Camila camino sin ganas por aquellas solitarias pero seguras calles de su vecindario. Sabia que su padre la castigaría. Pero no importaba. Él se casaría igual. Él se casaría. Sintiendo la fría noche dejo que una lágrima rodara por su mejilla. Miro la luna deseando ver a su Madre.
Su cabeza se lleno con imágenes de su mamá. Jamás nadie seria como ella. Jamás nadie la suplantaría en sus vidas.
No entendía como su papá después de haberla tenido a ella como esposa ahora se conformaría con esa mujer. Estaba segura de que ella solo haría una pesadilla la vida de su papá y eso era lo que no quería. Quería que su padre tuviera a su lado a una mujer buena. Que lo amase como el se merece. Una compañera de vida. Una mujer así como la hermana de Emily, Zoe.
Pensando un poco más en la cena, se dio de cuenta de que había pasado por alto muchas cosas. Zoe y Emily eran gemelas. Su padre miraba de una manera extraña a Zoe y la más importante: No estaba para nada entusiasmado con la idea de estar con esa mujer.
Con una tristeza no muy propia de ella, dejo que la esperanza reposara en su interior. Camino pensando en un buen argumento que justifique su hora de llegada. Algo que no sonará tan infantil ni egoísta como el estar mas que disgustada por la boda de su padre.
Llegando a su casa se dio de cuenta de que el auto de su papá estaba. Su corazón dio un brinco. Se armo de valor y toco. Ya qué no llevaba llaves. Espero muy poco.
- ¿ Donde diablos estabas ? - la recibió se padre más que molesto, se sintió fatal cuando este la abrazo fuertemente - Me estaba volviendo loco pensando lo peor.
- Lo siento - se sintió tan patética.
Su padre le dio pase para que entrara. Todo estaba medio iluminado. Se disponía ir a su cuarto pero la detuvieron.
- Tenemos que hablar, flaca. Se que estas disgustada por... - ni siquiera era capaz de decirlo.
- No quiero ser egoísta. Si tu quieres hacer tu vida yo no me puedo oponer porque a la final yo también haré la mía - dijo recordando las palabras de Lauren.
- Vivirás conmigo hasta los 25 - ataco rápidamente su padre - y igual tenemos que hablar. Tu hermana está dormida. Así que sera entre tu y yo.
Camila asintió y lo siguió hasta la sala. En una pequeña mesa que estaba la frente del mueble estaban dos vasos llenos de chocolate junto a unas galletas. Trato de no reír. Cada vez que quería tener una charla con alguna de sus hijas hacía eso. Tratarlas como niñas, a pesar de que una ya no lo fuera.
- Tendremos una charla padre e hija - dijo viendo la reacción de su hija.
- No tengo 6 años, papa - dijo sentándose. En algunas ocasiones odiaba que su padre la viera como una Niña pero en otras, como en ese momento, le encantaba.
- Ah ok. Bueno, me llevare esto - tomo un vaso y el plato con las galletas para llevárselas.
- No - detuvo a su padre, quien sonrío internamente. Siempre seria una niña, su niña - No hay necesidad de que te las lleves, no voy a rechazar lo que se que te costo mucho hacer.
- Si, comprar las galletas y que Dolores dejara el chocolate listo, costo mucho.
Camila soltó una risa contagiosa. Ese era su papá. El que no sabía hacer nada referente a la cocina, pero le encantaba disfrutar de lo que De esta saliera. Tenia tantas manías, cosas raras y extraordinarias.
La mujer que estuviera a su lado tendría que ver todo eso sin dificultad y aunque no quisiera, amarlas, inclusive las peores, cuando entraba en cólera y sus celos inmensos, amar todo eso. Emily no era la indicada.
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Mi Alocada Obsesión
Fiksi RemajaEl amor puede ser un tónico para la muerte o una fuente de vida, todo depende de como te golpee. Para dos adolescentes totalmente diferentes puede ser el fin de su perfecto mundo. Todas las alumnas de la Escuela secundaria del condado de Marsha...