✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²

𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐀𝐂𝐓: Epilogue

PRIMER ACTO | epílogo

—¡Maya! —oí que Ariana gritaba detrás de la puerta de mi habitación. —Maya, sabemos que estás allí dentro, déjanos pasar. 

Volvió a pedir, mas no me moví de mi lugar. Seguía petrificada allí mismo, sobre mi cama, mirando a la nada tratando de recordar los sucesos de la noche anterior. 

Era adoptada. Conan era mi hermano, Stiles no. Mi madre biológica estaba muerta y mi padre biológico desaparecido.

—¡Maya, abre la puerta! —esa vez fue Cher, pero por más que oí y comprendí su voz aterradora y amenazadora, no pude abrir la puerta. 

Aún estaba en shock. 

—Maya, si no abres la puerta en este instante...

—Espera. —Cher interrumpió la frase de la Banshee. —Yo me encargo.

Por unos segundos no escuché lo que sucedía del otro lado y seguí mirando a la nada misma, sin comprender por lo que estaba pasando. No obstante, a ese silencio le siguieron unos ruidos de extraña procedencia. Cuando quise darme cuenta, la puerta de mi habitación estaba abierta de par en par y su cerrojo completamente destrozado. 

Cher la había derribado de una patada. 

El estruendo fue tal, que provocó que yo volteara mi rostro hasta mis amigas y las observara completamente aterrada, con mis manos sobre mi regazo, embadurnadas en litros de sangre seca. Mi cama, toda desarmada, estaba cubierta de tierra y creía que mi rostro también, pues mis ojos estaban irritados y mi mejillas se sentían rígidas. Como si me hubiera pasado algo sobre ellas con tal de prevenir arrugas. 

Y ni hablar de mi ropa. Estaba completamente destrozada y había más sangre sobre mi remera y pantalones, que en mis venas.

—Chicas, yo... —comencé a decir, tartamudeando y con los ojos llenos de lágrimas.

No sabía cómo explicar lo que sus ojos veían. Estaba perdida, desorientada. 

—¡¿Qué te pasó?! —cuestionaron las dos al mismo tiempo. 

Ariana corrió hacia mi arrodillándose y sujetando mis manos ensangrentadas. Tenía los ojos abiertos como platos. Mientras que Cher se quedó en su lugar observándome sorprendida, con una de sus manos sobre su boca.

—¡No lo sé! —grité instintivamente, el terror y el desasosiego recorriendo cada parte de mi cuerpo. —No lo sé. —susurré. —Acabo de despertar en mi cama, toda sucia, confundida y aterrada. No recuerdo nada de lo que ha pasado la noche anterior. La cabeza me duele, el cuerpo me duele... —describí, temblando. Desde el rabillo del ojo, noté cómo Cher traía un paño mojado y se lo entregaba a Ariana, quien rápidamente comenzó a pasarlo por sobre mis manos, intentando limpiar la sangre seca. —Es como si estuviera atravesando por la peor resaca de toda mi vida. Lo primero que sentí al abrir los ojos fue el hedor a sangre seca. Después le siguieron las migrañas y los dolores musculares. No sé de quien es, no sé cómo llegué aquí ni qué es lo que he hecho como para tener las manos así. Yo... no entiendo nada.

Y sin previo aviso, las lágrimas se resbalaron por mis mejillas como si fueran una cascada.

—Ay, cielo... —comentó Ariana, dejando todo de lado para abrazarme.