Respondí el mensaje de Matthew.
Escuché la puerta de mi habitación golpear y de inmediato solté mi teléfono.
-¿Taylor?- era Noah tras la puerta -¿Puedo pasar?- preguntó.
-Sigue...- dije dejando mi teléfono a un lado. Noah abrió la puerta de mi habitación y pasó.
-Tu madre me pidió que te convenciera de salir de casa, dice que necesitas despejar tu mente porque luces muy estresada...- lo miré confundida y el hizo un gesto demostrando su inocencia.
-Está bien...- dije con una pequeña sonrisa, tomé mi teléfono y me levanté de la cama. Salí de mi habitación junto a Noah y bajamos a la planta baja, Noah tomó las llaves de su auto y salimos de casa.
-Entonces ¿tienes algún lugar en mente?- preguntó Noah mientras nos subíamos al auto.
-De hecho...- dije -Conozco una cafetería que está en el centro...- Noah encendió el auto y después de 20 minutos al estar cerca le dí las indicaciones para llegar a la cafetería, Noah se estacionó en frente de la puerta principal y buscamos una mesa que estuviera alejada de las demás personas.
Tomamos asiento y momentos después una chica joven de cabello rubio, ojos claros y una sonrisa encantadora se acercó a nuestra mesa para tomar nuestra orden. La chica se hizo junto a Noah e indiscretamente le sonreía y se acomodaba el cabello de manera nerviosa mientras lo miraba.
-Bienvenidos ¿puedo tomar su orden?- sonrió y miró a Noah.
-Dos batidos bajos en azúcar están bien...- dije fingiendo una sonrisa, ella me miró y apretó los labios haciendo una mueca de disgusto. La chica se alejó con la orden y me dejó a solas con Noah.
Noah asombrado miró el lugar a detalle y me dijo que era un lugar muy agradable. Minutos después la chica regresó con nuestros batidos y rozó a Noah apropósito.
Solo de ver a esa chica intentar llamar la atención de Noah me molestaba, podía ser sincera y decir que absolutamente todo de esa chica me molestaba. Su voz era tan aguda que hacía que mis tímpanos sangraran, metafóricamente.
Que vergonzoso.
Noah le sonrió y ella le devolvió la sonrisa, estaban mirándose fijamente y necesitaba hacer algo para que ella nos dejara solos.
-¡Agg!- fingí un quejido de dolor para distraer la atención de esos dos, inmediatamente Noah dejó su batido a un lado y tomó mi mano preocupado.
-Taylor ¿estas bien?- se levantó de la mesa y tomó un lugar junto a mi al otro lado de la mesa dejando en segundo plano a la chica.
-Mi mano, me duele demasiado. Me golpeé con la mesa- dije angustiada, Noah tomó mi otra mano e intentaba moverla haciendo círculos con ella.
-¿Te duele?- preguntó preocupado mientras miraba mi mano con atención, mientras él estaba distraído miré a la chica y le hice un guiño. Su mandíbula se tensionó en señal de disgusto y una pequeña sonrisa brotó de mi rostro.
-Si, demasiado. Creo que debo tener más cuida... ¡Agg!- fingí dolor nuevamente para distraer a Noah.
-Trae un hielo, por favor- Noah dijo refiriéndose a la chica pero ella seguía observándome fijamente, Noah la miró y al ver que no hacía nada por ayudar se molestó -¡Ahora!- el disgusto en la voz de Noah era inimaginable, de hecho más de lo que esperaba. La chica se dio la vuelta y molesta fue por el hielo.
Minutos después la chica regresó con una pequeña bolsa llega de hielo y se acercó a nosotros de nuevo.
-Por fin...- murmuró Noah entre dientes.
-No sabes cuento te lo agradezco...- dije fingiendo una sonrisa, la chica le entregó la bolsa a Noah y la puso sobre mi mano e hice una mueca de dolor. La chica se retiró y se dirigió hasta la barra pero constantemente se giraba para hacerme muecas.
-Debes ser más cuidadosa- dijo Noah mirándome fijamente.
-Tienes razón, soy muy distraída- dije sonriendo.
-Sabes... tu madre no dijo nada sobre hacerte salir de casa, lo inventé. Me preocupas mucho- dijo Noah.
-¿Hablas enserio?- dije sorprendida.
-Eres mi responsabilidad ¿lo olvidas?- aclaró Noah -Y creo que después de todo lo que te ha ocurrido últimamente necesitas a alguien que esté contigo todo tiempo, alguien como yo que haga bien su trabajo.
-Lo sé...- dije -Creo que ya me siento mejor- aseguré. Noah retiró el hielo y regresó a su asiento.
-Después de todo es un hermoso lugar...
-Debo ir al baño, regreso enseguida- dije levantándome de la mesa, caminé hasta llegar al tocador. Abrí la puerta y me miré en el espejo, una carcajada se me escapó.
Había regresado a mis malos hábitos, jugar con las personas pero esa chica se estaba pasando de lista y alguien debía ponerla en su lugar. Me dí la vuelta y me recosté sobre una barra, de repente escuché unos gritos en la cafetería y de inmediato me llegó un mensaje de Noah.
Mi respiración se comenzó agitar, la idea de que a Noah le ocurriera algo me ponía muy nerviosa. Giré el cerrojo del tocador y me oculté tras la puerta.
-¿En donde está?- se escuchaba una voz muy grave con un tono agresivo -Solo buscamos a Taylor Kelleher, si nos dicen en donde está nadie saldrá herido ¿bien?- una carcajada siniestra se escuchó hasta el tocador.
No aguantaba la curiosidad y me puse de pie, la puerta era de madera y en la parte de arriba tenía un cristal, miré con mucho cuidado y vi a todos de rodillas a un lado de las mesas. Vi a 4 hombres con el rostro cubierto con un casco de motocicleta, uno de ellos se acercó a Noah y le apuntó con un arma en rostro.
-Todos deben ayudar... Hagamos esto un poco más emocionante- el mismo hombre llevaba una leñadora roja y debajo de esta un franela azul, llevó su mano derecha a su espalda y sacó un arma que estaba escondida en medio de su pantalón.
-¡Tú! tú la conoces ¿no es así?- otro de los 4 hombres se dirigió a Noah, este llevaba una sudadera gris y unas zapatillas deportivas, se puso de rodillas frente a Noah y quedaron a un corta distancia -Debes decirme donde está- Noah apretó la mandíbula y se podía ver la rabia en su mirada, el hombre de la leñadora se acercó a ellos y apuntó el arma al rostro de Noah -Puedes hacernos esto más sencillo o más complicado- quitó el seguro del arma y sonrió de oreja a oreja.
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•Mi Guardaespaldas•
Novela JuvenilMi familia a pesar de tener mucho dinero también tiene muchos problemas, mi padre por su parte al intentar tener más comodidades puso mi vida en riesgo y nunca le importo. Ahora me encuentro viviendo con mi guardaespaldas cada vez nuestra convivenci...