Tras la nefasta reunión con Regina, Des no pudo deshacerse de su representante hasta que accedió a que cenasen juntos. Y durante todo el tiempo que estuvieron en el restaurante del hotel, éste no dejo de tratar de convencerlo de todas las ventajas que iba a tener si aquella "propuesta" salía bien.
Demasiado cansado y apático para seguir discutiendo, Des se limitó a dejar su plato casi intacto, permaneciendo en silencio hasta que Arthur terminó –tanto de cenar como de sermonearle- y le dejó retirarse a su habitación.
Una vez allí se desplomó literalmente en la cama, sintiendo que bien podría acabarse el mundo aquella misma noche y le daría exactamente igual. Sumido en tal grado de indolencia que ni aunque hubiese sufrido en aquel preciso momento un nuevo episodio psicótico –habría sido el cuarto- le habría hecho reaccionar.
Y pese a todo ello, Des no pudo evitar volver a revisar por mera inercia su buzón de mensajes dentro del móvil. Reparando entonces en que no sólo tenía un mensaje nuevo desde hacía un buen rato, sino que éste además era de Leo.
Revitalizado de forma casi milagrosa, Des pasó a incorporarse en la cama exaltado, con su pecho empezando a llenarse de una mezcla extraña entre entusiasmo y miedo que terminó agarrotándole por completo.
"¡Vamos! ¡Ábrelo ya!" clamó para sí mismo cuando empezaron a sudarle las palmas de las manos ante tanta expectación "Hoy ya ha sido un día de mierda ¿Qué es lo peor que puede pasar a estas horas?"
No obstante una vocecilla malvada tuvo a bien apuntar: "Que tras marcharte las dos estúpidas de faldas cortas regresaran, y ahora Leo necesita a alguien que se ocupe de entretener a la amiga de la fresca con la que está intentado acostarse"
A Des se le quedó cara de haber chupado un limón. Uno especialmente agrio. Por lo que intentando cortar toda divagación de raíz, se sacudió la cabeza antes de abrir el mensaje de una vez por todas. En donde se encontró el siguiente texto:
"Me quedé preocupado cuando te fuiste. Si de verdad necesitas hablar de algo importante puedes llamarme cuando quieras. Me quedare despierto hasta que estés libre."
Des se sintió terriblemente conmovido por el correo, que releyó una y otra vez hasta que reparó en que ya era bastante tarde en realidad. Y de ser cierto lo indicado, Leo aún estaría despierto esperando por él.
Marcó su número de teléfono sin pensar, impaciente por oír su voz al otro lado de la línea.
-¿Leo? –cuestionó en cuanto pudo, nervioso y sin dar tiempo a que éste respondiese. -¿Es muy tarde? ¡Si es muy tarde puedo llamarte mañana!
Al otro lado de la línea éste no sonó tan soñoliento como habría sido de esperar, aunque tal vez si un poco malhumorado.
-No. Por mi está bien. Dime. ¿De qué necesitabas hablar?
Pese a la predecible pregunta Des se encontró sin palabras: Le había llamado ansioso por poder escuchar su voz. No porque fuese ni el momento ni el lugar de tener el tipo de conversación que le hubiese gustado mantener en persona aquella tarde.
-Veras Leo... yo... la verdad...
Se encontró divagando de forma nerviosa y sin saber que decir hasta que de pronto, rebasado por la presión, le soltó lo primero que le vino a la cabeza:
-Tengo que ir a una fiesta.
-Bueno, la verdad es que me esperaba otra cosa –confesó con alivio el guía tras haber estado conteniendo la respiración. –Pero no entiendo por qué es "importante". Tienes que estar aburrido de ir a fiestas, ¿Qué pasa con esta?
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Apeiron [ AMOLAD ]
RomanceTras su última discusión Vida y Muerte realmente llegaron a pensar que tal vez nunca podrían volver a hablarse de nuevo. Pero las cosas nunca son tan simples y Vanidad tiene otros planes. Este fic continua la historia original desde el "presente"...