✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²

28. Between Heaven and Hell

PRIMER ACTO | capítulo veintiocho

Entre el Cielo y el Infierno

En mi vida había asesinado a cinco personas. Todas ellas con propósito de entrenamiento, a excepción de dos.

La primera sucedió cuando tenía tan solo trece años de edad. Mis superiores en la academia habían creído adecuado darme una especie de misión para demostrar cuán talentosa era a la hora de proteger a las personas. Tanto, que creyeron necesario enviarme a Michigan con el propósito de proteger a la hija del secretario de educación de Estados Unidos. No sentí ningún remordimiento al matar a la persona que lastimaría a mi protegida, pues según lo que había investigado una vez que sucedió, se trataba de un hombre solitario, sin empleo, que no tenía hijos ni familiares. Así que supuse que si lo había asesinado a sangre fría en caso de defensa propia, nadie lo extrañaría.

Seguí mi vida con normalidad.

La segunda cambió mi perspectiva casi al instante. Como mi primera prueba había ido de maravilla, mis superiores decidieron mandarme a hacer el trabajo sucio por ellos. Claro que yo no comprendí eso sino hasta un par de días antes de la muerte de mi madrina, por lo que terminé acabando con la vida de un padre de familia que había asesinado a uno de los dirigentes de la academia Hunter por extorsión. Mis movimientos fueron precisos y acabaron con la vida del hombre en instantes. Lo dejé pasar porque me había ayudado muchísimo a mejorar mis habilidades de combate. Sin embargo, la manera en la que me sentía con respecto a la academia, se fue desarmando un poco. Ya no confiaba demasiado en mis entrenadores.

No obstante, seguí con mi vida lo más normal que pude.

En cuestión de semanas, sucedió la tercera vez en la cual maté a alguien. Ese momento se llevó a cabo por circunstancias superiores a mi, pues se trataba de un asunto de vida o muerte. Si no acababa con la vida de aquel hombre completamente desconocido para mí, el grupo de Banshees que se encontraba en peligro, podría haber salido mucho más lastimado del que ya estaba. Por suerte, tuve a Cher a mi lado en aquella misión, por lo que pude procesar lo que había sucedido de forma más rápida. 

Mi vida no cambió demasiado.

Hasta que después surgió el accidente. 

Me encontraba entrenando con una de mis compañeras, una Ahereen muy talentosa y a quien jamás creí que vencería. No confiaba mucho en mi misma, pensé que no ganaría el combate, pero resultó en una muerte cuando, utilizando toda mi fuerza para poder vencer a mi gran rival, le golpeé la cabeza con tal energía que terminé por lanzar su cuerpo al suelo de forma grotesca.  Mi intensión era solamente noquearla para poder ser la mejor en mi generación, pero fallé masivamente. La cabeza de Adrianne golpeó el suelo y le causó un derrame que no tardó mucho en acabar con su vida. 

Me conozco muy bien y sé que bromeo demasiado con quitarle la vida la gente, pero lo cierto es que dese ese día, no confío en mi fuerza y en lo que mi ambición puede llegar a causar. Por simples deseos egoístas le quité la vida a una colega que admiraba y temía. Por esa misma razón, me prometí que nunca más asesinaría a otra persona, hasta que llegó mi quinta vez.

Garrett.

—¡Maya! —oí que alguien gritaba, despertándome de mi ensoñación.

Centré mi vista en el techo de mi casa, sin darme cuenta de que había dejado caer el cuerpo de Garrett sobre mí. Lo único que podía ver eran algunos puntos negros que me nublaban la vista, además de las lágrimas que se resbalaban por mis mejillas.