~ XXX ~ DIRECTA

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Me levanté, rompiendo y borrando aquellos pensamientos de mi mente. Quería hacerlo, sí. Pero no me podía permitir pensar en eso cuando acababa de... bueno, pues eso. Que no podía.

Acabé de ducharme y salí de aquella ducha. El silencio me invadió y empecé a vestirme sin decir nada. El sonido de la tela rozando mi cuerpo y el sonido de mi respiración ocupaban el lavabo donde me encontraba. Me vestí lo más rápido que pude y aparté la cortina mientras me tapaba los ojos porque me dolía la cabeza.

- ¿Albi? - escuché tu voz.

Pero no le hice caso. Otra vez mi imaginación estaba jugando sucio. Aparté la mano de mis ojos y casi me dio un ataque al corazón. Estabas allí. Enfrente de mí. Con los brazos cruzados sobre el pecho. Observándome. Me quedé de piedra; sin saber reaccionar. Me mirabas; estabas seria.

- ¿Nat? ¿Cuánto hace que estás aquí? - pregunté, intentando que mi voz no sonara ronca. Pero fue inevitable.

- Desde antes que tú entraras. Estaba duchándome en la ducha de al lado.

¿¡Qué!? Ostia. ¡¡Se me había olvidado por completo que ya había alguien duchándose cuando entré en el lavabo!! Supongo que entendiste mis pensamientos pues te reíste. Aún así, no cambiaste tu posición. Intenté sonreír para deshacer la tensión que se acababa de formar entre las dos.

- ¿Estabas disfrutando? - preguntaste a punto de reírte.

- ¿Qué? - conseguí articular, intentando no desmayarme por la pregunta que me acababas de hacer.

- Albi... Que no soy tonta, cariño.

- Yo... Nat... lo siento... no tendrías que haber escuchado eso... - de pronto noté tus brazos rodeándome y enterré la cara en tu pecho.

- Dime al menos en quién pensabas. - me dijiste pícaramente. Me acariciaste la espalda y te reíste.

- Emmm... -murmuré yo sin entender si lo decías de verdad o no. Cosa que me aclaraste al instante.

- Es broma Albi. - susurraste. - Bueno, si quieres decírmelo... soy tu novia. - volviste a reír.

Me separé de ti y te miré.

- Estás más roja que un tomatito, bebé. - me dijiste acariciándome la mejilla.

- ¿Qué te pasa Nat? - pregunté. Estabas muy rara.

- Emmm... nada - dijiste y esta vez te tocó a ti ponerte roja.

- En serio - insistí yo.

- Es que... a ver... Albi... escucharte gemir de esa manera y... y... ese orgasmo... - dijiste mordiéndote el labio y suspirando. - Me has puesto muchísimo.

Ambas nos pusimos rojas y yo corrí a abrazarte. Me acogiste en tus brazos con cariño y noté que los latidos de tu corazón se habían intensificado y la temperatura de tu cuerpo había subido.

- Estaba pensando en ti, churri. - suspiré apoyada en tu pecho.

Me separaste y me miraste. Yo te cogí de las mejillas, me puse de puntillas y te besé. Te besé incluso más apasionadamente que como había imaginado en la ducha. Tú me correspondías y ambas nos fundimos en aquella lucha por ser una sola persona.

Cuando nos separamos, había un brillo distinto en nuestros ojos. Había ternura.

Me cogiste de la cintura y la pegaste a la tuya. Después me acariciaste las mejillas y volviste a juntar nuestros labios. Noa besamos con cariño, pero los pensamientos de lo que acababa de hacer dentro de la ducha me invadieron. Supongo que tu pensabas en algo parecido, provocando que nuestro beso se tornara más salvaje y lleno de placer. Un placer que queríamos tener cuánto antes mejor. Cada vez hacia más calor en aquel lavabo y nuestras lenguas jugaban a mezclarse. Mis manos acariciaban tu cabello y tus mejillas, mientras que tus manos me agarraban el culo con cariño.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora