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La cabeza dolía, mi estómago estaba revuelto y mis ojos estaban hinchados. Sentía como si me hubieran golpeado la noche anterior y no era nada lindo.
Lindsey Se había encargado de recordarme todo lo que había pasado mientras desayunábamos y tomábamos cafe. Me sentía tonto al llorar por una chica de nuevo pero es que no podía evitarlo, en serio creí que podía ser la indicada.

—Tienes dieciséis, nadie será la indicada cariño- Lindsey me había regresado de vuelta a la realidad. -Deberías priorizar otras cosas en vez de aferrarte a conseguir una novia que no sea una zorra-

—Todas las chicas de pandilla son unas zorras, estoy perdido- Me deje caer sobre la mesa. No pasó mucho cuando sentí un golpe en la cabeza.

—¿Me acabas de llamar zorra?- Mi hermana me miraba indignada, yo me reí.

-Eres la única que se salva ¿okay?- la mire de reojo -Mientras no salgas con algún imbécil que se sienta salido de película esta bien. Ya sabes, como Derek o Chris... incluso ese dichoso Gee-Gee podría resultar ser un patan.-

—No te preocupes, no me gusta ninguno de ellos- Respondió relajada recargándose en la mesa. -Ademas de que no estoy interesada en tener pareja por ahora.-

—Ah, cierto. 'Dedicar la vida a la pandilla'. Aún así tarde o temprano yo me veré obligado a casarme y reproducirme para heredar el dichoso "trono" del que tanto habla mi padre... yo ni siquiera quiero hijos. Quiero encontrar al amor de mi vida, ir a la universidad, viajar y conocer el mundo. Odio estar encadenado a esto. Amo a la pandilla, demasiado, pero no me quiero limitar.-

—Odio ser quien destruya tus ilusiones Frankie. Sabes que trataré de apoyarte siempre pero también sabes que tu padre nunca lo permitiría. Eres su hijo, nunca dejaría que alguien más se volviera líder solo por que te fuiste. Pon los pies en la tierra, esta es nuestra realidad bro- Ella acaricio mi espalda.

—No estoy listo para renunciar a mis sueños nena, pero creo que tarde o temprano tendré que hacerlo. Después de todo ninguna niña bien cómo con la que sueño saldría con alguien como yo. Eso solo pasa en las películas.- trate de sonreír levantándome de la mesa.

—¿No comerás más?-

—Me duele el estómago, solo iré a bañarme si no llegaré tarde al trabajo- volví a sonreír levemente despeinando el cabello de mi hermana.

Camine al baño de la casa y me encerré. Hice lo dicho y busqué ropa para vestirme, me mire al espejo al acabar. Tal vez eso era todo lo que yo podía llegar a ser en la vida: un pandillero hijo de criminales que poco a poco se convertiría también en un criminal.
No odiaba a mi familia pero odiaba que me limitaran a aspirar mas. Y tal ves odiaba un poco haber nacido en ese barrio.

Tome mis cosas y salí de mi recámara, pase por la cocina para despedirme de mi hermana. Ella me había preparado un refrigerio para que desayunara algo más tarde.

—No estes triste Frank, esta vida no es tan mala- Trato de animarme.

—No nena, no lo es- Le sonreí besando su mejilla. -Nos vemos en unas horas, ten un buen día- Me despedí de ella y salí de casa.

No vivía muy lejos del taller donde trabajaba así que me fui caminando. Mire mi motocicleta estacionada fuera de mi casa y me reí. No podía imaginarme al tonto de Gerard conduciéndola. El un niño que se notaba no haría algo que dañara su manicure había manejado una motocicleta.
Seguí mi camino, casi nunca tenia problemas pues a pesar de que mi barrio era demasiado peligroso todos me conocían. No había por qué tener miedo a que me asaltaran pues seguramente los ladrones serían mis amigos o simplemente otros Red Killers. Y meterse con el hijo del jefe era ponerse una soga al cuello, supongo que era una pequeña ventaja.
Tristemente no todos tenían la suerte que yo tenía y lo vi esa misma mañana cuando vi una cabellera roja conocida siendo apuntada por un arma.

—Ese inútil- Fue lo primero que dije en voz baja. Apresuré mi paso hasta que pude reconocer al dueño del arma —¡Tony!- Dije su nombre en voz alta.

Tony sin bajar el arma me volteo a ver. Gerard estaba más pálido de lo normal, sus rodillas temblaban y parecía estar teniendo un ataque de pánico.

—Estoy trabajando jefe- Respondió Tony. Yo rodé los ojos. ¿Eso era trabajar? Y yo partiéndome la espalda de mecánico.

—El no es tu cliente, lo siento. Gee-Gee es amigo mío y de Linds-  Dije tocando el hombro del pelirrojo -¿Estas bien? ¿Te quito algo?- Le pregunte. Gerard negó con la cabeza.

—¡No sabía que era amigo tuyo o de la señorita Linds! ¡Lo siento, no me hagan nada por favor!- Rogó.

—¡Ya lárgate! No soy mi padre, no te matare ni nada. Solo asegúrate que tú ni nadie toque a Gee ¿bien?- Le pedí. Odiaba el irracional miedo que las personas me tenían. No por que mi padre tuviera mala fama yo debía ser igual.

Tony se hecho a correr y lo vi alejarse antes de asegurarme de que Gerard estaba bien. Lo mire, usaba ropa deportiva y parecía aún no salir del shock. Dije su nombre un par de veces y cuando pareció regresar sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¡Oh por Dios! ¡Dios mío pudo matarme!- chilló. Sus manos estaban apretadas en puños contra su pecho. -Odio esto... quiero irme a mi casa- seguía lloran y yo no sabía que hacer. No podía acompañarlo a su casa en ese momento o se me haría tarde para el trabajo y lo que menos quería era que me recortaran el sueldo.
—Esto no pasaba en mi casa...-

—Ya, no llores. No pasó nada- Trate de tranquilizarlo sobando su espalda. -Ven, vamos a comprarte algo de tomar para que calmes tus nervios.- Mire mi reloj. Aún tenía tiempo.

Sujete su brazo y lo jale tras de mi a un seven eleven, le compre un café y espere a que se viera mejor.

—Gracias Frank, no se que hubiera pasado si no hubieras llegado- Me dijo.

—Solo se habría llevado tus cosas- 

—Ese es el problema, no tengo dinero... nada. Cuando le dije que estaba en ceros me amenaza con el arma... estoy seguro de que hubiera disparado de no ser por ti, Frank.-

—No lo hubiera hecho- mentí, seguramente el estúpido de Tony hubiera disparado, tal vez no a matar pero si lo pudo haber herido. Pero Gerard Se estaba tranquilizando y no quería alterarlo.

—¿A donde ibas?- Me pregunto.

—Voy al trabajo... voy unos minutos tarde. Si no te importa debo dejarte- Me levante de la banqueta donde habíamos estado sentados.

—Iré contigo- Afirmó. Lo mire incómodo. -Si, si necesitas algo te ayudaré, es lo menos que puedo hacer después de que salvaste mi vida.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora