XXII

452 68 38
                                    

Estábamos envueltos en una sábana sobre mi cama. Eran casi las once de la noche y Frank no quería largarse pues estaba ocupado molestándome.
Yo solo pedía al cielo que a mi madre no se le ocurriera entrar a mi cuarto pues estoy seguro que hubiera malinterpretado que Frank estuviera sobre mi entre mis piernas ( debo decir que estábamos vestidos y al menos yo no tenía intenciones de hacer algo mas)

—¿Me quieres?- Dijo picándome la mejilla con su dedo -Dime que me quieres.-

—Mierda Frank, ya lo repetí trescientas veces; Te quiero.

—¿Me Quieres entre tus piernas?- Murmuro en su estúpido tono de voz horny-on mientras sonreía pícaramente.

—Quítate o te pateo- No fue necesario que lo dijera dos veces  pues Frank salió de donde estaba y se dejó caer como vaca a mi lado, sin dejarme de observar. -Deja De mirarme, me incomodas-

—Te exito-

—¿Por que todo tiene que ver con sexo cuando estoy contigo?- Gruñí.
Debo decir que Frank y yo no habíamos llegado a tanto. Todo se había quedado en besos, caricias... y en la ocasión que nos corrieron del cine pues se me ocurrió meter mi mano en su pantalón... ¡Pero no habíamos hecho nada!
Aún así Frank insistía demasiado en avanzar, claro que yo no sedería Tan fácil. No soy esa clase de chico.

—El que piensa en pan es por que hambre tiene.- Murmuro con falsa inocencia.
No pensé mucho y lo empujé de la cama haciéndolo caer. El se levantó enfurecido —¡Oye! ¿Que ocurre contigo?- Me Gritó. Yo reí.

—No tendré sexo contigo.-

—Al fin que ni quería- Se cruzo de brazos. Era como un niño pequeño, pero en pandillero y medio criminal.

Frank solo me observo por un rato con cara de molestia antes de regresar a seguir molestándome metiendo sus manos en mi playera y besando mi cuello. Yo ya estaba harto.

—Vamos Gee... déjate llevar-

—Si no te detienes olvídate de que vuelva a dejar la ventana abierta.- Me incorporé mirándolo a los ojos. -Deberías ir a casa, es tarde y es peligroso- sujete sus manos, el me vio a los ojos.

—No me pasará nada si no llego a casa.- Murmuro volviendo a acomodarse sobre mi cama. Ya había entendido lo que pasaba.

—Okay, Dime que tienes.- me incorpore recargándome en mis codos. -Estas raro; por algo no quieres ir a casa.-

—Bien, lo dire- Suspiro. -Mi madre se comporta extraño desde que le dije que salgo contigo... ella piensa que eres una etapa o algo así, todo es complicado en casa... no he hablado con papá sobre esto y tengo miedo de hacerlo. Jamás había estado en una situación tan incomoda. Linds hace bromas sobre mi sexualidad y eso me hace sentir raro por que aún que juro que soy hetero, te miro y siento... lindo. No se que hacer, no quiero ir a casa por que mi madre actúa raro conmigo... no me gusta eso.-

Me quede callado. No sabía que decir. Yo jamás tuve el típico conflicto de aceptación cuando descubrí que me gustaban los chicos, pero podía imaginar lo horrible que debía ser. Además Frank sentía que su familia no lo apoyaba, eso debía ser aún peor.
Me arrastre despacio hasta el y me recosté en su pecho abrazándolo. Lo escuché suspirar.

—Todo mejorará, verás que si- Murmuré acariciando su pecho. -puedes superarlo-

—Eso creo- Se rió bajo. - ni siquiera se en que momento comenzaste a gustarme... solo paso. Un día en la escuela solo te vi reír a lado de mi hermana y creí que tu sonrisa era bonita. Después pensé en lo bien que lucia tú cabello, en lo agradable que era tu voz. En algún punto sentí que tu cuerpo era Perfecto, todo. Además se me volvió un vicio pasar tiempo contigo, el querer cuidarte. Sin darme cuenta me comenzó a gustar tu forma de hablar y pensar... Dios, soy un cursi de mierda pero es que es la verdad. No noté hasta hace poco que estaba enamorado de ti. Y no se por que si a mi siempre me han gustado las chicas.-

—Eres demasiado meloso- reí bajo besando su mentón, el sonrió. -¿No estás diciendo esto solo para desvestirme, cierto?-

—No seas idiota. Me gusta decir lo que siento. Solo es eso.- Me abrazo con fuerza.

—Lastima, estaba funcionando- Bromeé.

—Mierda.- Maldijo Frank.
Nos quedamos en silencio unos minutos.
—¿En serio debo irme?- Pregunto.
Su voz temblaba y estaba entre cortada. Levante mi vista, Frank luchaba por no llorar.
Lo abracé con fuerza y bese su mejilla.

—Puedes pasar la noche aquí si tú quieres- murmure contra su cuello. El me regreso el abrazo.

—Gracias- El me apretó a su pecho.

No se dijo nada más; solo tratamos de dormir.
Me quede contra su pecho, escuchando su respiración y sintiendo los latidos de su corazón al compás de los míos, como en una canción

Todo había cambiado mucho en este tiempo que yo llevaba aquí, definitivamente yo dejé de ser la persona que era en Nueva York.
Y eso me ponía feliz, pues descubrí que el dinero, ni lo carros, ni mi montón de 'amigos', ni nada de eso era importante para ser feliz.
Yo pude descubrir mi felicidad en una escuela pública sin presupuesto para pintura ni agua potable, la descubrí en un barrio peligroso y humilde, y la estaba volviendo a topar esa noche sobre mi cama, en un cuarto de tres por dos, con un chico completamente diferente a los que estaba acostumbrado en Nueva York.
Al menos Frank era real y no un Niño rico de papi. Al menos Frank estaba enamorado de mi, como yo lo estaba de él.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora