Capítulo 13 - Ríos de tinta

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Tras su más que evidente huida de la cafetería del Hotel Four Seasons George V, Leo se pasó los siguientes tres días enfrascado en su trabajo. Intentando no pensar demasiado en Des Aeva. Puesto cada vez que fallaba –cosa que ocurría con absurda frecuencia-, se encontraba buscando alguna superficie plana contra la cual poder darse de cabezazos. Porque pese a lo dicho por el modelo, la culpabilidad le estaba carcomiendo por dentro.

Más leña al fuego de su ánimo que también se agitaba cada vez que pasaba por delante de cualquier sitio que vendiese prensa de actualidad, ante la certeza de que tarde o temprano, vería como todas las portadas de las revistas del corazón se llenaban de fotos de éste con su nueva pareja.

Y aunque Leo hacia todo lo que estaba es su mano para prepararse para aquello que consideraba inevitable, eso no lo hacía ni remotamente más fácil para él.

Mientras tanto en su empresa, Des Aeva parecía destacar más que nunca pese a las marcadas ojeras que se habían instalado en su pálido rostro los últimos días. Todos a su alrededor lo habían notado a pesar de no saber precisar muy bien el por qué. Provocando que más corazones se rompiesen entre sus compañeros de trabajo.

Denis sentado frente a él, en la terraza privada de una exclusiva cafetería durante un descanso a medio día, no tuvo ningún pudor en soltárselo a la cara:

-Parece que estar enamorado te está sentando bien.

Ante la sonrisa torcida y mal intencionada de su fotógrafo, el aludido con aspecto cansado tan sólo pudo tomar su taza de café de forma digna antes de responder lacónico:

-No sé de qué me hablas.

-Vamos Des... no te hagas el estúpido conmigo. Sabes lo mucho que me molesta.

Denis tomó su propio café para dar él también un sorbo a la bebida antes de añadir sardónico:

-Y no lo digo por los ríos de tinta que han corrido esta última semana gracias a tu último escándalo. Lo digo porque si todo esto de tu "novio secreto" fuese sólo otra de las tantas mentiras que se han dicho de ti estarías como siempre. Pero estas... no sabría cómo describirlo... ¿radiante? Tanto que casi parece que lo estuvieses haciendo a propósito. ¿O vas a decirme que el que desde que volvimos de Reino Unido tan sólo vistas la ropa y los colores que sabes que más te favorecen es pura coincidencia?

Con aspecto de haber sido descubierto las mejillas de Des se tornaron visiblemente carmesíes, consiguiendo que el fotógrafo se riese como si aquello fuese ya una respuesta en si misma.

-Vaya, vaya Des... y dime... ¿Quién es el afortunado? Aunque preguntó por mera cortesía ya que estoy casi seguro que todo esto es por ese morenito amigo tuyo que antes te rondaba en el trabajo... su nombre era Leo ¿verdad?

-Sí, así es –repuso avergonzado el modelo antes de añadir: -Pero todo esto es un mal entendido, él no es mi novio-

-¡Ah! ¡Así que andas con más de uno! –le interrumpió Denis pletórico. -¡Qué cabrón! ¡Y yo que había llegado a creerme lo de que eras un mojigato reprimido! ¡La de fines de semana en resort de lujo gratis que me habría sacado si hubieses salido antes del armario! ¡Tengo muchos amigos que literalmente me habrían pagado por organizarles una cita contigo!

Ante la mueca molesta y desaprobatoria que se instaló en el rostro de Des, su interlocutor le cuestionó perplejo:

-¡¿Qué?! ¡Te habría buscado chicos guapos! ¡No tienes por qué mirarme así!

-Mira Denis, no quiero ser desagradable contigo pero si la conversación va a ser toda así ya he tenido suficiente de esta mierda durante toda la semana y–

Apeiron [ AMOLAD ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora