XXXI

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-Cerraste con llave- me queje. El rodó los ojos riendo, tomándome con más fuerza. Yo tape mi boca. Sentía que nos atraparían.

—Deja de preocuparte y disfruta ¿quieres?- fue a besar mi cuello, apretando mis caderas con sus manos para después chocar su frente con la mía y mirarme a los ojos. -Te amo-

—Yo te amo más- solté con dificultad abrazando su cintura con mis piernas y sujetándome de la mesa del taller con las manos -Mucho más-

—No... yo más- junto aún más su rostro con el mío y nuestras narices rozaron. Yo lo jale para besarlo.

Cuando terminamos nos levantamos de la mesa. El rostro de Frank estaba rojo, probablemente el mío igual, y su cuello y pecho lleno de mordidas. Lo observe buscar su ropa interior por todo el taller. Eso me causó algo de gracia, pero de inmediato recordé que yo también debía vestirme. Me baje cuidadosamente de la mesa. Eso había sido incomodo así que estaba dolorido de todo el cuerpo.

—Tu puedes quedarte desnudo- me miro Frank terminando de colocarse la camiseta. -Me gusta como te vez así.-

—Pero seguramente a Axe no le parecerá agradable entrar a su taller y encontrarme así- reí abrochando mi pantalón. -Hay que abrir la ventana...-

—Estoy de acuerdo.- Frank rio y me ayudó a abrir la ventana oxidada.
Después de eso mire el reloj. Era tardísimo y yo no había ni empezado con mi trabajo, así que traté de apresurarme a limpiar. Para mi buena suerte el lugar no estaba muy sucio, sipi e que Frank me había ayudado. Y cuando era mi hora de irme me acerqué a él a despedirme.

—¿quieres que te lleve a la estación de metro o irás en ferry?- me dijo.

—Probablemente en metro, pero primero iré a casa de April a verla a ella y a Linds, tal vez se vallan a quedar a dormir conmigo. Y se queden hasta tarde mañana, tenemos una cita en el spa- reí.

—Bueno... ¿y no quieres que te lleve a su casa?-

—No es necesario cariño-

—bueno... ten cuidado amor- el de acerco y me beso -Espero verte pronto-

—lo harás- reí.

Y después de la larga despedida por fin salí a la calle. Tal vez si hubiera sabido lo que iba a pasar hubiera aceptado que Frank me diera un aventón. Pero no creo que algo así pudiera pasarme a mi.

No estaba tan lejos de la casa de mi amiga. De hecho iba pasando frente al lugar donde yo viví casi medio año cuando me sentí perseguido. De un momento a otro estaba rodeado de hombres encapuchados que habían bajado de una camioneta negra. No tuve tiempo de hablar pues cuando me di cuenta ya me habían sujetado entre varios y subido a la camioneta.

—¿Que mierda? ¡Suéltenme!- trate de gritar pero me golpearon.

—Cállate.- fue lo que dijo el encapuchado con la voz ronca.

Lo mire tratando de descifrar por sus ojos o por su voz quien era. No tenía ni la menor idea.
El tipo siguió dando órdenes. Me tenían en el suelo de la camioneta y me habían atado las manos y los pies. Mi rostro estaba contra el suelo y uno de los tipos tenía su pie sobre mi espalda. Me habían sacado el teléfono celular y la cartera y los vi revisar mis identificaciones.

—El jefe estará contento... creo que nos vamos a divertir- Dijo uno de ellos.

Mi boca sabía a hierro y estaba seguro de que mi nariz también estaba sangrando.
Llegamos a una bodega y por un momento me sentí aliviado creyendo que solo eran los entupidos Black Sea liderados por Jon queriéndome joder un rato. Pero no era así. Yo nunca había estado ahí, ese lugar parecía una cámara de tortura.
No espere mucho tiempo para averiguar qué las cosas con esos tipos iban enserio. Me ataron a una silla pegada a una pared y no aguardaron mucho para empezar a golpearme.
Podía escucharlos reír pero yo ya no veía nada. No tenía fuerzas para gritar y sabía que de cualquier modo probablemente nadie me escucharía.
Por mi mente pasó la discusión que había tenido con mi madre esa mañana. Me matarían y ella creería que huí de casa.
Bueno, al menos de mi padre y hermano me despedí.
Y de Frank. Maldita sea, al menos me acoste con Frank una última vez.
Frank...
¿Que estaría haciendo?

Dejé de sentir el cuerpo, solo podía pensar en que me están reventando a golpes. Mi oído también se distorsionó y perdí la conciencia.

Desperté por las voces de los mismos que me habían golpeado. Yo seguía atado y mi boca aún sabía a sangre. Trate de levantar el rostro distinguiendo a los encapuchados quienes jugaban cartas. Esos no eran adolescentes o jóvenes. Eran adultos, y parecían no estar jugando.
Sus brazos estaban tatuado y parecían estar de lo más tranquilos.
Comencé a toser viendo la sangre caer de mi boca.

—La perra de Frank despertó- creí que estaba alucinando. Ellos dijeron el nombre de mi novio.
Uno de ellos se acercó a mi y levantó mi cabeza por los cabellos. Yo trate de no maldecir.

—Niño bonito ¿como dormiste?- me dijo acariciando mi cara.

—¿Que quieren?- pregunto tratando de no sonar intimidado.

—Mantenerte vivo hasta que el jefe pueda venir a acabar con tu asquerosa vida... así que tienes que tragar- Dijo soltando mi cabeza con fuerza.

Trate de buscar algo que me pudiera dar la hora. Parecía ser temprano. ¿Aún era el sábado?

El hombre se hacerco a mi y me obligo a comer papilla de bebe.
Yo sentía que todo mi cuerpo estaba despegado de mi cabeza. Quería tratar de levantarme, esa paliza había sido pero que la iniciación.

-Quédate quiero-

—Quiero irme a casa...- murmure

Escuche a todos reír. Mi respiración se entre corto. Necesitaba un médico. Estaba seguro de que algo estaba roto y sentía que no resistiría otra paliza.

Bueno... la resistí.

Al menos sabía que no me matarían hasta que su jefe apareciera... esperaba que tardara un poco más.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora