Seguíamos mirándonos en silencio hasta que tú decidiste romper ese silencio.
- Bueno, ¿algo que contar? - me dijiste.
- No sé... - reí, contagiándote a ti también la risa.
- ¿Ya has entrado en las redes?
- Buff, no, todavía no. ¿Tú sí?
- Sí, pero todavía no me creo todo lo poco que he podidio ver y todavía no he acabado de asimilar todo lo que me ha pasado y lo que ahora me está pasando.
- Yo tampoco lo he asimilado.
Nos seguíamos mirando. Me diste la mano y yo la acepté, agradecida de poder tener un poco de contacto contigo. Suspiré y tú te añadiste al suspiro. Te sonreí. Te reiste y me abrazaste. Me acercé más a ti para poder abrazarnos mejor y tú me cogiste fuerte.Estuvimos abrazadas durante una eternidad disfrutando la una de la otra. Cogiéndonos fuerte, como si tuviésemos miedo de deshacernos en cenizas por aquel fuego que nos quemaba cuando estábamos juntas. Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en tu hombro. Fue entonces cuando tú empezaste a darme besitos en el cullo. Sabes que eso me gusta mucho y que a veces me da escalofríos siempre. Volví a suspirar, hasta que tú mano se introdujo por dentro de mi camiseta, entonces solté un pequeño gemido. Tú te reiste. Supongo que no te lo esperabas, pero te había gustado. Me diste un beso en la mejilla, aún acariciándome la espalda. Yo sonreí, mientras me reía tímidamente. Volviste a depositar tus labios sobre mi cuello provocando que me exitase y gimiese. Busqué tu cuello y empezé a devolverte esos besitos. No te lo esperabas. Gemiste y después, suspiraste.
Estuvimos dándonos besitos durante un rato, mientras tú me acariciabas la espalda. Hasta que yo también me atreví a acariciar tu espalda desnuda con mis dedos. Te quité la camiseta, sorprendiéndote y provocándote una risa. Me diste un beso en el cuello y me quitaste mi camiseta. Te miré, entre divertida y traviesa. Esperaba que nos quedasemos así, una parte de mí no se podía creer lo que estaba pasando. Me miraste, traviesa y note tus manos subir por mi espalda. Llegaste a mi sujetador y me lo desabrochaste. Me quedé sorprendida y te miré incrédula. Pero no pude resistir la tentación. Me acerqué a ti y te besé. Fue un beso largo y apasionado. Y mientras nos besábamos, aprovechaste para sacarte el sujetador y introducir tu mano por mi pantalón. Gemí y me levanté, separándome de ti.
Tenía dudas, pero tú me las quitaste enseguida. Te acercaste a mí y me agaraste de las caderas. Me empezaste a besar. Detrás de mi estaba la pared y delante te tenía a ti, besándome apasionadamente. No te atrevías a tocarme más allá de las caderas. Yo sí me atreví. Reseguí tu cuerpo con mis dedos y llegué hasta tu pecho. Te empezé a acariciar el pecho con las dos manos. Gemiste, cortando el beso de golpe. Aproveché ese momento para darte besos en el cuello y llevarte hasta la cama. No dejabas de gemir, pero a mi me encantaba. Te estiré en la cama, despegando mis manos de tus pechos. Pero en vez de volver a tocartelos, empezé a succionar tu pezón. Empezaste a gemir más fuerte que antes y pusiste tus manos sobre mi culo. Te molestó mi pantalón y metiste la mano bajo la tela. Acariciándome el culo a través de las bragas. Yo dejé de succionar tu pezón y te miré. Me miraste y con una sonrisa prícara me quitaste los pantalones. Y no sé cómo te lo hiciste pero conseguiste ponerte tú encima de mí. Me besaste bruscamente, sacándote los pantalones mientras nuestras lenguas jugaban a mezclarse. Dejaste de besarme y empezaste a darme besitos. Empezaste por la mejilla y fuiste descendiendo por el cuello, hasta llegar a mis pechos. Te dedicaste a jugar con tu lengua alrededor de mi pezón mientras yo gemía acariciándote el cabello. Cuando paraste sonreí. Me miraste durante un instante y empezaste con el otro. Yo me incorporé, tú me seguiste y empezaste a succionar mi pezón. Te toqué el culo. No me gustaba tocarte con las bragas, así que introduje mi mano debajo de ellas. Y te agaré el culo. Las dos gemíamos al mismo tiempo, como si fuésemos la misma persona. Me situé encima tuyo, provocando que dejases de succionar mi pezón. Te quité las bragas y me quedé mirando tus partes íntimas. Después acerqué mis manos. Gemiste. Y no pude más y acerqué mi boca. Yo iba jugando con mi lengua, mientras tú gemías.
- Albi...- suspiraste.
Me separé de ti y te miré.
- Dime, Nat - te respondí.
Tú te quedaste callada, respirabas entrecortadamente mientras me mirabas. Sin necesidad de palabras entendí que quetías parar y que querías que te abrazara. No tardé ni un segundo en ir a abrazarte. Nos fundimos, desnudas, en un cálido abrazo que coronabamos con dulces besos en el cuello y suaves caricias por todo el cuepo.
- Te quiero, Nat
- Y yo, mi amor. - sonreíste y supe que aunque habías querido parar, te había gustado.
Nos quedamos abrazadas. No nos importaba la hora que era, solo queríamos estar allí, abrazadas. Lo confieso, se me olvidó que nadie sabía que me había ido de casa y nadie sabía dónde estaba. En aquel momento me daba completamente igual. Solo quería que el tiempo se pararase para siempre y que pudiesemos estar juntas sin necesidad de pensar en nuestra situación. No quería pensar en lo que pasaría si de pronto Mikel llegaba y nos encontraba así en tu cama. Supongo que tú tampoco querías pensarlo, porque no me soltabas ni me dejabas de dar besos. Te empezé a dar besos y a acariciarte, hasta que me quedé dormida.Me despertó el sonido de mi móvil. Te miré. Me mirabas, alarmada. Me levanté y cogí el teléfono. Mi hermana me llamaba.
- ¿¿¿Marina???
- ¿Alba? Hola... Oye, ¿dónde estas?
- Ostia, perdón. No me he acordado de decirte nada...¡joder!...lo siento...
- Tranquila, Alba. Solo quería saber si estabas bien. Es que me he asustado un poco cuando he llegado a casa y he visto que no había nadie.
- Marina...¿qué hora es?
- ¿No sabes la hora?... Son las 21:38.
- ¡¿Qué?!
- Alba, ¿dónde estás?
Te miré. Tú no habías dejado de mirarme, incrédula, intentando descifrar con quién hablaba y de qué hablaba.
- Emm... estoy en casa de Nat.
- ¿¿En serio?? - gritó mi hermana
- Sí
- Bueno... pues entonces te dejo. Luego ya me cuentas, ehh. - dijo Marina, traviesa.
- Vale. No tardaré mucho.
- Vale, chao.
- Chao.
Me miraste con las cejas levantadas, interrogante.
- Mi hermana - dije, como toda respuesta.
Suspiraste y miraste el reloj. Te quedaste pasmada y te levantaste de un salto.
- Te vas a casa, ¿no?
- Sí. Además mis padres no tienen ni idea de que me he ido,... bueno como mi hermana, por eso me ha llamado.
Suspiraste y me abrazarte. Seguíamos desnudas, pero nos daba igual. Te besé apasionadamente con un beso lleno de cariño. Tú me correspondías, mientras me acaribiabas la espalda. Nos separamos. Me vestí y nos despedimos con otro beso que duró más de medio minuto. No quería irme. Y no lo nieges Nat, tú tampoco querías que me fuese.Al final, salí de tu casa, lanzándome a la desierta calle. Todo estaba en silencio; poca gente paseaba por las calles. Decidí volver caminando, aunque tardase más.
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¿Nuestra relación solo es en OT?
FanfictionYa se ha acabado OT2018 y Alba Reche y Natalia Lacunza se han ido con sus familias. Ninguna de las dos ha ganado, pero aún así parece que lo que pasó en la academia se queda allí. Parece que su relación ha sido solo una ilusión, una mentira televisi...