Capítulo 29.

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Taylor Kelleher

Comencé a besar el cuello de Noah mientras acariciaba su cabello, había esperado tanto para estar cerca de él que se me hacía difícil de creer.

—No podré estar sin ti tanto tiempo...— murmuré mientras le besaba. Pero él seguía tan concentrado que no decía ni una palabra —Prométeme que después de esto... nada cambiará entre nosotros— Noah llevó su mano a mi rostro y me miró fijamente.

—¿Por qué me dices eso?— preguntó manteniendo la mirada fija.

—Las cosas buenas no suelen durar tanto en mi vida...— aclaré —Y debo asegurarme de que tú me decepcionarás como los demás— aseguré. Él sonrió y de inmediato me besó.

—Tú eres muy importante para mi y haría hasta lo imposible para que estuvieras bien, incluso si me tienen que golpear o cualquier otra cosa. Además no te desharás de mi tan fácil— dijo y de inmediato lo besé.

—No sabes cuánto quiero estar contigo— susurré en su oído y este se abalanzó sobre mi. Mientras Noah me acariciaba por absolutamente cada lugar de mi cuerpo mi teléfono no paraba de sonar, estiré mi mano hasta el buró que estaba junto a la cama de Noah y vi un par de llamadas perdidas de mi madre.

—No contestes... por favor— dijo Noah mientras besaba mi cuello intentando tomar mi teléfono con su mano pero aunque quisiera quedarme ahí con él tenía algunos pendientes que resolver con mi madre y podía esperar.

—Lo lamento Noah...— dije levantándome de la cama —Debo irme— dije buscando mi ropa en el suelo.

—Espera...— dije —¿Me vas a dejar así?— preguntó frunciendo el ceño.

—Enserio lo lamento— dije saliendo la habitación con ropa en las manos, vistiendome apurada en medio del corredor mi madre dejó un mensaje de voz en mi teléfono y moría de ganas por escucharlo.

"¿Cómo demonios es posible que tus maletas ya esté en casa y tu no? Regresame la llamada o te imaginas la cantidad de problemas que tendrás"

Salí del departamento de Noah y tomé un taxi a casa. Al llegar, busqué a mi madre pues teníamos tanto que aclarar, que me estaba muriendo de ganas por enfrentarla. Me dirigí al estudio pues estaba segura de que estaría ahí. Toqué la puerta un par de veces pero no conseguí respuesta, giré la manija y empujé la puerta. Mi madre se sorprendió al verme de nuevo.

—Bueno mamá... ¿qué tantos problemas tienes hoy?— pregunté en un tono cínico —Porque acaba de llegar uno más— dije dejando escapar una sonrisa.

—Mmmm...— murmuró haciendo una mueca —No puedo creer que regresaste a la misma actitud de antes— dijo levantándose del escritorio para saludarme, se acercó a mí y la rechacé de inmediato tomando asiento en la silla de su escritorio.

—Si...— dije tomando una postura altanera —Sin embargo no entiendes que haré todo lo opuesto a lo que me pidas, así que ya deja de intentarlo. No pierdas más tu tiempo, mamí— dije molesta.

—Está bien...— dijo haciendo una mueca —Me gustaría saber qué dijo tu padre ¿aceptó el trato?- preguntó.

—¿El trato?— dije fingiendo no saber de qué hablaba —Ah ¡El trato!— dije —No lo aceptó, dijo que era un basura y estoy totalmente de acuerdo con él— dije —No solo en eso— aclaré.

—¿Qué?— preguntó mi madre —¡¿Qué fue lo que hiciste?!— preguntó molesta.

—Quedar como una idiota, mamá— dije levantándome del sillón y me dirigí a ella —¿A que rayos me enviaste?— pregunté molesta.

—Dijiste que querías verlo y eso hiciste ¿no?— respondió confundida.

—¿Qué ganarías con ese asqueroso trato? ¿Dinero?— pregunté.

—¿De qué estás hablando?— preguntó mi madre desconcertada.

—Mentirosa, manipuladora y ahora hipócrita ... Tal como lo dijo él— dije.

—Taylor se más clara...— dijo mi madre.

—Siempre dijiste que se fue por que era un infiel y prefirió las mujeres antes que a su familia pero no es verdad ¿a que enviaste mamá?— pregunté nuevamente. 

—Taylor...— dijo acercándose a mí —No sé de qué me estás hablando...— dijo pero de inmediato la interrumpí.

—Lo obligaste a tener una hija que no quería y por eso nos dejó, porque manipulas a todos a tu antojo y me obligaste a ir y ofrecerle un trato asqueroso en que estaba yo de por medio. Ni siquiera él siendo un asco de padre aceptó pero si hubieras estado tú en su lugar, lo habrías hecho sin pensarlo dos veces— aclaré.

—...— no tuvo el valor de responder.

—Eres mucho peor que él porque tú lo supiste todo el tiempo, por esa razón los dos se merecen absolutamente todo lo que les pasa aunque soy yo quien paga las consecuencias— dije mirándola fijamente y siguió guardando silencio —Tomaré mis cosas y me iré de este lugar para no tener que ver tu falsa cara el resto de mis días, mamá. Espero que tengas un excelente día— dije molesta saliendo de su estudio. 

Tomé mi teléfono y estaba a punto de escribirle a Noah para quedarme con él pero ví una historia de hacía unos minutos jugueteando con Ramé. 

Estaba a punto de explotar, incluso cuando más trataba de hacer las cosas bien todo me salía mal, así que decidí escribirle a Matthew.

"Ven por mi lo antes posible, quiero salir de este manicomio" 

Seguido de 5 minutos él respondió.

"Enseguida Tay..."

Me dirigí a la cocina y busqué en los estantes algo de vino pero no hallé nada, recordé que mi madre guardaba lo mejor en el estudio "solo para sus clientes". Caminé hasta es estudio y estaba ahí, hablando por teléfono como si nada. Entre sin previo aviso y me dirigí al mini bar que estaba a un lado del escritorio, vi una botella Ginebra en la parte de arriba y la tomé.

—¿Disculpa?— preguntó mi madre mientras sostenía el teléfono —Taylor, regresa eso de inmediato— susurró pero no le tomé importancia, intenté salir de la habitación hasta que me tomó del brazo jalandome hacia ella —Hablo contigo...— dijo mirándome fijamente.

—Entonces ahora eres... la madre preocupada— dije irónicamente, miró la botella e intentó tomarla —Si yo fuera tú, no haría eso— dije —Si no me la regresas... podría conseguir otra en cualquier otro lugar ¿entonces?— pregunté.

—No trates de hacerte la lista conmigo, sigues siendo menor de edad ¿lo olvidas?— dijo.

—Eres muy buena guardando secretos— me solté de su agarré y salí de esa habitación. Caminé hasta la sala y esperé a que Matthew.

15 minutos después Matthew llegó en su auto, tomé la botella y salí de la casa, subí en el auto y aseguré el cinturón.

—Sácame de aquí, por favor— repliqué mientras miraba a Matthew, él sonrió y empezó a conducir.

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