Capítulo 6 - Bajo un cielo estrellado

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-Y aquí termina nuestra visita señores clientes –comentó Leo en tono divertido cuando ambos llegaron paseando hasta la plaza del Louvre, en donde su pirámide de cristal completamente iluminada proporcionaba una atmósfera bastante especial a las pocas parejas que por allí paseaban en aquel momento.

-Les ha acompañado Leo Spindler quien les da las gracias por haber contratado nuestros servicios, esperando que la visita haya sido de su agrado.

Manteniéndose dentro de su papel de guía hizo una leve inclinación a la par que levantaba un poco su sombrero, mientras que frente a él Des no pudo evitar reírse un poco.

-Los clientes están gratamente sorprendidos –apuntó entonces éste ocultando una sonrisa tímida tras el humeante café en vaso desechable que habían comprado por el camino. –De hecho ahora mismo me siento muy privilegiado ¿sabes?

Leo se tomó el comentario a broma. Aun así una sonrisa suave se impuso en sus labios al decir:

-Al menos ahora te ves menos tenso que cuando llegué. Y si hacer un poco el tonto sirve para que te relajes y puedas sonreír es algo que haré con gusto todas las veces que sea necesario.

Des parpadeó un par de veces pillado por sorpresa antes de darse cuenta que era verdad que llevaba ya una rato con una sonrisilla muy poco habitual bailando por sus labios. Aquello le hizo ruborizarse de nuevo, tratando de esconder aquella reacción -una vez más-  tras el envase de la bebida.

-Entonces... cuando me llamaste antes ¿Querías comentarme algo? –repuso de pronto Leo poniéndose un poco más serio. Desviando la mirada de su acompañante al cielo estrellado que tenían sobre ellos. –Aunque si me llamaste porque estabas aburrido y querías dar un paseo también está bien...

Aquel comentario arrancó la juguetona sensación que había estado bailando dentro del pecho del modelo, trayéndole de nuevo a la memoria la discusión que había tenido con su fotógrafo aquella misma tarde. Y con ella en mente Des lanzó una mirada fría al perfil de Leo, quien con ambas manos metidas en los bolsillos de su abrigo, parecía haberse perdido en algún punto inespecífico de aquel cielo nocturno.

-Leo... -repuso entonces algo vacilante tras contener la respiración y armarse de valor. –Si pudiera hacer algo por ti... con mis contactos... ¿querrías alguna cosa?

-¿Alguna cosa? –Cuestionó el aludido con sorpresa bajando de las nubes. -Alguna cosa ¿cómo qué?

-Pues no sé... -repuso Des vacilante y puede que con más miedo del que quisiese reconocer. –alguna cosa como... ya sabes... tal vez algo como que antes de que te despidan te enchufe en algún buen puesto si es que puedo... O si te gustaría conocer a mi representante.  Por si en algún momento has pensando en introducirte dentro del mundillo, en pasarela o algo similar... cosas así...

Leo frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho antes de frotarse el mentón con aspecto pensativo. Frente a él el joven de privilegiada estatura contuvo el aliento.

-Este último contrato me ha ayudado a sanear mis cuentas por varios meses.

Exclamó el aludido tras un incierto período de tiempo que para uno de los dos se antojó casi eterno.

-Además me ha servido para reafirmarme en que no me gusta el trabajo de oficina. ¡Y desde luego que tampoco me imagino dentro del negocio de la moda! -comentó éste con una sonrisa divertida como si aquella idea se le antojase simplemente absurda. Después  atemperó su expresión, hasta que tan sólo quedó una sonrisa tenue en sus labios, muy en consonancia con su aparente desazón cuando terminó con ambas manos dentro de sus propios bolsillos.

Apeiron [ AMOLAD ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora