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Todo mundo se acababa de enterar que mi cumpleaños sería en cinco días y estaban indignados. Ahora querían hacer Una gigantescas fiestas de cumpleaños en una taberna cortesía del padre de Andy... y yo no quiera. No era que no me gustaran las fiestas pero no quería hacer un gran escándalo por mi cumpleaños, no quería gastar demasiado dinero.

—Mi padre nos regalara dos barriles de su cerveza artesanal y yo contratare stripers, vamos, será divertido- Andy insistía. -Ademas estás a punto de cumplir dieciocho, eso definitivamente es para celebrar. -

—No lo sé Andy... preferiría algo más tranquilo- Dije avergonzado -No quiero algo grande-

—Amigo, estás loco si crees que no haremos algo grande- Avril apoyaba la idea. Además decía que era la oportunidad perfecta para que Kristin y Mikey empezaran algo. Estoy seguro de que ese 'algo' iba a pasar con o sin fiesta pero no quería arruinar su pretexto.

—Si, Gee-Gee, nos divertiremos mucho- Frank llego a abrazarme por los hombros.

Estaba seguro de que me arrepentiría de esto...
En cuanto accedí todos gritaron emocionados y comenzaron a repartirse las tareas, no sin antes, claro, echarme de la casa de Avril para que to no escuchara y todo fuera una 'sorpresa'.
Resople mirando a mis amigos cerrarme la puerta en la cara y me puse en marcha para regresar a mi casa.
Ya había oscurecido y parecía que fuera a llover. El clima era húmedo y cálido, muy molesto pues me hacía sudar como cerdo. Me puse a patear una piedra haciendo tiempo para llagar a casa. Seguramente mi madre habría hecho la cena. ¿Había mencionado antes lo mala que era ella en la cocina?
Hace dos días tuve que dormir en el baño pues estuve vomitando toda la bendita noche.
Cuando entre a mi casa vi a mi familia sentada en la mesa cebando. Kristin estaba de invitada. Sonreí, mi hermano estaba regresando a ser un poco igual que antes, ademas solía salir mucho con esa rubia; se veían realmente felices y eso me hacía feliz.

—Buenas noches- Me acerque.

—Hijo- Mi padre saludo invitándome a sentarme.

—No Es necesario, comí pizza en casa de Avril.- les Dije. —Oigan... mis amigos se enteraron de mi cumpleaños y planean hacerme una super fiesta.-

—Gerard Arthur Way, ¿Que está pasando contigo- Mi madre se alteró. —Llegas tarde, todo el día estás con los vagos delincuentes del barrio, te desapareces los fines de semana. Seguro esa fiesta es para iniciarte a su secta o algo así. Estoy preocupada-

—Exageras- rode los ojos. -Créeme, son chicos buenos- sonreí. -ire a mi cuarto. -

—¡Arthur! Esto es a lo que me refiero.- Mi madre se levantó -Has cambiado hijo-

—Así es mamá. Ya no soy el adolescente inmaduro que le gustaba denigrar a los demás y que se sentía superior al mundo por traer un poco de dinero en la cartera. Ahora soy mejor-
Mi madre me miró, en serio se veía preocupada. —No te preocupes má, no estoy en mal camino, aún quiero ir a la universidad- reí suavemente ella sonrió.

—Lo siento Gerard, esto también es difícil para mi- Dijo volviéndose a sentar. Yo asebtí con la cabeza tomando de nuevo mi camino a mi recámara.

Cerré la puerta con seguro y conecte mi celular para cargarlo dejándolo aún lado con la música encendida en volumen bajo. Me tire boca abajo en la cama y hundí mi rostro en la almohada. Creí que sería más difícil acostumbrarme a esto pero no fue así. Ahora yo era feliz, me di cuenta de que todo lo que tenía en Nueva York era falso; casa, dinero, incluso el montón de amigos, específicamente ellos eran falsos. Desde que me había ido a Jesey solo uno de ellos mantenía contacto conmigo, los demás no se molestaban el llamar. Y eso me ponía triste pero también me hacía sentir tranquilo al saber que los demás no eran realmente mis amigos, seguramente estaban a mi lado por que me gustaba fanfarronear con el dinero, pagar todo en todos lados e ir de comprar todos juntos. En realidad yo mismo pague por la amistad de esas personas.
Estaba ocupado deprimiéndome cuando escucha unos golpes suaves en el cristal de la ventana, ahí estaba Frank.
Me levante y camine para abrirle y el no perdió el tiempo para entrar.

—¿Que haces aquí?- Me reí. -Y ¿Por que no entras por la puerta como una persona civilizada?-

—No le agrado a tu madre, ya lo noté- Se rió pasándome de largo y sentándose en mi cama. —Quiero hablar contigo-

—¿A si? ¿Sobre qué?- Yo también me senté a su lado.

—No te veías muy animado hace rato cuando hablábamos de la fiesta, así que estaba pensando ¿realmente la quieres?- Ya se había dejado caer en mi cama pero movía las manos y hablaba claro.

—No Es algo que me emocioné mucho, pero puede ser divertido- Sonreí.

—Bueno, es que si no la Quieres quería proponerte algo...- Hizo una pausa mirándome de reojo. -Escapémonos esa noche a algún lado, solo tú y yo ¿Que dices?-

—Dios, estás demente, ¿Imaginas lo que Lindsey nos haría? - Me reí. -Sería divertido pero después tu hermana nos ejecutaría públicamente-

—Si, lo haría. Pero esa noche ya habría sido nuestra- Frank hablaba muy feliz. Parecía realmente emocionado por su idea. —Gee, unete a la banda, incluso yo te enseñare a usar un arma-

—Lo haría, pero me da miedo. Frank, soy un niño de casa, sabes que no puedo hacerlo...-

—Claro que puedes. La chaqueta te quedaría muy bien. Vamos, sería divertido y ser parte oficial te hará intocable en las calles-

—Ser tu amigo ya me hace intocable ¿no?- Yo reí y el afirmó riendo también. -Ademas solo estaremos otro año aquí y después nos iremos a la universidad. Podemos aplicar a la misma.-

—Suena bien... pero eso aún no responde la pregunta inicial. ¿nos escapamos ese día?- insistió.

—Te propongo esto. Si la fiesta es muy intensa nos escapamos y vamos en busca de una cafetería. ¿Va?- Lo observe pensar.

—Está bien- Se acomodándose y sentándose en flor de loto -Es un trato, Gee-Gee-

Frank Se quedó un rato más más en mi casa preguntándome que me gustaría que me regalara. Y por más que insistí que no era necesario se fue brincando por mi ventana jurando que me daría el mejor regalo de toda mi vida. Yo reí pues no tenía ni la menor idea de lo que pasaba por la cabeza de mi amigo, pero conociendo su creatividad podía esperar cualquier cosa.

Me metí en las cobijas cuando iba a dar las doce y me envolví en ellas estirándome para apagar la luz. Los chicos de aquí hacían mucho alboroto por un simple cumpleaños.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora