Estuvimos dos largas horas en aquel banco. Tú y yo. Después volvimos. Entramos silenciosamente a casa y nos dirigimos directamente a la cama. Estábamos agotadas y necesitábamos descansar. Abrimos las sábanas y nos acurrucamos, abrazadas. Nos dormimos al poco rato de llegar, rodeandonos con nuestros brazos, intentado compartir el mayor cariño possible.
Los rayos del sol empezaban a pintar nuestros dormidos y adorables rostros. Se empezó a escuchar el murmullo de nuestras compañeras despertando. Sabela ya debía estar levantada y, quizá haciendo de madre de todas. Nosotras decidimos quedarnos un poco más. Hasta que Sabela llamó a la puerta varias veces, diciéndonos que nos levantásemos ya. Te di un beso en la mejilla para no despertarte más y salí de la cama. Abrí la puerta y me dirigí a la cocina, donde me encontré que la mami gallega nos había preparado el desayuno. Me dirigí a ella.
- Buenos días Sabeliña - dije dándole un abrazo.
- Buenos días cariño - respondió con su acento gallego, rodeándome con sus brazos. - ¿Cómo te has levantado?
- Muy bien. ¿Y tú?
- Bien. - dijo sonriendo.
Comenzaron a llegar personas a la cocina. Y, como yo, todas se dieron cuenta que Sabela había preparado el desayuno. Fueron a darle abrazos y mimos. Y, luego, todas nos sentamos. Tú también apareciste y te sentaste a mi lado.
Aquel empezó siendo un día como cualquier otro. Pero después de desayunar y lavarnos los dientes decidimos que estaría bien quedarnos en casa jugando. Hubieron varias protestas. Julia, Carlos y Miki querían ir al gimnasio. Marilia había planeado pasear un rato por el parque, mientras Joan corría al aire libre. Alfonso había quedado con su marido para ir a dar una vuelta por la ciudad. Todas o casi todas parecían tener planes para salir a algún lado. Así que aquella mañana nos dispersamos. Algunas nos quedamos en casa y otras se despidieron y salieron por la puerta. No tardó casi nada en empezar a llover. Todas empezaron a volver poco a poco, corriendo y chorreando.
Se ducharon y nos dedicamos a jugar, como habíamos planificado. Por la tarde sería mejor que ensayasemos las canciones de la gira, ya que al día siguiente teníamos concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Jugamos a VillaOT 2018, a ¿Qué tengo en el coco? y a La Moneda. Nos divertimos y nos reímos. Pero también me fijé en las personas que me rodeaban, que ya se habían convertido en mi segunda familia. Y me di cuenta de que Carlos y Julia estaban separados y parecían enfadados entre ellos. También me fijé en que África y Damion estaban muy, muy juntos. Sonreí. Era bonito. Tú y yo no estabamos juntas, pero nos lanzábamos miradas repletas de cariño.
Pasaron las horas y nos fuimos a comer. Todas comimos alegremente, tú a mi lado. Comentamos las expectativas que teníamos para el día siguiente. Era nuestro primer concierto y estábamos súper nerviosas. No sabíamos si saldría bien y cuánto revuelo se crearía tras nuestra aparición después de la salida de Operación Triunfo. Nos obligamos a tranquilizarnos. Pero yo tenía claro que aquella tarde debía ensayar todas mis canciones y luego descansar la voz para tenerla perfectamente para el concierto.
- Bueno amor... - dije levantándome de la mesa cuando había acabado. Ya había gente que se había ido.
- ¿Te vas a ensayar? - me preguntaste y añadiste, poniendo cara de pena. - ¿Ya? ¿Me abandonas aquí sin, ni siquiera, darme un beso?
- Chi - te respondí yo, alejándome con mi plato y mi vaso en la mano.
- Joooo... - murmuraste. Y me dieron ganas de comerte (con cariño, ehh).
- Que noo... - respondí, volviendo a donde tú estabas, tras haber dejado mis cosas en el lavavajillas. Acaricié tus mejillas con mis manos y acerqué mis labios a los tuyos, dejando un suave beso que tú correspondiste al instante. No lo intensificamos, en aquel momento no queríamos. Nos separamos, casi como si nos costase. Y yo me fui a lavarme los dientes para luego dirigirme y encerrarme en una habitación a la que llamamos "box". Pero cuando me dirigía hacia el "box", vi que Julia se encerraba en una habitación que no era la que compartía con Carlos. Me sorprendió y decidí ir a ver que le pasaba porque es mi amiga.
Me paré enfrente de la puerta de aquella habitación que pertenecía a Sabela, Marilia y Noelia y llamé a la puerta. Julia no contestó, así que volví a llamar y dije:
- Julita, ¿puedo entrar?
Pasaron varios eternos segundos hasta que una voz que antaño fue bonita y que ahora estaba completamente rota me respondió en un susurro desde el interior de la habitación.
- Sí, Albi. Puedes entrar pero cierra porfi.
Entré con cuidado, no antes de asegurame que nadie me veía, y cerré, como la gaditana me había indicado. Estaba sentada en una cama, que identifiqué como la de Sabelan ha que había ropa suya encima. Tenía los ojos llorosos y rojos y los rastros de las lágrimas le iluminaba tristemente el rostro. Me acerqué en silencio y me senté a su lado. No sabía que hacer, así que me dejé llevar por el corazón. La abrazé y ella se refugió en mi, necesitada.
- ¿Qué ha pasado Julita? - le susurré, todavía abrazándola.
Como toda respuesta, me abrazó más fuerte y empezó a llorar. La intenté tranquilizar, acariciandole la espalda por encima de la camiseta. Y, después de unos minutos, se separó de mi y trató de secarse las lágrimas de los ojos. Pero seguía llorando.
- Carlos... hemos... cortado. - dijo completamente rota.
- Pero... - me quedé en shock - ¿Por qué?
- No lo sé Alba... no lo entiendo. - Intentó retener las lágrimas pestañeando rápidamente, pero no pudo. Acabaron resbalándole por la cara, mojando sus mejillas. - Estábamos genial, ¿no?
- Sí, yo creía que estábais bien. No entiendo qué ha podido pasar para que corteis.
- Ni yo... Me he pasado toda la mañana,... pero no encuentro una razón... suficientemente racional... para que nuestra relación... acabase, así, de pronto. No lo entiendo. - murmuró Julia entre llantos.
- Pero... ¿qué te ha dicho?
- Pues... que... que ya no era lo mismo y que... y que estaba confuso... y... y no sabía exactamente lo que quería conmigo... que necesitaba un tiempo para aclararse... y eso.
La abrazé de nuevo. No me gustaba verla sufrir de aquella manera. Estaba muy triste y yo lo que quería ver era la brillante sonrisa que normalmente pintaba su rostro. Julia se volvió a refugiar en mi y continuó llorando en mi hombro.
Estaba de espaladas a la puerta de la habitación, abrazada a la gaditana, cuando escuché el inconfundible sonido que indicaba que alguien la había abierto.
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¿Nuestra relación solo es en OT?
FanfictionYa se ha acabado OT2018 y Alba Reche y Natalia Lacunza se han ido con sus familias. Ninguna de las dos ha ganado, pero aún así parece que lo que pasó en la academia se queda allí. Parece que su relación ha sido solo una ilusión, una mentira televisi...