16. Decisions Need To Be Made

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PRIMER ACTO | capítulo dieciséis

Han de Tomarse Decisiones 

—Más rápido, Liam.

—Eso intento Maya, no me presiones.

—Lo sé amor, pero necesito que te apures, ¿de acuerdo?

—Es extraño que me llames así cuando estamos en una situación como esta, ¿lo sabías?

—Mi hermano y padre podrían entrar en mi cuarto en cualquier momento, si no tomas tus cosas con rapidez, nos encontrarán y querrán asesinarte. —expliqué mientras arreglaba mi cabello y me colocaba mis zapatillas con tacón oculto negras. —Eso te lo puedo asegurar. —reí.

Como había dicho antes, me sentía tan abrumada por todo lo que había sucedido la noche anterior que me vi forzada a llamar a Liam y rogarle que se quedara a dormir conmigo esa noche. Por suerte, la quemadura que Garrett me había hecho en el club nocturno ya comenzaba a desaparecer. De todas formas tuve que utilizar un poco de maquillaje para esconder las marcas de Liam y estaba agradecida que él no lo notara, el ardor ya no era tan persistente y mis nervios con respecto al regreso del chico de cabellos rubios habían disminuido considerablemente pero aun así no me sentía completamente segura sobre ello.

Liam terminó de vestirse y asegurando que volvería esta misma noche, se retiró de mi habitación unos minutos después de que mi padre se fuera a trabajar. No sin antes darme un beso de despedida.

La mañana transcurrió con normalidad. Asistí a la escuela, tomé notas de las clases, almorcé, conversé con Cher y Ariana, me besuqueé un rato con mi asombroso novio, volví a mis clases, hice mis deberes y finalmente entrené con el Coach para poder aprobar Educación Física. Todo parecía un día ordinario, hasta que Lydia se acercó a mí en mi hora de salida.

—¡Maya! —me llamó desde la puerta de entrada de la escuela, obligándome a voltear hacia su dirección y extenderle una radiante sonrisa cuando su cuerpo ya se encontraba junto al mío.

—Ey. —saludé. —Me alegra ver que estés sana y salva. Intenté visitarte ayer luego de que te operaran pero la recepcionista me dijo que la hora de visitas ya había terminado. —fruncí mis labios ante el recuerdo de aquella desilusionante charla.

—Oh, no te preocupes por ello. Comprendo totalmente, después de todo tú te encontrabas en el Hospital recuperándote de la herida que Tracy te había causado. De hecho, para eso quería hablarte. —y ante sus palabras no pude quedarme más que confundida.

—¿Por qué? Eso ya es cosa antigua, Lydia. No es sano que te quedes allí.

—Soy consciente de ello pero es que no puedo dejar de darle vueltas en mi cabeza. —respondió apretando sus labios con fuerza.

Me tomó del brazo con delicadeza y así me dirigió hacia el banco más cercano con mi mirada confundida sobre sus ojos. Ambas nos sentamos allí, frente a las instalaciones de nuestra escuela con los alumnos que se dirigían a sus autos o simplemente se acomodaban en el autobús que los llevaría a casa.

—Lydia, entiendo que sea algo nuevo para ti, el ser lastimada por alguien con poderes como Tracy. —hablé intentando reconfortarla. Me observó un tanto desorientada, sin embargo, seguí con mi discurso. —Pero creo que deberías dejar todo en el pasado, seguir con tu vida lo más normal posible. Aunque ahora que lo pienso, eso es casi imposible dado que eres una Banshee y tus mejores amigos son seres sobrenaturales... —observé a la nada, pensando en lo loca que era nuestra vida e hice una mueca restándole importancia.

—No quise interrumpir tu tan esmerado sermón pero en realidad no es nada nuevo para mí. —la observé sorprendida ante tal confesión y maldije en mis adentros en cuanto me di cuenta que ni Stiles ni Scott se habían molestado en contarme ese insignificante, muy importante, suceso. —Ya me han lastimado anteriormente, no con tan magnitud como la otra noche pero la mordida de Peter fue lo que comenzó mi travesía como Banshee.

✓ | 𝐅𝐈𝐆𝐇𝐓𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐄𝐂𝐄𝐏𝐓𝐈𝐎𝐍, teen wolf²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora