Mi corazón palpitaba con mucha fuerza contra mi pecho, no sabía que hacer en ese momento. No podía permitir que le hicieran daño a Noah y la idea de salir del tocador por el bien de todos pasó por mi cabeza más de una vez.
Saqué mi teléfono y llamé al 911.
-911 ¿cuál es su emergencia?-
-Señorita, necesito su ayuda por favor. Hay 4 hombres que están armados y está a punto de hacernos daño-
-¿Podría darme la dirección exacta?-
-...-
-¿Sigue ahí?-
-Holmes Baker Street 586-
La llamada terminó y guardé mi teléfono entre mi pantalón y mi ropa interior.
-No creo que sea tan dificil de recordar ¿o si?- el hombre de la leñadora tocó el hombro del hombre de la sudadera y este asintió -Es una chica de cabello marrón y ojos azules ¿alguien la vio?
Todos permanecieron en silencio y el hombre de la leñadora golpeó con fuerza la mesa que estaba junto a Noah.
-¡Está en el tocador!- la chica que había tomado nuestra orden escupió, los dos hombre se miraron entre si e hicieron una señal con la cabeza.
Estaba realmente asustada, ahora si que estaba apunto de llevarme el diablo. Mi cuerpo temblaba son con contemplar la idea de lo que me haría al salir de aquí. Me agaché tras la puerta y un ataqué de ansiedad comenzó acecharme, jadeaba de miedo. Mis manos sudaban y mi cuerpo comenzó a hiperventilarse.
-Ruégale a tu dios que para que esté ahí...- escuché una voz diferente acercándose al tocador. La manilla de la puerta se giró pero ya que estaba con el pasador se le fue imposible abrir, me alejé de la puerta haciendo a un lado de esta. Un gruñido de disgusto se escuchó tras la puerta y seguido de esto un golpe abrió la puerta de repente.
Sentí el cañón frío de un arma rozar mi rostro.
-Levántate ya...- me levanté del suelo y miré fijamente a un hombre de chaqueta de cuero -¡No me mires a los ojos!- ordenó, de inmediato mi miranda se dirigió a sus zapatos de material. Se hizo detrás de mi y puso el arma en mi espalda.
Nos dirigimos a la cafetería y vi a la chica que nos tomó la orden tras la barra, me miró con mucho temor y aunque podía estarla odiando no lo hacía, no era su culpa. Más adelante vi a Noah tendido en el suelo con su manos tras su cabeza y los dos hombres aun lado de él.
-¡David!- el hombre de la leñadora se refirió al hombre que estaba tras de mi -Amarrarla y súbela al auto, ya es hora de irnos- otro hombre que llevaba casco y una camisa blanca salió de la nada y registró el lugar por última vez.
El hombre de la leñadora golpeó a Noah proporcionando un puñetazo en el rostro a Noah.
-Basta...- dije intentando dirigirme a él pero el hombre tras de mi me detuvo tomándome del brazo, el hombre de la leñadora me miró haciendo una sonrisa y le proporcionó otro golpe a Noah pero estaba vez en su estomago.
-No me retes hacerle más daño...- apuntó su arma a Noah y me miró, este se descuidó y Noah tomó el arma en un segundo y le disparó a él y a el compañero que estaba cerca a Noah. Las personas de la cafetería entraron en pánico y comenzaron a gritar desesperadamente. Los hombres de los cascos cayeron al suelo y seguido de esto Noah disparó al hombre de camisa blanca dejándolo herido.
-Baja el arma y déjala ir...- dijo apuntándole al hombre que estaba tras de mi, la sirena de los patrullas de policía ya se escuchaban cerca y este no tuvo más remedio que ceder, minutos después la policía llegó al establecimiento y se llevó al asaltante herido junto con el otro, no sin antes interrogar a todos.
Todos salimos del lugar y cuando estábamos fuera de peligro no me aleje de Noah ni un solo segundo.
-¿Estas bien? ¿Te lastimaron?- dije preocupada mirando el rostro de Noah -Tu rostro está sangrando, por favor déjame llevarte al hospital...
-Tranquila Taylor, estoy bien- dijo intentando tranquilizarme.
-Claro que no estas bien- tomé su mano y me dirigí al auto pero este me frenó.
-Vayamos a otro lugar, al hospital no...- ordenó, asentí y le pedí las llaves del auto. Un momento antes la chica de la cafetería se acercó a nosotros en lagrimas.
-Por favor...- dijo tratando de controlar el llanto -Perdóname, no quería que lastimaran a nadie. lo juro- las lagrimas se deslizaban por sus mejillas hasta llegar a la comisura de sus labios, tomó mis manos desesperadamente y repitió -Perdóname por favor, pudieron haberlos asesinado.
-Tranquilas...- dije -Cualquier persona hubiera preferido salvar a una decena de inocentes que a una niña malcriada...- ella soltó mis manos y limpió su rostro dándonos una sonrisa.
Noah y yo nos alejamos subiendo al auto dejando aquel terrible lugar.
-¿A donde iremos?- dije mirándolo mientras conducía -Debemos limpiar tu rostro, no querrás que se infecte ¿o si?
-Iremos a mi departamento, si tu madre me ve así enloquecerá. Tenlo por seguro- después de un corto viaje Noah estacionó el auto y subimos a su departamento.
Al llegar se recostó sobre el sillón y yo me dirigí al baño para buscar algo para limpiar sus heridas. Enseguida regresé a la sala y tomé asiento junto a Noah, tomé un frasco de alcohol y un algodón.
-No creo que sea necesario, estoy bien- dijo alejando mi mano de su rostro.
-Entonces no te molestará que haga esto...- pasé el algodón impregnado de alcohol por su mejilla y este se retorció de dolor, enseguida se levantó del sillón y se alejó de mi.
-Espera, espera- dijo, tomó algo de aire y regresó al sillón -Puedes hacerlo con un poco más de amor, eso evitará mi sufrimiento- limpié su rostro con mucho cuidado y este no dejaba de mirarme a los ojos.
-Basta...- dije arqueando la ceja.
-¿Disculpa? ¿Acaso que fue lo que hice?- preguntó, baje el algodón y dirigí mi mirada hacia él.
-Si haces eso no me dejas concentras, podría pincharte un ojo y no sería mi culpa- dije.
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•Mi Guardaespaldas•
Teen FictionMi familia a pesar de tener mucho dinero también tiene muchos problemas, mi padre por su parte al intentar tener más comodidades puso mi vida en riesgo y nunca le importo. Ahora me encuentro viviendo con mi guardaespaldas cada vez nuestra convivenci...