XIV

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Gerard nos había llevado a una cafetería carísima. El pidió por mi por qué yo no tenía ni la menor idea de cómo ordenar. Su amigo era muy amable, sumamente escandaloso y demasiado preguntón. Quería saber todo de mi vida y hasta el nombre del pez dorado que tuve en la primaria. Era agradable. Incluso se ofreció a pagar todo, yo me negué al principio, por supuesto, pero cuando vi que en café costaba cinco dólares acepté. Con cinco dólares podía comprar el frasco de café soluble.
Nos sentamos los tres en una mesita al fondo de la cafetería, Gerard se sentó a mi lado y me incluyo en la plática en todo momento. Le contó a su amigo la fiesta que le organizamos y lo feliz que estaba con ella, yo sonreía al ver la emoción con la que hablaba recordando lo que había pasado esa noche cuando lo llevé a su casa. Estaba seguro de que el no lo recordaba.
Bert compartia la emoción y seguía preguntando cosas, dijo que lucia como salido de 'Graces' pero con el cabello despeinado. Yo reí, prometiendo algún día dejarme peinar por el para según sus palabras "Parecerme a John Travolta en sus épocas de gloria". Por supuesto yo sabía que no tenía nada de parecido con el actor, pero acepte de todos modos.
Cuando Bert Pregunto que hacíamos ahí la emoción de Gerard aumento, le contó a su amigo como lo desperté a las tres de la mañana para darle los boletos y todo eso. Bert parecía toda un fangirl en potencia.

—Voy al baño- Gerard corto la conversación -Ya regreso- Dijo levantándose y alejándose.

Bert y yo los quedamos en silencio hasta que Gerard entro a una puerta.

—¿Cuáles son tus intenciones con mi mejor amigo, Frank?- Dijo serio, mirándome a los ojos, yo arqueé una ceja.

—¿Qué?- Fue lo único que pude decir.

—Gerard esta muy emocionado contigo, Frank. Y te juro que si derrama una sola lagrima por ti te destruiré lenta y dolorosamente. No me importa si eres un maldito  Yakuza o algo así ¿Entiendes?- Me señaló con el dedo.

—Soy hetero, Bert. Creo que te estás confundiendo. Yo solo lo aprecio mucho, es un gran amigo- Suspiré tomando mi café.

—¿Hetero? ¡Lo que me faltaba! ¿sabes que está enamorado de ti, no? Debes ser muy estúpido para no notarlo. Si no te gustan los chicos no lo emociones, ya te dije que me molestare mucho si lo haces llorar-

Gerard Way... enamorado de mi. Si, me gustaba como se escuchaba eso, si embargo yo no estaba seguro de lo que sentía. Me gustaba estar con el, si. Me gustaba que me buscara y buscarlo, si. Me gustaba que sonriera, si. Me gustaba hacerlo sonreír también. ¿Eso era estar enamorado?... esa noche, el día de su cumpleaños cuando ayude a su madre a llevarlo a la cama y arroparlo y que sujeto mi sudadera pidiendo un momento a solas conmigo. Me gusto lo qué pasó. Tal vez no era tan hetero.

—Bueno... tal vez a mi me guste un poco Gerard- Murmuré. Ahora Bert me miraba con cara de pocos amigos -¿Qué?-

—Dijiste que eras hetero...-

—Lo soy. Pero me gusta Gerard- Sonreí y me crucé de brazos recargándome en el respaldo del sillón.

—Que pendejo eres- Bert me insulta y yo reí preguntándole el por qué. -Estas jugando con Gee, y se que el es muy sensible. ¿Te divierte lastimar a las personas?-

—Yo no estoy jugando con el. El sabe que me gustan las chicas. Si enserio le gusto no se por que, creo que nunca lo he emocionado o algo así. Y si, para que lo sepas si me gusta. ¿feliz?-

—No-

Ya no discutí pues vi a Gerard salir del baño y caminar hacia nosotros. Usaba una playera de Spiderman y jeans negros. Había comenzado a usar rojo en sus vestimentas diarias. Solo le faltaba la chaqueta para parecer miembro oficial de la pandilla. Se sentó a mi lado y miró a Bert y después a mi.

—¿Por que esas caras? ¿Quien se murió?- Nos pregunto confundido.

—Tu dignidad- Le dijo Bert.

—Esa jamás estuvo viva, cariño- Gerard se rió pero nadie más lo hizo.

Mire a Bert enojado. Yo no estaba jugando con Gerard...

—Sabes, me estoy sintiendo mareado. Creo que iré a dormir, quédate con tu amigo. Nos vemos en el hotel para descansar un poco .- me levante.

—¡¿Qué?! No te vallas- Gerard hizo un puchero y me miró. Dios, ¿Por que tenía que ser tan lindo?

—¿Que me das si me quedo?- Dije apretándole una mejilla. El rió. Sentí la mirada enojada de Bert sobre mi. No entendí por qué estaba tan molesto. Dije que era hetero, si; pero también admití que Gerard me gustaba ¿cual era el problema? Nunca dije que jugaría con sus sentimientos. Yo no soy esa clase de persona.

—pídeme lo que quieras.-

—Bueno, dejémoslo pendiente, ¿si? Ahora me debes algo.- Le sonreí sentándome a su lado de nuevo. —¿Que tienes Bert?- Dije fingiendo no saber que obviamente le molestaba mi actitud.

—Lo dire sin rodeos. Creo que eres un hijo de...- no pudo terminar pues Gerard interrumpió.

—Bert, no- Dijo tranquilo. -Frank es bueno, de no ser por el podría estar muerto ahora. Me lleva a casa, literalmente me salvo la vida dos veces y es el chico más lindo de todo Jersey. Lamento si no te agrada pero...- Ahora Bert lo interrumpió.

—Pero te gusta y me tengo que aguantar-

Todo se quedó en silencio. Mire a Gerard, su rostro estaba rojo y sus ojos se veían llorosos. No podía creerlo, tenía un ataque de pánico como el de la vez que lo asaltaron.

—yo..- tartamudeo volteándome a ver. -Frank eso no es verdad- Si que era malo mintiendo.

—Gee-Gee... está bien- Le sonreí. Sentí que estaba a punto de tirarse a llorar, así que lo abracé, el se dejó llevar y como lo supuse se rompió en lágrimas negando lo que su amigo había dicho. —Ya, Gee-Gee, todo esta bien. Bert no le dijo con mala intención y solo te está molestando- Mire al ojiazul. Ya Se había dado cuenta que lo había arruinado.

—Gerard... perdón amigo- Se levantó rápido y se dio la vuelta para abrazarlo también, Gerard me soltó y lo abrazo. No me molesto, eran amigos y el tonto de Bert lo había hecho sentir humillado. -No lo dije en serio, Gee. Sabes que te amo y no quise lastimarte.-

—Bert... ¿Por que lo dijiste? Me odiará- Lo escuché murmurar.

—Oye, no podría odiar al pelirrojo más ardiente de Nueva York. - Sobe su espalda. -ya, tranquilo-

Gerard Se separo de Bert y me miró. Sus ojitos estaban rojos y su rostro lleno de lágrimas. Tome la servilleta y las limpie, justo como esa vez que el limpio mi rostro de grasa de motor.
Lo mire.
Me miró.
Y supimos que ambos sentíamos lo mismo.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora