Capítulo 25.

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Matthew Koch 

—¿Qué haces aquí?— preguntó molesto —Pensé que hablaría con mi abogado— dijo frunciendo el ceño.

—Soy su abogado...— dije indiferente —Pero también el de mi padre y por esa razón estoy aquí  Larry— dije mirándolo fijamente.

—Que conveniente...— dijo sarcásticamente —Ahora eres tú el que da la cara cuando tu padre arruina las cosas...— aclaró. 

—No lo vemos así...— dije indiferente —Aún se puede arreglar... traje algo para tí— dije y él de inmediato negó con la cabeza.

—Sería un idiota si aceptara algo de su parte...— bufó.

—Es solo una propuesta Larry pero estoy seguro de que querrás escucharla...— aclaré —Recuerdas a Taylor ¿no?— al escuchar su nombre se tensó por completo —Bueno, Diana tu ex logró convencerla de venir aquí para ayudarte... ¿no es una ternura?— dije poniendo las manos sobre la mesa.

—...— apretó la mandíbula intentando controlarse.

—Ella te dirá que tendrás que aceptar nuestra ayuda para salir de aquí, lo cuál es cierto solo si te declaras culpable el día del juicio. Te podría sacar de aquí en unos meses pero...— me interrumpió de inmediato.

—¿Pero?— dijo acercandose a mi —¿Quieres que sea yo el que page los platos rotos? ¡Mi nombre no vale absolutamente nada ahora!— dijo molesto —¡Tu padre es el debería estar aquí en mi lugar, me manipularon a su antojo y me metieron aquí por su culpa ¿y quieren que siga haciendo lo que me pidan?!— gritó molesto.

—¡Callate ya, Larry!— dije dándole un golpe a la mesa y levantándome de mi asiento, él volvió a su asiento y se calmó —Deberías tener más cuidado con lo que dices y pensar mejor las cosas, Taylor y Brenton podrían estar en peligro— dije con un sonrisa sutil y salí de la habitación.


Taylor Kelleher

Esperé en la sala de espera alrededor de 20 minutos, tenía los nervios de punto y no dejaba de ver mi teléfono de la desesperación hasta que ví a Matt regresar con los dos guardias con los que se había ido hacía rato. 

Matt le agradeció a los guardias y se acercó a mi.

—¿Y bien?— pregunté.

—Ya puedes pasar...— dijo —Pero antes, toma— me dio un pase y lo supo alrededor de mi cuello —Deberás fingir que eres su abogada para que te permitan hablar con él— le agradecí y dijo que me esperaría en el auto. 

Una guardia que estaba en la sala conmigo me llevó hasta el lugar en que podría ver a mi padre. Caminamos por un largo pasillo y al final de este abrió una puerta para mi y me dijo que solo tenía 20 minutos, era una sala con una puerta de acero. En medio de esta había una mesa y dos sillas, mi padre estaba sentado esposado a la mesa y llevaba un traje naranja.

—¡Papá!— dije acercándome a él emocionada, intenté abrazarlo pero él me esquivó. Estando cerca de él puse ver su rostro inflamado y con algunos moretones.

—¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó indiferente.

—Tu rostro... ¿estás bien?— pregunté. No entendía el motivo de su indiferencia pero sin embargo persevere, miré sus manos esposadas sobre la mesa e intenté tocarlas.

—No te molestes...— dijo desviando la mirada. Estaba a punto de llorar por ver su comportamiento hacia mí, tomé aire y aclaré mi garganta.

—Quería verte, saber como estabas...— contesté mirándolo fijamente —Aunque sea difícil creerlo, me preocupo por ti— aclaré pero él hizo un sonrisa sarcástica.

—No trates de mentirme Taylor ¿qué es lo que quiere tu madre ahora?— dijo mirándome fijamente —No me sorprendería que quisiera una declaración pública diciendo que no eres mi hija— dijo —¿Es por eso que estás aquí?— preguntó.

—¿Se te es tan difícil creer que alguien más se pueda preocupar por ti?— dije molesta.

—Entonces aún no lo sabes...— murmuró —Eres tan ino...— lo interrumpí y no dejé que terminara de hablar.

—¡Aguarda, aun no termino!— repliqué molesta —¡Has sido un pésimo padre!— bufé —Me abandonaste cuando era muy pequeña, jamás te tomaste el tiempo para compartir conmigo tanto que podría decir que ni siquiera te conozco— aclaré —Solo me buscabas para molestar a mi madre y aún así quiero ayudarte porque no dejarás de ser mi padre después de todo...— dije mientras se me quebraba la voz.

—Taylor...— dijo cabizbajo —En realidad aprecio mucho que lo intentes pero... no hay remedio— dijo, levantó el rostro y una lágrima se deslizó por su mejilla —Soy cada una de las cosas que la prensa dijo de mí... Y tal vez esté de más decirte pero... Jamás quise tener una hija, tu madre me engañó y me sentí obligado a estar con ella— se detuvo por un momento y aclaró su garganta.

—...— escuchar eso me estaba partiendo el corazón pero no podía decir nada al respecto.

—Era infeliz a su lado...— dijo atormentado —Por esa razón me aleje de ti, pensé que con el tiempo lo entenderías pero al parecer tu madre no solo me mintió a mí— dijo —Te hizo creer que la razón por la que me fue eran las mujeres pero no fue así, comencé una vida con Elizabeth y Brenton e hice como si no existiera nadie más...— no podía creer lo que salía de su boca,  Brenton había intentado advertirme sobre él pero me intenté darle una segunda oportunidad.

—Increíble...— dije cabizbaja, tomé su mano nuevamente y la sostuve —Es una lástima escuchar todo esto en esta situación cuando tuviste tantas oportunidades de hacerlo...— dije mirándolo a los ojos —Pero aún así quiero ayudarte, papá— aseguré con el rostro lleno de lágrimas.

—¡Quiero que salgas de aquí y no vuelvas jamás, quiero que te alejes de Brenton y te olvides de que somos familia! Es lo mejor para tí— dijo molesto.

—No será necesario...— dije —Creo que es Brenton y ahora yo quienes queremos estar lejos de tí, papá...— dije y me levanté de mi asiento, me acerqué a él y besé su mejillas. Limpié mi rostro y salí de la habitación.

Estaba molesta, me habían mentido y utilizado pero aún así no entendía cuál era el verdadero propósito de que me hubieron enviado aquí, si mi madre sabía que mi padre nunca me quiso ¿para que demonios me había enviado? Vi a Matt recostado sobre su auto mientras esperaba, al verme me sonrió pero al ver que no había una respuesta de mi parte se veía confundido.

•Mi Guardaespaldas•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora