Mientras tomaba asiento en la cocina de Loren, Leo no entendió ni la sonrisa nerviosa de ésta, ni la mirada intranquila de Des.
Le dolía horrores el lugar en donde había sido apuñalado. Tenía hambre. Sed. Su cabeza pulsaba como si estuviera a punto de explotar, y le temblaban hasta las piernas.
En realidad Leo era consciente de que nada estaba bien: Debería de haberse quedado tirado en el callejón. Fin de su historia.
Pese a todo ahí seguía. Y aunque era algo increíble, también le daba un poco de miedo.
Sin embargo aquel pensamiento no era algo que pudiera compartir. Porque de hacerlo, los tres habrían terminado entrado en pánico, y con él mismo ya tenía más que suficiente.
-Loren ¿puedes darme ese vaso de agua? La cabeza me da vueltas. -Solicitó entonces. Tanto por necesidad como para retrasar todo lo posible su inevitable interrogatorio.
La chica se desplazó briosa por su cocina. Abriendo y cerrando media docena de estantes antes de colocar frente a él lo solicitado, junto a las últimas tres galletas de un envase muy colorido.
-Lo siento. No me queda nada más que pueda considerarse para "vegetarianos". -Explicó después ésta, visiblemente abochorna ante la escasa ración que acaba de ofrecerle. -Pero tengo varias cosas rápidas de preparar si hoy haces una excepción en tu dieta.
-¡Oh, vamos! ¡No es momento para ponerse melindroso! -Fue la queja irritada de Des cuando Leo, con un solo gesto, mostró sin pudor la profunda repulsa que aquella simple sugerencia le provocaba.
-¡Y no es que no quiera! ¡Es que no puedo! La sola idea de... algo que antes ha sido un ser vivo... Me pone enfermo ¡Literalmente! -explicó con enojo el guía mientras tomaba una de las galletas del plato. Alimento que no pudo comer porque al parecer de pronto sufrió una nausea real.
-¡Canibalismo! ¡Y con alguien de mi propia familia! -clamó a continuación al recomponerse un poco. -¡No puedo explicarlo mejor, pero así es como me siento! ¡¡Creía que al menos vosotros dos sí me entendíais!!
-Voy a llamar un taxi. Tal vez hasta consigamos llegar a casa sin mas accidentes por hoy.
Declaró Des tras aquella singular declaración. Suspirando a la par que tomaba su teléfono, y comenzaba a marcar los primeros números del transporte.
-¡Ni en broma voy a permitir que Leo ponga un pie fuera de esta casa! -explotó finalmente Loren, después de llevar un buen rato con el ceño fruncido. -¡Al menos por ahora! Así que dadme cuarenta minutos. Volveré con comida y-
-Iré yo -la interrumpió en ese punto el modelo tras ver como Leo palidecía un poco más, al poco de acabarse la última galleta.
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-Quince minutos. ¡Vaya que si te has dado prisa! Yo tardo el doble. Y eso solo en ir y volver.
Tras irrumpir una vez más en aquella cocina, Des soltó las dos bolsas de la compra sobre la encimera. Pasando a verse algo confundido al reparar en que solo Loren se encontraba allí, con una taza de tila caliente entre las manos, sentada en un taburete junto a su mesa de comedor.
-Leo está en el baño. Duchándose. -Le explicó entonces ésta, como si supiese que estaba pensando. -Yo estoy lavando su ropa, aunque dudo que las manchas vayan a quitarse. Era demasiada sangre.
-¿Te ha dicho algo? ¿Alguna explicación?
-Ha dicho algunas cosas, pero todo ha sonado bastante incoherente en realidad.
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Apeiron [ AMOLAD ]
RomanceTras su última discusión Vida y Muerte realmente llegaron a pensar que tal vez nunca podrían volver a hablarse de nuevo. Pero las cosas nunca son tan simples y Vanidad tiene otros planes. Este fic continua la historia original desde el "presente"...