27. Bellyache

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PRIMER ACTO | capítulo veintisiete

Dolor de estómago

—Los Berserkers te dejaron bastante herido y por poco mueres desangrado, pero no lo hiciste, ¿cómo? ¿Quién fue el que te salvó? 

Ante mis palabras, Garrett simplemente me observó de forma seria y sin intensiones de responderme. 

—¿Es posible que alguien pase por todo eso? —escuché que Ariana decía, aún recuperándose de lo que le había pasado, casi sintiendo empatía hacia el chico que por poco acababa con su vida. 

Lo único que se me pudo pasar por la mente fue decirle a Ariana que estaba siendo muy estúpida al creer que Garrett no se merecía haber sido lastimado de gravedad y casi haber perdido la vida. 

Tal vez en un momento de la vida del rubio no se lo merecía para nada. Después de todo, solamente era un chico que anhelaba sentir algo más luego de haber sido dado en adopción o de haber perdido a sus padres. Tal vez la cantidad de dinero que ganaba matando seres sobrenaturales le servía como recompensa por haber sufrido casi toda su niñez. Por más raro que pareciera, si verdaderamente te ponías en los zapatos de Garrett, podías sentir hasta lástima por él. Un adolescente que no solo había perdido a sus padres, sino que también era una persona que había perdido a su pareja cuando creía que estaría con ella el resto de su vida.

Sin embargo, y aunque parecía ser una historia terrible la de la vida de Garrett, no podía darme el lujo de tener compasión hacia el chico. Había causado mucho dolor a la manada y, por más que lo intentase, no podría olvidar lo que había hecho. Ni hoy, ni nunca.

Garrett no habló, simplemente puso sus manos en puños, dejando ver como estos se enrojecían de forma sobrenatural. Aun no entendía qué era él, jamás había visto algo parecido y seguramente jamás lo haría, pero por más que fuera interesante, nos ponía en riesgo a todas.

—De acuerdo. —intervine, sintiendo que ya no podía tenerlo en mi casa, no sin intentar herirlo. —Ya obtuviste lo que querías. Te has vengado de mi y ahora ya puedes irte a donde sea que quieras irte, pero ya déjanos en paz... a mi, a mis amigas y a la manda.

Garrett rió, cínico, y avanzó un par de pasos hacia mí. 

—Mi venganza no comenzó, tu amiga fue solo un daño colateral. —comentó con voz siniestra, helándome la piel y seguramente la de Ariana y Cher.

Con cada paso que él daba, su cabello rubio parecía crecer y se teñía de un color parecido al mío. Su rostro se asemejaba al que yo veía en el espejo todos los días a la mañana y empezó a caminar al igual que yo. 

No sabía qué hacer ni qué decir, estaba confundida y hasta incluso perdida, al igual que mis amigas. ¿Acaso Garrett se estaba convirtiendo en mi? ¿Cómo era posible? Lo había visto hacer algo parecido en el baño de Sinema, pero al no conocer el rostro de la otra persona, no me había resultado tan conmocionante como ahora.  ¡Era una excelente copia de mi! Y lo que veía no me gustaba para nada. Garrett, ahora luciendo exactamente igual a mi, tenía un brillo en sus ojos tan malévolo que me resultaba muy extraño pensar que yo podría verme así en ciertas ocasiones.

Mis ojos parecieron llenarse de lágrimas y una de ellas se resbaló por mi mejilla. Estaba aterrada, ¿que era lo que iba a hacer?

—Te equivocas, Maya. —escuché que decía mi replica. Era tan espeluznante, incluso tenía mi mismo tono de voz. —Yo sí morí en aquel bosque en el que me dejaste, pero renací. Todo gracias a los Dread Doctors. Ya no soy el mismo Garrett de hace algunos meses, ahora soy una versión mejorada de él. Una versión que parece no ser tan fácil de derrotar como la anterior.

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora