Apeiron [ AMOLAD ]

Capítulo 44 - Epílogo - Aniversario - (Parte 2) (+18)

La efigie abrió los ojos para devolverle la mirada. Y Muerte tembló de expectación.

Poco después cambiaron el estudio de trabajo por la alcoba del señor de aquella morada, que no pudo evitar verse un poco cohibido en su propio lecho bajo Muerte. Cuando éste de rodillas sobre la cama y aún a medio desvestir, comenzó a emitir pequeñas risitas encantadas mientras el tercer integrante parecía deshacerse en besar y mordisquear su cuello desde su espalda.

-Esto es raro... -comentó al final el dios sin perder su ancha y traviesa sonrisa. –Me gusta.

Y Vida, incitado por la forma en la que los ojos del otro dios parecieron enturbiarse bajo sensaciones de lujuria y el placer, se irguió hasta alcanzar aquellos labios ajenos, que mordió y succionó de forma encantada. Antes de dejar un camino descendente de besos demandantes y mordiscos suaves sobre el pálido pecho expuesto ante él.

Estremeciéndose, los jadeos de Muerte no se hicieron esperar. Y mientras se inclinaba más hacia atrás siendo sostenido fuertemente por los brazos de aquel otro Vida –el cual continuó con sus atenciones sobre su nuca y cuello-, el dios más alto se recreó en el espectáculo que para él suponía su pareja regalándole todo tipo de placenteras sensaciones en su descenso hasta su ombligo. Antes de continuar bajando hasta llegar a su pantalón, en donde desabrochó con cuidado la prenda, extrayendo su virilidad ya inicialmente avivada.

Las mejillas de Muerte se prendieron aún más ante la mirada sumamente provocativa con la que Vida le contempló mientras repartía un par de pequeños mordisquitos en aquella parte tan sensitiva de su anatomía, antes de pasar a engullirla por completo.

El destinatario de tales atenciones no pudo evitar un ronco y profundo jadeo.

La efigie de Vida terminó de quitarle la camisa, y sin moverse de su espalda apresó su mentón, haciéndole levantar el rosto para tomar sus labios en un beso hambriento, húmedo y demandante, mientras el auténtico Vida continuaba con lentas y tortuosas succiones sobre su miembro.

La respiración de Muerte se vio truncada y rota, emitiendo sonorosas exclamaciones de placer que quedaron opacadas dentro de la boca ajena, hasta que al romperse uno de aquellos besos exclamó tembloroso, con todo su rostro ahogado en un sinfín de tonos grana:

-Despacio Vida... esto es muy intenso... o si no yo-

Ante esto el aludido no pudo evitar hacer un alto, soltando la virilidad de su pareja para reírse entre dientes antes de exclamar en tono complacido:

-Puede que hoy sea yo quien no quiera controlarse... Es tan agradable cuando eres tú quien suplica...

Y tras aprovechar aquella pequeña interrupción para desvestir completamente al otro dios, Vida mordió provocativamente su erección antes de volver a devorarla por completo, en una húmeda y demandante succión que arrancó otro profundo y roto jadeo de la garganta de Muerte. Quien estremeciéndose de forma violenta, no pudo contener sus temblores cuando la mano libre de su contraparte se dedicó además a acariciar y arañar por igual la piel de uno de sus muslos.

Y como si ambos se hubieran puesto de acuerdo, tras él la efigie de Vida comenzó a acariciar también sus costados. Raspado con la punta de sus uñas a lo largo de sus costillas, con el cuidado exacto para hacerle estremecerse por completo mientras se dibujaban delgados caminos de color rojizo sobre su pálida piel, pero lo suficientemente suave como para no dañarla en absoluto.

Para entonces, Muerte ya era incapaz pensar. Por lo que no intuyó lo que estaba por venir cuando aquellas manos teóricamente inexpertas bajaron aún más, alcanzando su cadera y poco después sus torneados glúteos. Los cuales fueron apretados con ganas antes de que un dedo humedecido irrumpiese traviesamente en su interior alcanzando certeramente a presionar de forma insistente cierta parte de su anatomía interna.