La mente era algo curioso.
El mismo viernes, en caliente, a Des le habría dado absolutamente lo mismo que el tal Leo hubiera empezado a inundar la red con todo tipo de noticias ominosas o escandalosas sobre él. Al fin y al cabo, y pensándolo en frío, la situación en la que se habían conocido habría sido un relato altamente jugoso para cualquier amante del buen chisme de celebridades.
Sin embargo ahora estaba inquieto. Sentado en el sofá blanco de un pequeño apartamento sin televisión, Des observaba la tarjeta del guía turístico apoyada sobre una mesa baja frente a él.
De verdad que no quería que éste dijese nada de él en las redes.
Y no porque le importase en realidad la mala publicidad: aquel año ya había tenido que desmentir dos supuestas paternidades por culpa de dos fans tan locas por él como por la atención mediática.
No. Lo que realmente no quería es que ese joven moreno, de apariencia sincera y amable, que acababa de sonreírle con una expresión tan... porque no decirlo... adorable, estuviese después esparciendo calumnias sucias en su contra.
Des tomó la tarjeta entre los dedos para empezar a darle vueltas de forma distraída.
-De todas formas que más me da –se dijo para sí de mala gana al poco –Tampoco es como si fuera a volver a verle...
Y la idea en vez de relajarle, le hizo resoplar de nuevo un poco más irritado que antes.
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Pasaron tres semanas. Nada ocurrió. Las redes sociales no se llenaron con ningún nuevo chisme escandaloso. Tampoco supo nada más del extraño guía turístico de estrellas en el cabello.
Por su parte Des siguió con su rutina, embarcado en un proyecto que debía ver la luz en un plazo no superior a dos meses y medio. Lo que se traducía en: Sesiones fotográficas. Auto promoción. Cenas de compromiso con clientes. Ensayos. El gimnasio. Preparación de vestuario. Clases de baile. Pruebas de estilismo. Eventos públicos a los que no podía faltar... seguido de un largo etcétera de acontecimientos y obligaciones.
Todo parecía tener mucho glamour, pero por alguna razón él estaba aburrido.
-¿Sabes Des? –cuestionó de pronto su modista oficial mientras terminaba de corregir el largo de la manga de una prenda que iba a llevar el día de la presentación. –Últimamente te veo más ausente que de costumbre... y eso es decir mucho. ¿Qué tienes en la cabeza?
-Realmente nada –se justificó el modelo con la vista perdida en algún punto inespecífico frente a él. Y tal vez llevado por el tedio añadió sin pensar:
–Tampoco es como si todo esto me emocionase demasiado. Al fin y al cabo sólo es un trabajo que hago para poder ahorrar y en el futuro ser capad de comprar un local grande por el centro.
-¿Un local en el centro? –cuestionó la modista interesada. -¿Planeas crear tu propia firma de moda en el futuro? ¿Se trata de eso?
-No. Me gustaría poner una cafetería.
Nada más oírle, la mujer tuvo que detenerse para no picarle por accidente con los alfileres por el inminente ataque de risa que sufrió. Mas tras varias sonoras carcajadas, ésta misma preguntó:
-Estas de broma ¿verdad?
-Para nada. –Repuso el aludido muy serio. –Tengo pensado hasta el nombre: Café Ardent
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Apeiron [ AMOLAD ]
RomanceTras su última discusión Vida y Muerte realmente llegaron a pensar que tal vez nunca podrían volver a hablarse de nuevo. Pero las cosas nunca son tan simples y Vanidad tiene otros planes. Este fic continua la historia original desde el "presente"...