguntó señalando mi móvil, que se acababa de apagar.
- Bueno...intentando - respondí, riéndome.
- Uy uy uy,... - dijo Marina levantando las cejas y provocando que mis mejillas se tiñesen de rojo. Marina empezó a reirse y con un beso se despidió de mi. Dejándome sola en casa, roja como un tomate sin saber muy bien porqué me había sonrojado.

Respiré hondo, intentando bajar el tono de mis mejillas. Sonreí. Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el respaldo de la silla.

Cuando los volví a abrir, me levanté y me dirigí al baño. Yo no había quedado con nadie, pero pensé que me iria bastante bien salir un rato.

Volví a mi habitación y abrí el armario. Observé toda mi ropa y pensé qué conjunto podía ponerme. No iba a ningún sitio especial, pero igualmente no quería ir de cualquier manera.  Al final cogí una camiseta blanca y un peto negro. Me vestí y volví al lavabo para peinarme y ponerme un poco de maquillaje.

Antes de volver a mi habitación, me observé en un espejo completo que había en la habitación de mis padres. Después de aprovar mi vestimenta y mi maquillaje, me dirigí de nuevo a mi habitación.

Me senté en la silla y cogí el móvil. Lo encendí. ¡Me habías respondido!
- Hola Albi 🖤 - respondías
- Muy bien, intentando asimilarlo todo😂😅🖤
- ¿Y tú? ¿Qué tal?
No te lo negaré, me hiciste sonreir con aquellos mensajes. Casi se me olvidó por completo lo que había pasado en los últimos minutos en la academia de OT.
Te respondí al instante:
- Yo muy bien - mentí, porque no quería que te preocupases, aunque tampoco sabía si te ibas a preocupar. - Te echo de menos❤ - me sorprendí a mi misma escribiendo eso, pero era verdad.
Lo leiste enseguida y no tardaste ni medio segundo en contestar.
- Yo también te echo muchi de menos Albi🖤
- Oye...
- Podriamos quedar, si quieres - añadieste.
Sonreí y no tardé en contestar.
- Si❤
- Yo ahora iba a salir a dar una vuelta, pero puedes venir a mi casa, si quieres. - propuse encantada. Deseaba verte con todo mi corazón y cuanto antes mejor.
- Bueno, ya que ibas a salir ven tu a mi casa - dijieste.
- Estoy sola🖤😄 - añadiste.
- Vale, voy😶😀❤ - respondí justo antes de salir de mi habitación y abandonar la casa.

Casi me lancé a la calle. Suspiré y me dirigí hacia tu casa. No estaba muy lejos. Podía coger el metro y era una parada, pero decidí ir caminando para poder despejarme un poquito. Tardaría unos quince minutos. Pensé en ir tranquilamente, pero descubrí que mis pies tenían prisa. Así que les obedecí. Recorrí las calles sonriendo. No había mucha gente en la calle, cosa que me iba de perlas. Vi a unas cuantas parejas paseando por la calle, cogidas de la mano o besandose en las esquinas o enfrente del semáforo. Deseé que una de esas parejas fuésemos tú y yo. Pero sabía que tú ya tenías pareja. Dejé de sonreír al instante. Solo éramos amigas, por mucho que me mandaras corazones. Y por mucho que yo te quisiera. Me paré, en mitad de la calle. Me estaba arrepintiendo de haber aceptado tan rápido ir a tu casa. ¿Estabas sola? ¿Qué coño habías querido decir con eso? Me entró pánico de pronto. Se me aceleró la respiración, pero decidí sacarme todo eso de la cabeza. Solo ibamos a hablar un rato. No tenía porque tener miedo.

Seguí andando, esta vez tranquilamente. Por una parte, tenía ganas de llegar para verte y hablar contigo. Pero por otra, no tenía tanta prisa de llegar porque tenía un poquito de miedo de lo que podía pasar si me dejaba llevar por mis locos sentimientos.

Llegué al portal de tu casa y me quedé un rato parada. Finalmente, llamé al timbre de tu casa. Supongo que debías de estar junto al timbre porque no tuve que esperar ni un solo segundo para que me abrieras. Abrí la puerta y entré en el portal. Me dirigí hasta las esaleras y empecé a subirlas. Tenía que llegar a la 3a planta, pero no me importaba teber que subir unas cuantas escaleras. Me gustaba caminar un rato. Llegué a la primera planta y continué subiendo. La segunda, continué y por fin llegué a la tarcera. Me situé justo delante de la puerta de tu casa. Llamé al timbre y me abriste al instante. Allí estabas.

Llevabas una camiseta blanca que transparentaba tu sujetador, también blanco. Y unos pantalones blancos y negros que te quedaban súper bien con aquellas bambas amarillas. A nadie más le hubiesen quedado bien, pero a ti todo te quedaba de maravilla. Te observé, sin atreverme a pasar. Tú, que estabas apoyada en la pared, te reiste mientras me observabas.
- ¿Qué? ¿ No vas a pasar? - me dijiste, pícara.
Me reí, te miré y entré en tu casa. Una vez hube entrado y tu hubiste cerrado la puerta, nos fundimos en un abrazo. Esos abrazos que tanto había echado de menos aquel día. Cuando nos separamos me enseñaste un poco tu casa y me llevaste a tu habitación. Primero me llevaste allí para enseñarmela, pero pronto decidiste que nos quedaramos en tu habitación.

Me senté en la cama y te sentaste a mi lado. Nos miramos y nos situamos una enfrente de la otra. Estábamos muy cerca, pero me contuve. Te sonreí y me devolviste la sonrisa. Te quería tanto... te deseaba tanto... No podías ni imaginártelo. Aunque quizá tu también sintieras lo mismo que yo. 《Ojalá》 pensé, 《Ojalá sientas el mismo amor y el msimo deseo que yo siento cada vez que te veo y que pienso en ti》. Quería decirte eso, pero no me salieron las palabras. Nos quedamos calladas, mirándonos.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora