Capítulo 2

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Sujin se encontraba caminando por las casi desoladas calles. En la mañana no había tanta gente. Pero eso era algo que a ella le encantaba, ya que era muy sereno y le daba tiempo de organizar sus ideas.

>>¡Vamos Sujin!, ¡Ya supéralo de una vez!<<

Se regaño a sí misma mentalmente por no poder dejar de pensar en el sueño que le había causado un remolino de emociones. Pese a sus esfuerzos, no lo lograba. No había razón para culparla, después de todo ella era un artista y la mayoría, por no decir todas, las piezas de pinturas que hacía y a la gente le encantaban era debido a su sueños. Se inspiraba de ellos.

Abrió la puerta de su pequeño local seguido de dar vuelta al cártel que indicaba que estaba abierto.

Había soñado en poder ser más, en ser como los famosos pintores que son dueños de aquellas reconocidas obras como las que tenían las personas más adineradas o incluso de realeza. Pero no había tenido una buena racha. Hubo suerte de haber conseguido aquel puesto para vender sus pinturas, y aunque ella los vendía a precios bastante flexibles, las personas siempre le ofrecían más.

No podían creer como semejante obra pudiera costar tan poco. No estaban dispuestos a dar algo miserable por algo tan perfecto a la vista de muchos.

Si, era talentosa...

Al entrar, uno podría darse cuenta que el local era bastante reducido. Pero era lindo. Tenía colores vívidos que aspiraban aires liberadores y que te daban la bienvenida de forma agradable con unas que otras pinturas colocadas sutilmente para que estuvieran a la vista de todos. Pero nadie más que Sujin y algunas pocas personas cercanas a ella sabían con exactitud lo que se encontraba de trás de la segunda puerta junto al mostrador.

Era su escondite, su escape...
Una salida...

Entró a la habitación cuyos colores eran bastante diferentes a los que ella mostraba para la exhibiciones de sus pinturas. Arrojó la pequeña mochila que cargaba en una esquina y tomó una liga que se encontraba sobre un mueble junto a la puerta. Ató su cabello de una manera que podríamos llamar "Perfectamente imperfecta", ya que lo ató de forma que algunos mechones de cabello sobresalían y otros pocos llegaban a tocarle los hombros. Pero no era problema para su belleza.

Su estilo hacía relucir sus pómulos que a pesar de ser algo abultados tenían un típico rubor natural.

Se arremangó las mangas de la blusa blanca a botones que llevaba y se acercó su lugar para comenzar a crear "vida", como a ella le gustaba llamarlo.

A diferencia de la otra habitación, está tenía hojas tiradas por casi todos lados, botes de pintura grandes, pequeños y pinceles de todos tamaños y texturas. Bocetos que colgaban de la pared sin ningún orden aparentemente y solo una ventana cubierta por una final tela transparente, que dejaba a la vista uno de los más bellos parques que adoraba admirar.

Era todo un bosquejo de ideas.
Para ella tener sus ideas así era tener sus ideas organizadas, pues como artista creía firmemente en que lo más hermoso puede venir de lo más imperfecto...

&gt;&lt; Paint &gt;&lt; Cha EunwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora