XXXV

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Y ahí caí en cuenta de lo que en realidad estaba pasando. Mi sangre se heló y mi estomago se revolvió al instante. Sentí que todo daba vueltas a mi alrededor y con los nervios de punta baje del auto. Bert me tomo por los hombros repitiendo una y otra vez que no lo odiará por eso. Mi mandíbula temblaba como si me estuviera muriendo de frío y mi respiración estaba agitada.
Atravesamos la puerta de cristal. El sonido de las máquinas de tatuajes logró ponerme aún más nervioso.

—Putas agujas- solté. Bert rio.

—Relájate- me dijo haciéndome caminar a una oficina y tocó la puerta con el puño. Casi de inmediato la puerta se abrió.
Juro que me hubiera caído de espaldas si Bert no me hubiera estado sosteniendo.

—Bert, amigo- Frank sonrisa animosamente y no perdió el tiempo para abrazar a Bert. Después me miro. Parecía que había visto un fantasma. —Gee-Gee...-

—Hola- salude con mi mano, manteniendo la respiración. —Bert... ¿puedo decirte algo rápido?- El afirmó. Tome su mano y casi corriendo lo saque del estudio.

—No me odies- repitió nuevamente.

—¿Por que Bert? ¿Esto era necesario? Sabes toda la historia que tuvimos, sabes que a pesar de todo el tiempo que ha pasado no puedo dejar de pensar en el, no puedo mantener una maldita relación estable por su culpa. ¿Por que me haces esto amigo?- Sentí una impotencia increíble. Muchas ganas de llorar y mas nauseas.

—¡Por eso mismo! El idiota de ahí dentro me pregunta a diario por ti.
Me pregunta por tu vida, tus amigos, tu salud. ¿alguna vez te has preguntado por qué durante una conversación normal pregunto cosas fuera de contexto? Pues es por que el me pide que lo pregunte.
¡Dios, está obsesionado contigo! ¡Diario me pregunta por que jamás contestaste su mensaje! Tienen que arreglarse y cerrar ese maldito ciclo que no deja a ninguno de los dos avanzar románticamente. Estarán estancados.-

—El le dijo a mis padres que me alejara y que me odiaba por que por mi culpa su padre había vuelto a prision. Ni siquiera espero a que despertara del puto coma inducido. Mierda, Bert. Ese imbecil me destrozo el corazón, la vida. No envió jamás ni un puto mensaje y yo solo cumplí lo que el me pidió. Por qué yo lo amaba y si el iba a ser feliz lejos de mi ¡Bien! - listo, estaba llorando, manoteandole a Bert en la calle y armando una escena digna de Broadway. 
—No se que pretendía preguntando por mi, pero si lo vuelve a hacer dile que digo yo que se valla a la mierda...- limpie mis lágrimas. -Me iré en el ferry. Nos vemos al rato.-

Sin decir más lo pase de largo. El no dijo más. Solo me vio alejarme. Y yo me sentía cómo una basura, completamente humillado.

Iba caminando por la avenida cuando escuché un motor de moto acercándose a mi. Eso debía ser una mala broma.

—¿Puedo llevarte?- Frank me emparejo.

—No, gracias. Tengo pies- 

—¿y si Te robo los zapatos?- dijo al mismo tiempo que me cerraba el camino con su moto. Suspire con pesadez.

—¿Que quieres?- detuve mi paso mirándolo. -Fue un error venir aquí-

—Los errores no existen. Eso se llama destino- dijo bajando de la moto. Yo reí. 

—Muévete Frank. No quiero problemas. Solo quiero regresar al departamento de Bert y comprar mi boleto de avión para regresar a casa - sonreí rodeando la moto, pero el sujeto mi brazo impidiéndome avanzar.

Lo mire nuevamente. No había cambiado mucho, solo que ahora usaba el cabello corto y tenía varios tatuajes a la vista. Supuse que había más bajo la chaqueta de la pandilla.

—Hablemos, como los adultos que somos ahora- me pidió. No pude evitar reír.

—Es un poco tarde para eso ¿no crees? Tal vez si me hubieras mandado un puto mensaje para saber cómo estaba en vez de solo decirle a mis padres que me dijeran que me alejara nada hubiera terminado mal-

—yo no hice eso- vi en su rostro confusion.

—No te hagas el tonto. Ya suéltame de una vez- le dije jalando mi brazo.

—Gerard, yo no le dije eso a tus padres. Cuando desperté mamá me dijo que tus padres le dijeron que se asegurarían de que jamás volviéramos a vernos- parecía decir la verdad. —Envíe un mensaje en cuanto pude pero nunca respondiste. Creí que tú también querías alejarte después de todo lo qué pasó.- titubeaba.

—No entiendo nada... cuando desperté no tenía mensajes tuyos. Ni uno solo.- le dije firme. El trataba de comprender lo que yo decía. -Solo me aleje como tú me pediste...-

—¡¿Como mierda pediría eso si estaba inconsciente?! ¿No escuchaste que cuando desperté tu ya no estabas? - gritó molesto -Mierda, de haber sabido que tus padres habían dicho algo así hubiera escapado del hospital y te hubiera buscado por todo Nueva York para disculparme de rodillas.-

—No me habrías encontrado por qué yo estuve inconsciente casi un mes.- dije con simpleza.

—Gerard... lo siento ¿sí? Sí pudiera viajar al pasado y cambiar todo lo qué pasó lo haría sin dudar un segundo.- respiró hondo. -Tomemos algo esta noche... platiquemos de lo qué pasó, quiero volver a ser tu amigo. Si no funciona solo mandaremos todo a la mierda. Sigue con tu vida y yo con la mía, pero no desperdiciaré esta oportunidad de arreglar las cosas ¿entiendes?-

Lo mire un segundo antes de respirar hondo y bufar. Me iba a arrepentir. Casi podía verme llorando entre los brazos de mi madre en cuanto aterrizara en Los Angeles.

—Bien- solté. El sonrió tan infantil como yo lo recordaba. -No subiré a esa mierda- señalé su moto.

—Dices más groserías de las que recordaba- dijo riendo y sin importarle lo que dije me dio el casco que llevaba. -Solo sube-

Supuse que no tenía más remedio que subir, así que lo hice tras el y me sujete fuerte de la moto. Tube un flashback de cuando subí por primera vez a la motocicleta de Frank Iero. Todo paso tan rápido ese día que me sentí fuera de la realidad.

—¿Listo?- pregunto.

—Mierda, solo avanza-

El volvió a reír. Su risa era contagiosa. Aceleró la moto tan rápido como la primera vez, poniéndome nervioso.
Estuvimos de regreso en el estudio de tatuajes más pronto de lo que duró nuestra discusión.

—Me gusta tu nuevo look- dijo cuando le devolví el casco. Yo le sonreí.

—A mi también me gusta el tuyo-

—Gracias- suspiró. -Bueno, haré el tatuaje de Bert y después vemos a donde vamos ¿te parece bien?-

—Está bien- sonreí con dificultad.

Y entre al estudio clavándome las uñas en los brazos.

P O O R   B O Y //frerard// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora