~ XXVI ~ PALABRAS NOCTURNAS

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Me fui a mi habitación. Tú me seguiste y te metiste rápidamente en la cama. No me diste un beso ni me dijiste nada. No entendía lo que te pasaba, pero tenía que hablar contigo. Así que cerré la puerta detrás de mí y me acerqué a tu cama. Te estuve observando durante un rato. Te habías girado y me dabas la espalda, indicando que no querías hablar conmigo. Pero yo lo necesitaba. Necesitaba saber qué te pasaba y cómo podía resolverlo. Me quedé de pie, dudando. Pero finalmente, decidí no molestarte y dejarte en paz. Me desplacé hasta mi cama y suspiré. Me metí entre las sábanas y me dispuse a dormirme hasta la mañana siguiente.

No podía dormirme. No paraba de pensar en ti. De vez en cuando, o podía evitar girar la cabeza y mirarte. Seguías en la misma posición. Parecía que ni siquiera respirabas, estabas inmóvil, intentando ser invisible. Pensé que quizá te había dormido y me giré. No quería molestarte. Si no querías hablar, seguramente había alguna razón escondida, aunque la desconociese. Estuve dando vueltas durante un rato, intentando conciliar el sueño, que parecía que no quería llegar.

Estuve así hasta que me cansé. Me cansé de esperar en vano y de pensar en ti. Me cansé de no hacer nada, teniéndote tan cerca. Me cansé de no saber porque estabas enfadada o si lo estabas. Así que me levanté en silencio y me quedé descalza enfrente de tu cama. Te miraba. Seguía dudando, pero al final, tomé una decisión. Avancé hasta llegar al lado de tu cama y, con cuidado, me metí en el pequeño hueco que dejabas. Pensé que me ibas a echar, que me ibas a decir que querías dormir y que te dejase en paz. Pero no tú no te moviste ni dijiste nada. Permaneciste igual que antes, como si no te hubieses dado cuenta de mi presencia. Me acerqué a ti con cuidado y te abracé. Hundí mi cabeza en tu cuello y deposité un tierno beso en él. Acerqué mis labios a tu oído y susurré.

- Nat... ¿Estás enfadada conmigo?... ¿Qué te pasa, churri?

Suspiraste y te diste la vuelta. Me miraste y me abrazaste. Cuando nos separamos, coloqué mis manos en tus mejillas y te di un suave beso en los labios.

- ¿Qué pasa, Nat? Puedes contarme lo que sea.

Asentiste y unas cuantas lágrimas inundaron tus bonitos ojos. Justo cuando empezaron a caer por tus mejillas, te las sequé, con cuidado y amor. No entendía por qué llorabas, pero no quería que llorases.

- Lo siento, Albi... yo... yo... no sé que me ha pasado... - murmuraste

- ¿Qué pasa, Nat?

Me miraste de nuevo y conseguiste sonreír.

- Te quiero. - suspiraste y yo sonreí contigo. - Te quiero.

Parecía que ibas a continuar diciéndome que me querías, pero yo ahogué tus palabras en un tierno beso.  Yo también te quería. Te quería muchísimo. Nos besamos sin prisas, demostrándonos nuestro amor. Acariciándonos el corazón con delicadeza.

- He sido muy tonta - dijiste cuando nos separamos. Y reíste. - Pensé... pensé que querías a Julia.

Las dos nos reímos de lo absurdos que pueden llegar a ser los celos cuando amas a una persona tanto como nosotras nos queríamos. Pero aunque riese, en el fondo, me dolía. Me dolía porque esos sentimientos, aunque fuesen absurdos hacían que no disfrutásemos de nuestra relación como deberíamos haber disfrutado. Me sacaste aquellos pensamiento de la cabeza de golpe. Me besaste de nuevo, disfrutando del suave contacto de nuestros labios. Aquellos labios que ya conocíamos tan bien y que no queríamos olvidar jamás. Nos separamos por falta de aire.

- Así que la asesina, eh. - dije yo con un tono entre la burla y la picardía. Me sonreíste.

- Ten cuidadito. No vayas a ser tú mi próxima víctima. - respondiste con un tono travieso que me provocó un escalofrío y un deseo incondicional de estar toda la noche abrazada a tu cuerpo. No pude resistirme y te besé de nuevo.

- Y todo el mundo acusándote a ti - dijiste cuando nos separamos.

Te reíste y yo hice puchero. Pero tú seguiste riéndote y me empezaste a hacer cosquillas para que dejase de poner esa cara. Empecé a moverme todo lo que pude, intentando evitar tus cosquillas. pero no podía. Empecé a reírme contigo, intentando escapar en vano de tus cálidas manos. Ojalá haber podido parar el tiempo y haberme quedado toda la vida en ese momento. Ojalá nunca se hiciese de día. Me dio la sensación que captaste mis pensamientos, ya que paraste un segundo y me miraste a los ojos. Pero después, volviste a hacerme cosquillas aún con más ganas, como si quisieras que me deshiciese de la risa. Como si quisieras acariciar suavemente mi cuerpo y escuchar mi risa en aquella silenciosa oscuridad. Te quería, Nat.

Al final, paraste. Supongo que pensaste que ya me había reído suficiente y que tenías que dejarme descansar. Me abrazaste y empezaste a darme besitos por todo el cuello. No pude evitar soltar un pequeño gemido cuando noté tus cálidos labios acariciar mi piel. Reíste y continuaste depositando besos en mi cuello.

Me puse encima tuyo. Tu me abrazabas cariñosamente. Te di un beso en la mejilla mientras tu tenías los ojos cerrados. Me quedé dándote aquel beso una eternidad. Quería que se parase el tiempo. Quería quedarme en aquel momento para toda la vida, abrazada a ti. Tú también debías querer quedarte en aquella posición, pues habías cerrado los ojos y ni siquiera te movías. Como si te diese miedo romper aquel momento tan bonito y que nos diesemos cuenta de que los relojes seguían marcando el tiempo a nuestro alrededor. Como si no quisieses que nos diesemos cuenta de que el tiempo pasaba y nosotras tendríamos que separarnos en algún momento.

Me encantó compartir aquel momento contigo. Parece simple e insignificante, pero creo que los momentos más senzillos son aquellos más importantes. Pues un momento complejo, por muy complejo que sea, no significa que vaya a ser más importante o vaya a significar más que otro que sea más simple pero que quizá esté hecho con la honestidad el corazón. Y que fueras tú con quien lo compartía, fue lo que le dio sentido a ese momento y lo que lo convirtió en uno muy especial.

Nos quedamos abrazadas hasta que nos dormimos. Una en los brazos de la otra.

¿Nuestra relación solo es en OT?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora