~ XXIII ~ CONFIAR

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Salimos del lavabo un rato después. Nuestras compañeras seguían cenando y no se habían enterado de nada de lo que había pasado entre nosotras en el baño. Tendríamos que haver ido a cenar, pero antes me llevaste a nuestra habitación. Entramos y cerraste la puerta detrás de ti. Me senté en la cama y tú te quedaste de pie, mirándome a los ojos. No podía descifrar tus ojos ni saber exactamente que querías de mí. Bajé la mirada y permanecí callada. Tú no te moviste ni hablaste. Yo esperaba. Esperaba a que fueras tú la que dijese algo o hiciese algo, ya que habías sido tú la que me había encerrado allí.  El tiempo nos rodeaba, pasando tranquilamente a nuestro alrededor, recordadándonos su existencia y la existencia de nuestras compañeras, que cenaban sin nosotras. Me miraste y te empezaste a acercar, despacio. Te sentaste a mi lado y me cogiste la mano. Te quedaste en silencio, perdiendo tu mirada en algún punto del suelo.

- Nat... - rompí yo. No podía aguantar más con aquel silencio.

- Dime Albi

- ¿Por qué me has traído aquí en vez de ir a cenar? - pregunté con un susurro apenas audible.

- Porque quería que me explicases que te pasa. - callaste durante un rato, antes de suspirar y añadir - Pero si no quieres, da igual.

- Yo... - no sabía ni por donde empezar. Estaba totalmente perdida. - Nat... es que... yo...

- Da igual, Albi - me cortó bruscamente.

- ¡¡No, Nat!! - grité yo.

Me miraste, sorprendida de mi reacción.

- No da igual - intenté rectificar yo, suavemente. - No sé como contarte y me llevará un ratito. Pero por favor, escúchame.

Me senté mirándote y coloqué mis manos sobre tus mejillas. No pude evitar acariciártelas dulcemente. Suspiré.  

- No es que no te quiera Nat. ¿Vale? - quería aclarártelo porque me había hecho bastante daño que pensaras que quería que nuestra relación acabase. - Lo que pasa es que... no sé, como que he sentido cosas raras cuando estábamos en el sofá y... me he quedado un poquito desconcertada... confusa... no sé.

Me miraste, no entendías nada.

- Albi... pero ¿por qué? ¿Qué he hecho mal?

- Nat, tú no has hecho nada mal. Soy yo que de pronto he empezado a sentir celos, mmh... sí,  creo que eran celos... porque tú estabas abrazando a Miki y le estabas dando besos y bueno...

- Pero cariño... que Miki y yo solo somos amigos. Tú eres mi novia, no has de tener celos de nadie. Que yo solo te quiero a ti. - te acercaste y me besaste con fuerza.

- Lo sé churri, pero a veces soy tonta y me pongo celosa porque, pues yo qué sé. Y entonces me he empezado a rayar y me he empezado a pensar y a imaginar un montón de cosas y... y he empezado a tener dudas.

- Ay, cariño. ¿No confías en mí? - me preguntaste con un hilo de voz, abrazándome.

- Sí, Nat. Sí que confío en ti, pero es que me sale ser así y no puedo evitarlo. - no pude evitar sentirme fatal y empezar a llorar con la cara enterrada en su pecho. - Lo siento muchísimo de verdad. Siento que hayas pensado que quería cortar contigo, siento ser la peor novia del mundo. Lo siento mucho, churri.

- No cariño. Eres la mejor novia que jamás podría tener. No te preocupes.

Nos quedamos abrazadas y me secaste las lágrimas. Me calmabas. Al cabo de bastante tiempo, nos separamos y tú te levantaste.

- Tendríamos que irnos a cenar, ¿no crees?

Yo asentí y me levanté. Antes de que abrieses la puerta, me acerqué a ti, me puse de puntillas y te besé. Mis manos estaban en tus mejillas. Nos besamos apasionadamente; te quería.

Salimos de la habitación y nos reunimos con nuestras compañeras en el comedor. Algunas ya habían acabado de cenar.

- Por fin aparecéis - dijo Famous, riéndose.

- ¿Follando? - preguntó María, de pronto.

- ¡¡Alaa!! - soltó Marilia.

- Ya está todo arreglado. ¿Cómo estáis? - se preocupó Sabela. 

- Tranquilo todo el mundo. Estamos bien y todo está arreglado. No ha pasado nada. - zanjaste el tema y nos sentamos al lado de Marta.  

Cenamos tranquilamente. De vez en cuando, buscabas mi mano en mi pierna y yo te la daba. Me encantaba darte la mano mientras comíamos o estar pendiente de ti. Todas las demás acabaron y se distribuyeron entre el sofá y las habitaciones. Me fijé en que Julia y Carlos seguían sin hablarse y me extrañó. Luego iría a hablar con ella.

Acabamos de cenar y lo recogimos todo. Me diste un beso y te fuiste a lavarte los dientes. Yo aproveché para ir a la habitación de Julia. Llamé a la puerta y me susurró que pasase. Estaba sola.

- Hola Julia - saludé

Estaba tumbada en la cama y se incorporó al verme entrar por la puerta. Intentó esbozar una sonrisa, pero apenas lo consiguió.

- ¿Qué te pasa, cariño? - dije sentándome en la cama con cuidado de no hacerle daño.

- Hola Alba - me abrazó tiernamente, sin responder a mi pregunta.

Nos quedamos abrazadas, en silencio. Sabía que algo le pasaba, pero entendía que quizá necesitaba tiempo o no quería explicármelo. Le di un beso en la mejilla. Julia había sido uno de mis grandes apoyos en la academia y una gran amiga. Me había ayudado mucho con su sonrisa y ahora yo quería ayudarla.

- ¿Quieres contarme que te pasa? - insistí, dulcemente.

Julia negó con la cabeza y apretando los labios se echó a llorar.

- Julia, cariño. - dije abrazándola con fuerza.

- ¿Nat y tú estáis bien? - consiguió preguntar entre lágrimas.

Asentí con la cabeza, sin acabar de entender si esa pregunta tenía algo que ver o lo único que quería era cambiar rápido de tema. Me quedé abrazada a ella y noté como poco a poco se iba calmando e iba dejando de llorar. 

- Alba... - susurró al cabo de un rato. Nos separamos y la miré a los ojos. - ¿De verdad quieres que te cuente qué me pasa?

- Sí, Julia. Si quieres decirmelo, sí.

- Vale. Me va a costar un poquito... Tiene que ver con Carlos.

- Sí, ya he visto que no os habláis.

- Bueno, pues que Carlos y yo discutimos y nos enfadamos. Y... - rompió a llorar, pero no me hacía falta escuchar más, ya podía imaginármelo.

- Tranquila Julia. No pasa nada, cariño. - le susurré, abrazándola con fuerza y dándole besos en la mejilla.

- Gracias, Alba.

- ¿Por qué, cariño?

- Por estar aquí y ayudarme.

- Nada, amor - le di un suave beso en la mejilla. - Tú ahora, alégrate y devuélvele la sonrisa a tu cara, que la debe echar de menos.

Sonrió y dejó escapar una breve risa. Le di otro beso en la mejilla y me levanté de la cama.

- Te quiero, Alba.

- Y yo - dije saliendo de la habitación.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora