Capítulo 43 - Epílogo - Aniversario - (Parte 1)

99 20 57
                                    


"Como fruta madura en su momento más bello y dulce... 

Una sublime manzana roja que nunca sabría lo que era marchitarse o pudrirse. Suspendida en un único instante de eterna perfección."

Así le habría gustado definir a Muerte su relación con Vida los últimos años.

A pesar de tener que obviar como esa misma manzana había sido pateada más de una docena de veces antes de ser suspendida en ese último "instante de perfección".

Sentado una vez más frente a una taza de humeante té en el jardín de su amiga, el dios guardó silenció abstraído.

Había pasado mucho tiempo desde su existencia humana. Pero pese a los cientos de años trascurridos, la experiencia aún seguía vívida en su corazón.

Más aún cuando miraba aquel objeto dorado que aún adornaba el dedo anular de su mano izquierda.

Aquella pieza, último recuerdo de su vida como supuesto ser mortal, distaba ya mucho en aspecto de lo que había sido: Pues lo que inicialmente fue un sólido anillo de oro con una bonita inscripción en su reverso, en la actualidad poco se diferenciaba ya, de lo que podría haber sido un brillante cabello anudado en dicho dedo.

Pese a esto, Muerte siguió mirando aquel objeto con amor infinito. Muy consciente de que muy pronto terminaría desgastándose por completo hasta desaparecer.

-Muerte, ¿Por qué no le pides a Vida que te regale otro? –cuestionó entonces Amor, plenamente consciente del lugar en donde estaban perdidos los pensamientos de su amigo aquel día, puesto que sus acciones estaban siendo muy obvias, mirando todo el rato su mano y dejando escapar largos y quejumbrosos suspiros.

–Quiero decir... sé que es muy importante para ti... pero es oro fraguado por humanos. Demasiado ha durado. Y Vida puede regalarte algo de calidad cuando quieras.

Propuso la diosa que no entendía aquel estado de aparente nostalgia que llevaba arrastrando su congénere desde hacía meses.

-No es tan fácil Amor... esto representa tantas cosas... Significa un lugar... un tiempo... y el momento en que volví a ser realmente feliz por primera vez tras tantos miles de años...

-Muerte... "Leo" compró ese aro en las Vegas. A última hora y de rebote. En un calentón por hacer la chorrada de turno como el resto de turistas que contrataban una ceremonia "Elvis" en una capilla hortera. Tú mismo me lo dijiste...

El comentario consiguió de inmediato que el aludido se mostrase avergonzado y ofendido por partes iguales.

-Claro que lo sé. Pero lo mires como lo mires "esto" -repuso al final señalando lo que se encontraba en su dedo anular. – ¡Sigue siendo mi anillo de bodas! ¡Y aunque fue un servicio "express" de quince minutos... ¡Fue una ceremonia con valor legal! ¡Lo miré al regresar a Paris! ¡¡Vida y yo estamos casados de verdad!!

Amor lanzó entonces una larga mirada a su amigo, suprimiendo su primera pregunta un tanto mordaz, que habría sido algo similar a "¿Y él lo sabe? Porque no creo que comparta tu opinión", por algo con un poco más de tacto como:

-En todo caso, y estrictamente hablando, quienes se casaron fueron Des y Leo. Y eso no es algo que aquí en Ithis tenga mucho valor de todas formas...

Ante esto, Muerte volvió a agachar la cabeza, mostrándose avergonzado una vez más. Pasando a jugar de nuevo con la fina hebra de oro que envolvía su dedo. Aceptando mentalmente que sabía de sobra que para Vida, todo aquello tan sólo había sido una anécdota más dentro de sus muchas "aventuras", en aquellas memorables vacaciones pretendiendo ser humanos normales.

Apeiron [ AMOLAD ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora