✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²

15. Meeting the Devil

PRIMER ACTO | capítulo quince

Conociendo al Diablo

Mi respiración súbitamente se cortó al voltear mi rostro y enfrentar al muchacho frente a mí. Su expresión seria y terrorífica me hacía estremecer, mientras que la ropa que utilizaba era la misma de hacía varias horas atrás. Tenía el cabello oscuro, rapado a los costados y un grueso mechón de pelo con rulos en la parte superior de su cabeza, los ojos de un mismo color y los ángulos de su rostro eran bien marcados. Sin embargo, su belleza se veía opacada por su espeluznante mirada.

—Por fin te encuentro. —dijo avanzando de manera rápida hacia mi rostro.

Intenté sacar de mi falda tubo una de las dagas que tenía guardadas pero se me hizo imposible dado que el chico desconocido ya se encontraba sobre mí, sujetando mi mentón con fuerza. Mi pulso estaba acelerado y sentía mis manos entorpecidas ya que temblaban con cada movimiento que quería realizar.

Su respiración se mezcló con la mía y observé como apretaba sus dientes, furioso. Cerré los ojos ante su cercanía y por miedo a que me lastimara el rostro debido a la fuerza que ejercía sobre el mismo, entretanto mis manos estaban apoyadas con fuerza contra el lavabo y las lágrimas intentaban escaparse de mis ojos.

—Creí que jamás te encontraría de nuevo, pero lo hice. —volvió a hablar. Su agarré se ajustó aún más en mi rostro y me quejé ante la brusquedad con la que me tocaba.

No podía estar más que asustada pues había creído que ya todo estaba bien, que ya nada podría lastimarme. No sabía si se trataba del alcohol que se encontraba en mi sistema o si simplemente me sentía de esa forma porque había supuesto que se trataba de mi imaginación pero de todas formas el terror se sentía real, se sentía venenoso, peligroso.

No supe cómo me había permitido salir de mi casa si yo sabía que alejarme de mi hogar y de mi familia sería arriesgado. Era consciente de ello y aun así decidí salir al mundo y fingir que todo estaba bien, que ningún problema me acechaba por las noches. Intenté engañarme a mí misma pero la verdad era que nunca podría escaparme de los problemas sobrenaturales. Mi vida se centraba en ello y, muy en el fondo, sabía que siempre sería así.

—¡Mírame a los ojos cuando te hablo! —gritó exaltándome y permitiendo que finalmente las lágrimas cayeran por mis mejillas.

Estaba sumamente aterrada, nunca me había sentido de esa forma pero todo comenzaba a agobiarme en extremo. Intenté hacer lo que él me pedía pero al sentir como agitaba mi rostro entre sus manos, volví a cerrar los ojos con más fuerza aun. No sabía a qué se debía todo este alboroto, nunca en mi vida había visto a este chico y sin embargo aquí estábamos. Él completamente sacado de sus casillas y yo demostrándole lo débil que era ante situaciones como ésta.

—¿Qué? ¿No estás contenta de verme? —una vez más habló.

En ningún momento abrí los ojos pero aun así pude sentir como las comisuras de sus labios se alzaban en una sonrisa maliciosa.

—No... —intenté responder pero la fuerza ejercida en mi rostro me lo impedía. Él, al darse cuenta de ello, aflojó su agarre. —No comprendo lo que tratas de decir. —finalmente hablé llamándole la atención al muchacho.

—Oh, claro. —se alejó un poco de mí al decir esas palabras y dejando mi mentón libre. Retrocedió un par de pasos y al ver que existía una distancia considerable entre ambos, volvió a dirigirme la palabra. —Tal vez de esta forma puedas reconocerme mejor.

Lo observé atenta a cada movimiento que realizaba, aun temiendo por lo que haría a continuación. Llevó su cabeza hacia atrás dándome una clara vista de su cuello e inmediatamente comenzó a hacer movimientos de un lado hacia el otro con la misma, una expresión de dolor se dibujó en su rostro y su cabello castaño se fue decolorando hasta convertirse en rubio. Su piel pareció deshacerse y la estructura de su rostro comenzó a cambiar de forma. Sus ojos ya no eran de un color marrón oscuro sino que ahora eran tan azules como el mar, la tonalidad de su piel también había sufrido transformaciones ya que era un par de tonos más clara.