~ XVII ~ EXPLICACIONES

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Volví a abrir los ojos. Seguías a mi lado. Llorando, completamente destozada. Me incorporé. Volvía a estar bien. Me miraste y abriste mucho los ojos, sorprendida y asustada.

- ¡¿Albi!?... ¿Cómo te encuentras? ¿Estas bien? - dijiste entre llantos.

Asentí con la cabeza. Y te me avalanzaste. Me abrazaste con fuerza y seguiste llorando con el rostro enterrado en mi hombro.

- Albi... - susurraste - me... has asustado... muchísimo... yo... yo... pensaba... pensaba que... te perdía... Albi... Albi... lo siento... yo... yo no... no quería decir... eso... yo...

Te abrazé con fuerza, sin dejarte terminar. Seguías llorando y empezé a llorar contigo.

Me había dolido mucho lo último que me habías dicho antes de que yo saliese corriendo. Pero que ahora estuvieses así y me hubieses salvado me hacía pensar que realmente no habías pensado antes de hablar y que no teníamos que romper nuestra relación, fuese la que fuese, por una simple pregunta a destiempo. Yo quería estar contigo aunque en ese momento me hubieses hecho daño y en otros también. Al fin y al cabo, comprendí, no es fácil vivir con otra persona, entenderla siempre y ser capaz de no hacerle daño cuando no piensas algo, como mínimo una vez, antes de decirlo o hacerlo. Quizá tú no habías pensado que me podía hacer daño. No lo sé.

Me separé de ti. Te miré y tú me miraste. Ambas nos secamos las lágrimas del rostro, como si nos hubiésemos puesto de acurdo para hacer lo mismo en el mismo tiempo. Cuando me hube secado las lágrimas, te sonreí.

- Gracias Nat. Por ir a buscarme, salvarme y traerme aquí. Yo... lo siento... no debería haber salido que esa forma...

- No Albi. - me cortaste, negando con la cabeza - La culpa es mía. Yo no formulé bien la pregunta. Yo... Albi, yo no quería decir eso...

- Da igual Nat. No importa. - dije pensando que solo era una excusa para que me sintiera mejor.

- No Albi. Sí que importa. ¿Podemos hablarlo tranquilamente, por favor?

- Nat... - suspiré, pero no me dejaste añadir nada más.

- ¿Te acuerdas que cuando estabas eb el aeropuerto, antes de venir aquí, te dije que tenía que hablar contigo?

Asentí con la cabeza. Quería que me dijeras que era aquello que querías decirme. Pero no entendía que tenía que ver eso en ese momento.

- Vale. Pues eso es de lo que quería hablar. Pero no hice bien la pregunta y antes de que pudiese darme cuenta y rectificar ya habías desaparecido. Me asusté porque no quiero perderte y fui a buscarte lo más rápido que pude. Te busqué y te encontré en el suelo. Se me paró el corazón y me puse de los nervios. Te lo juro, cariño, pensabq que te había dado algo. - dijiste mientras volvías a llorar. - Y te traje aquí de nuevo.

- Gracias Nat. Pero sigo sin entender que relación tiene todo esto com lo que me querías decir.

- Pues Albi que... que yo he hablado con Maik.

Te miré, sorprendida.

- ¿Y?

- Pues que le he dicho que ya no era lo mismo y que yo ya no lo quería tanto... - hiciste una pausa - Y que había decido que lo mejor era dejar nuestra relación.

Me quedé petrificada.

- Sí Albi. Y bueno... mi pregunta no era esa. Yo quería decir esto: ¿Sabes que todavía no somos novias, verdad?

Enfatizaste muchísimo el "todavía" y me puse roja. Ahora lo entendía todo. Iba a decir algo, pero antes de que pudiese formular alguna cosa, tú preguntaste.

- Cariño, ¿quieres ser mi novia?

Al principio me quedé congelada, sin saber reaccionar. Pero dos segundos depués sonreí, me reí y corrí a abrazarte. Te besé con un beso lleno de cariño. Cuando noa separamos me miraste y me replicaste:

- No has respondido a mi pregunta.

Volví a besarte y cuando me separé para coger aire, suspiré.

- Sí churri. Quiero ser tu novia.

Y nos volvimos a besar. Cada vez los besos se iban intensificando y nuestras lenguas se iban mezclando. Hasta que yo paré.

- ¿Cómo reaccionó Maik? ¿Qué te dijo? - pregunté con curiosidad. Me miraste.

- No se lo tomó muy bien. Me dijo que no lo entendía. Que estábamos genial. Y empezó a gritarme diciendo que decía eso por tu culpa. Que tú me habías comido el coco diciéndome que él no era bueno para mi y que tú eras mejor y no sé que más. Bueno, una putada. Pero da igual. Ya no me importa lo que piense de mí ese capullo. Se ha comportado como un auténtico gilipollas estos últimos días, así que no me importa ni una mierda.

- Lo siento - fue lo único que se me ocurrió decir en aquel momento.

- No pasa nada. Yo te quiero a tí, Albi.

Te acercaste a mí. Pero antes de que pudiera volver a besarte, me diste la espalda y empezaste a caminar. Me quedé de cuadros. No entendía por qué te ibas.

Pero lo entendí cuando llegaste a la altura de la puerta y la cerraste, dejándonos a las dos solas en la habitación. Sin que nadie demasiado curioso pudiese espiarnos.

Te acercaste de nuevo a mí. Pero antes de volver a besárme, me cogiste las mejillas con tus manos. Suspiraste. Me miraste a los ojos, pero me di cuenta de que tu mirada se iba desviando hacia mis labios. Sonreí, sin poder evitarlo.

- Albi... - nos miramos intensamente - ¿Quieres retomar lo que dejamos ayer por la noche, ahora que somos novias?

Sonreí. Y te miré, pícara.

- Nat... ¿Qué quieres decir con "ahora que somos novias"? Como si no lo hiciésemos cuando todavía no lo éramos.

- Ya sé que lo hacíamos. Pero no como lo vamos a hacer ahora. - Te me acercaste y me dejaste contra la pared. - Ahora sí que vas a sentir como de salvaje pueden ser los orgasmos, cariño.

Me besaste y metiste tu mano por mi camiseta. Desabrochando mi sujetador y sacándome la camiseta. Dejaste de besarme y me observaste.

- Albi... ¿Alguna vez te he dicho lo preciosa que eres, amor? - me dijiste, sonriendo traviesamente y provocando que mis mejillas se pusieran súper rojas.

Te volviste a acercar y me empezaste a dar besos por todo el cuello. Yo gemía.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora