VIX

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Solía llegar al trabajo, dejar mis cosas en el perchero, ponerme la ropa de trabajo y conectar mi celular a la bocina para escuchar mi música durante la jornada. Y recientemente esperaba la llegada de mi amigo quien por algún motivo me llevaba el almuerzo, cosa que me encantaba pues no solía comer nada hasta salir.
Por eso esa mañana me extraño tanto que al entrar al taller ya hubiera música y me sorprendí aún más cuando vi al chico pelirrojo barriendo y cantando completamente inspirado la canción que sonaba. No pude evitar reír con la escena de Gerard usando la escoba como micrófono.

—No se que es lo más extraño: verte a esta hora o verte haciendo lo que sea que estás haciendo.- Entre colgando mi chaqueta en el perchero y recargándome en la pared rindiendo hacia Gerard —Buenos días-

—Buenos días Frank- Hablo rápido —Yo... yo estoy. ¡sorpresa! Ahora también trabajo aquí- También sonrió nervioso.

—¿Que?- Yo reí -¿Y eso? ¿El viejo Axe te dio trabajo?- Dije acercándome a la motocicleta que tenía para hoy -Yo tuve que hacerle un montón de favores para que me contratara. Eres un suertudo Gerard Way-

—Me lo dicen seguido- Respondió caminando hacia a mi.

—¿Y por qué quieres trabajar? El otro día dijiste que querías evitar hacerlo...-

—Honestamente el tener dinero extra me motiva, además saber que pasaré la mañana contigo lo hace ver divertido. Me gusta tu compañía-

Y ahí, después de escuchar esas palabras y cuando Gerard  Way se paró frente a mi y sonrió fue cuando lo sentí por primera vez. Una sensación de hormigueos me hizo temblar, mi piel se erizo y me sentí hipnotizado en sus ojos. El tiempo se detuvo ante mi y solo vi como Gerard movía los labios sin saber que era lo que decía. Mi estómago se estremeció, sentí lo que llaman mariposas en el estómago; y es que nadie, además de mi hermana, me había dicho algo parecido. Ni siquiera quien llevaba el titulo de mi mejor amigo había dicho alguna vez que disfrutaba mi compañía. Sonreí sin dejar de mirarlo... hasta que el encanto se rompió por culpa del tremendo puñetazo que Gee me dio.

—¡Mierda!- Me queje sobando mi brazo. -¿Por que hiciste eso?-

—¡Perdón! Entre en pánico, estabas como en trance y no respondías. Creí que tenías algo y no supe que hacer- Se acercó y me sobó el brazo —Ya, ya. Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy sanara mañana.-

—¿Que mierda?- Me reí por su rima. -Eres un estuche de monerías. Siempre sabes sacar una sonrisa-

El también rió. Afirmando.

—No vuelvas a espantarme y no volveré a golpearte-

Volví a reír dejando el tema de lado y poniéndome a trabajar. Aún así me desconcentraba por breves momentos para observar a Gerard cantando la música que esta vez el había puesto.
El tenía un gusto musical muy diferente al mío en definitiva. No podría ni siquiera compararlos. La mayoría de las canciones que sonaban en su playlist eran suaves, con voces armónicas y ritmos pegajosos, pero muchas de las letras eran oscuras, hablando de drogas y tristezas. Las demás hablaban de sexo. Jamás pensé que una canción que en melodía sonara romántica tuviera una letra tan sugerente. Aún que debía admitir que sonaba bien.

—¿Puedo saber que estamos escuchando?- Pregunté en voz alta.

—De todo un poco. Justo ahora es Lana del Rey- Me respondió.

No tenía idea de quién era Lana del Rey o a lo que se refería con "De todo un poco" pero me conformé con eso y no hablé más. Quería terminar para irme temprano y se me acababa de ocurrir ir a comer a la cocina de mi madre y, ¿por qué no? invitar a mi amigo a conocerla.
Linda solía ser una mujer dulce, suelo comparar su carácter con el de mi hermana Lindsey. Es una mujer hermosa, tierna, consentidora y empalagosa... hasta que la haces enojar.
En una ocasión me persiguió toda una cuadra con una cuchara de madera hasta que tropecé y logró apalearme. Buenos recuerdos con mi madre.
Sin embargo como miembro de pandilla llegó a ser de las peores, todas las demás mujeres le temían pues sabían que su puntería era perfecta y no le daba miedo disparar. Además era esposa de mi padre, eso sumaba puntos extra a la mala reputación.

Termine de ajustar algunas tuercas y me levante. Gerard estaba terminando de barrer y ya había limpiado todos los estantes. Lo mire un segundo. Estoy seguro de que hace unos meses ni siquiera hubiera querido tocar una escoba.

La música de fondo me hacía sentir en una especie de video musical. Se sentía bien pero yo no estaba seguro de que fuera correcto.
Me levante del suelo y limpie mis manos con un pañuelo sin dejar de observar a Gerard sintiéndome culpable por sentirme de ese modo.

—¿Acabaste?- Me Pregunto dejando la escoba a un lado y acercándose a mi.

—Yo... si, estoy listo...- Sonreí -Pensaba en si te gustaría comer conmigo, iré a la cocina que tiene mi mamá. ¿Quieres ir?-

—Me encantaría- Me devolvió la sonrisa pasándome de lago para tomar su chamarra y alcanzarme mi chaqueta.

Ambos salimos del taller y fuimos por nuestra paga antes de retirarnos. Mientras conducía no podía evitar seguir pensando en todo lo que estaba sintiendo. Eso definitivamente no estaba bien por más de un motivo. Si yo saliera con ese 'gusto' muy probablemente mi padre me mataría, literalmente.

Mi madre nos recibió animada, nos invitó a pasar y le pidió a la chica que trabajaba para ella que nos atendiera rápido. Se fue a sentar unos minutos con nosotros mientras comíamos, pero fue tiempo suficiente para presentarle formalmente a Gerard. Yo ya le había hablado un poco de él, había mencionado que era como un inofensivo gatito atrapado en el centro de un lago. Mi madre estaba encantado con el, no perdió el tiempo para contarle que ella también usaba el cabello rojo en su adolescencia y decirle que conocía una estética en donde lo podría retocar a un buen precio. Parecían llevarse bien.
Me reí cuando hacían bromas, mi madre era puro amor. Nos dejó comer a solas y Gerard y yo seguimos charlando de cosas sin importancia. El día pintaba para ser Perfecto y estaba seguro de que nada lo arruinaría.

—Tu madre es hermosa... y muy joven. Podríamos ser compañeros de preparatoria- Gerard había dicho mirando a mi madre de lejos.

—Si, es verdad- También sonreí. —Me tuvo a los diecisiete así que es bastante joven y la mujer mas linda que conozco. -

—No lo negare- Gerard rió alegre. Ese chico era muy risueño.

Y yo solo quería que el mundo parara y nada saliera mal. Y deseaba seguir sintiéndome tan Feliz como me sentía en ese momento.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora