~ VII ~ ¡¡QUÉ LOCURA!!

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Te quedaste mirándome durante unos segundos, hasta que te acercase y me abrazaste. Yo seguía llorando, aunque quería secarme esas lágrimas y salir corriendo. No quería estar contigo. Aunque en el fondo sabía que Maik era tu novio y no tenías que darme ninguna explicación por lo que acababa de ver. Lo que si que hubiese querido era una explicación por lo que había pasado entre nosotras. Pero no en ese momento. En ese momento solo quería desaparecer. Volver a mi casa y no volver a verte. Me sentía dolida, engañada, triste, sentía que era una imbécil. Y me sentía atrapada. Atrapada en tu abrazo. Lloraba en tu hombro, sin importarme si te mojaba o no.

Pasó un rato en el que solo se escuchaban mis sozollos y tu respiración. Pero, de pronto, te escuché sollozar. Me separé de ti. Estabas llorando.

- Lo siento Albii. De verdad. Yo... no sé que me pasa...

Dejé de llorar al instante. No te creía. Ya no te podía creer. Te acercaste a mi para abrazarme, pero te empuje. Te estampaste contra la silla del escritorio. Vi el dolor reflejado en tu cara, pero pronto desapareció y quedó reeeplazado por la duda.

- ¡¡NO ME DIGAS QUE LO SIENTES, NATALIA!! ¡¡PORQUE SÉ QUE NO ES VERDAD!! - te chillé, roja de la rábia.

Tú te quedaste agarrada al escritorio. Estabas asustada; nunca me habías visto así. La verdad, me daba igual que estivieras asustada. Te lo merecías.

- ¡¡ERES UNA HIJA DE PUTA!! ESTA MAÑANA DICIÉNDOME QUE ME QUIERES, QUE ME IBAS A ECHAR DE MENOS!! ¡¿¡CÓMO ME VAS A ECAR DE MENOS, EH!?! ¡¡FOLLANDOTE A... A...!! - no podía ni pronunciar su nombre.

Me mirabas, incrédula, mientras las lágrimas rodeaban tus ojos y mojaban tus mejillas. Yo empezé a llorar.

Tú te despegaste de la mesa, todavía llorando, y te empezaste a vestir. Después te sentaste en la cama. No querías ni mirarme.

- Albi... por favor... tiene explicación... déjame explicártelo.

- ¡¡NO NATALIA!! ¡¡CÁLLATE!!

Te me acercaste. Supongo que querías abrazarme y contármelo todo. Pero yo no quería.

- Me voy.

- Pero... Albi... por favor...

Me cogiste del brazo y yo me sacudí, empujándote violentamente.

- ¡¡Déjame Natalia!!

Salí de la habitación corriendo y cruzé toda la casa sin decir nada. Bajé las escaleras volando, estuve a punto de tropezar un par de veces, pero al final conseguí llegar al portal. Salí a la calle y empezé a correr hacia casa. Las lágrimas me mojaban toda la cara, pero me daba igual.

Llegué a casa. Miré el reloj. Eran las 20:13. Era muy pronto, pero lo único que quería en ese momento era estirarme en mi cama y llorar.

Entré en casa. Me daba igual que me viesen llorando. No tenía nada que esconderle a mi familia. Mis padres estaban viendo una película, pero los dos se habían quedado dormidos. Mi hermana estaba en su habitación. Me escuchó entrar y vino corriendo para ver porque estaba tan pronto en casa. Se sorprendió al verme llorando y me abrazó. La llevé a mi habitación. Quería contárselo todo y desahogarme. Sabía que podía contar con ella.

Nos sentamos las dos en la cama. Ella me abrazó. Sabía que había pasado algo y que me costaría ecplicarlo, por ello me dejaba tiempo. Yo correspondí a su abrazo y lloré en su hombro.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que yo pude empezar a hablar.

- No quiero volver a verla nunca más, Marina... te lo prometo.

Mi hermana se separó de mi y me miró con el ceño fruncido. No entendía que había podido pasar para que yo estuviese de esa manera.

- Pero Alba... escúchame... puede que lo que haya pasado haya sido un malentendido. Bueno,... no lo sé. A ver, pero ¿qué ha pasado?

- Pues... - tomé aire antes de continuar - mira, yo he cometido el puto error de no decirle que iba a ir a despedirme. Entonces pues yo iba tan feliz y no he podido pensar que ella quizá tenía planes. Y claro, como soy así de gilipollas, pues me he encontrado lo que podía pasar.

- Pero Alba. ¿Qué coño ha pasado?

- Pues que he entrado en su casa y...

Marina me miró, interrogante e impaciente. Al final yo lo solté.

- ¡¡QUÉ SE ESTABA FOLLANDO A SU NOVIO, JODER!!

- ¡¿¡QUÉ!?! - soltó mi hermana. Se había quedado de pierda. - Y... ¿los has visto y te has pirado corriendo?

Negué con la cabeza. No podía hablar. Empezé a llorar de nuevo. Te estaba volviendo a ver en tú cama. Con él. Follando. Joder, Natalia.

Mi hermana me miró. Pero yo seguía viéndote a ti. No podía comprender como en un mismo día te había querido tanto, por la mañana, y, después, te había empezado a odiar por todo el daño que me habías hecho. Empezé a respirar entrecortadamente y noté la mano de Marina sobre mi hombro izquierdo.

- ¿Y entonces, qué has hecho? - rompió el silencio Marina.

- Me he... quedado plantada en la puerta. Hasta que él se ha ido y... y Nat se ha levantado. Yo he cerrado la puerta.

- ¿¡Y os habéis quedado a solas!?

- Sí. Primero se ha empezado a disculpar y tal... pero luego,... yo... yo me he cabreado. La he empujado y le he empezado a gritar.

- ¡¿Sin dejar que te explicase nada?!

- No, tía. No se lo merece. ¡¿¡Qué coño me ha de explicar!?! ¡¡Qué se lo pasa de puta madre follando con su novio!! ¡¡Qué no pensaba que entraría yo y que me daría cuenta que solamente está jugando conmigo!! ¡Qué solo soy un jugete para ella! - esto último lo dije llorando.

- Alba... no creo que solo seas un juguete. He visto como te mira. Y, al menos en la academia, se notaba que te quería muchísimo.

- Al menos en la Academia - dije, riéndome sarcásticamente. - Lo que me faltaba. ¡¿Osea que todo ha sido un puto juego televisivo que es una puta mentira?! ¡¡JODER!! ¡Te juro que como la vuelva a ver, me la cargo! ¡Te lo juro!

- Alba... por favor... tranquilízate. - Intentó calmarme mi hermana. - Quizá si le dejas hablar... no sé... podría resolverse alguna cosa.

Me reí.

- ¡¡Ni de coña voy a hablar con ella!!

Me fui al lavabo, dejando a mi hermana en la habitación, con la boca abierta. Me encerré allí y empezé a llorar. Estaba enfadada, sí. Pero también estaba completamente destrozada.

Me habías matado pero, aún así, seguía queriéndote. Y deseaba que lo que había pasado hubiese sido solo una pesadilla. Aunque sabía que no lo había sido. Y aún así tenía esa esperanza. Y la esperanza que pudiésemos resolverlo. Aunque no supiera ni cómo ni cuándo, ya que yo me iba dentro de poco y no nos volveríamos a ver.

Joder...

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora