Capítulo 35.

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Taylor Kelleher

Subí a mi habitación, cerré la puerta y me recosté sobre la cama. Después de ver los mensajes de Noah y haber declinado sus llamadas, me sentía confundida con mis sentimientos. Noah era gracioso, sexy, divertido y me gustaba demasiado. Matt era divertido, lindo y se preocupaba mucho por mi y eso me encantaba.

¡Agg!

Estar saliendo o lo que sea que sea lo que me ocurre con cada uno de ellos, no está bien y mucho menos sentir cosas por los dos a la misma vez. Tomé mi teléfono y revisé los estados de instagram, todo parecía estar de maravilla hasta que ví la historia de Noah.

Ramé y él estaban probándose ropa juntos, bromeaban y reían a carcajadas. Mi respiración comenzó a agitarse y sentía dolor en el pecho, muchas cosas comenzaron a pasar por mi cabeza en esos momentos pero no podía dejar de verlos. Lucían muy bien juntos y eso era lo que más me disgustaba.

—Taylor— la voz de Jason me hizo volver en mí, bajé mi teléfono y lo miré fijamente apretando los labios —La cena está lista, tu madre me pidió que te llamara...— lo interrumpí.

—¿No tienes modales?— pregunté sin despegarle la mirada, él lucía algo confundido apoyándose en la manija de la puerta —Jason... ¡detesto que entren a mi habitación sin antes preguntar!— dije molesta lanzando mi teléfono contra la pared, toda la rabia que sentía la estaba canalizando con él —Si no quieres que este trabajo se te convierta en una pesadilla, harás exactamente lo que te pida ¿ok?— pregunté. Jason me dio una pequeña sonrisa y lentamente se fue adentrando en mi habitación, cerró la puerta y se acercó a mi.

—¿Me estás amenazando?— preguntó intimidante mirándome fijamente, Jason era un chico bastante alto. Mucho más que Noah y Matt, su voz era grave y lo hacía escuchar muy serio. Su mirada penetrante logró su cometido pues mi garganta estaba seca del susto y era una señal de sumisión —Creo que deberías cuidar el tono en el cual te refieres a mí...— dijo —No entiendo como tu madre permite que le hables así, quiero dejarte algo muy claro— miró fijamente a cada uno de mis ojos y con su mano acomodó mi cabello tras mi oreja —Estás bajo mi cuidado ahora, y... cualquier comportamiento nocivo, erróneo o desafiante que considere que pueda ponerte en peligro me verá obligado a reprenderte de la manera correcta— murmuró.

—¿Qué estás loco?— pregunté alejándome de él  —No sé qué tan de acuerdo esté mi madre con tus... métodos correctivos— dije molesta.

—Pues, para que te enteres... ella me autorizó— dijo sonriente —Cree que Noah... fue muy permisivo contigo y puso tu vida en peligro, así que hay nuevas reglas en casa— aclaró.

—Pues entonces tendrás muchísimo más trabajo del que crees... haré que te hartes de estar aquí y tu único remedio será largarte de aquí— repliqué —Si... mal no recuerdo hay muchas ventanas aquí en mi habitación, podría irme por ahí ¿acaso no es una buena idea?— pregunté desafiante. Él sonrió y bajó la mirada.

—Estuviste mucho tiempo fuera de casa, Taylor— dijo —Si bajas a cenar con nosotros... te enterarás de muchas cosas más pero si te rehusas no me dejarás más remedio de encerrarte en tu cuarto por querer escapar... ¿que dices?— verlo tan seguro hacía que me hirviera la sangre.

—Oww ¿es una amenaza?— pregunté y él rodó los ojos —Bajaré... pero no porque no tengas más opción sino porque quiero darte el gusto de estar feliz antes de que te marches...— dije sonriendo, lo miré de pies a cabeza y muy tranquila salí de la habitación, bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. 

Mi madre estaba de espaldas dirigiéndose al comedor, fuí tras ella y me quedé observándola. Tenía un gran sonrisa dibujada en el rostro, puso tres platos sobre la mesa y levantó la mirada fijándose que me encontraba de pie junto a ella.

—¡Taylor!— dijo sorprendida —No te ví llegar...— aseguró nerviosa.

—¿Cenará con nosotras?— pregunté.

—¡Sí!— respondió —¿Te, molesta?— preguntó, la miré fijamente y sonreí.

—No, para nada— dije tomando asiento —De hecho es una buena idea, así podremos conocernos mejor...— aseguré, mi madre se dirigió a la cocina y regresó con un tazón lleno de pasta, junto a ella Jason sosteniendo una bandeja de pan francés. Lo pusieron sobre la mesa y ambos tomaron asiento, mi madre en la parte superior de la mesa y Jason y yo uno a cada lado.

—¿Por qué tan feliz, mamá?— pregunté dándole el plato para que me sirviera.

—Es solo que me agrada que estés aquí y compartas con nosotros— dijo mirando a Jason y este le sonrió.

—Si...— dije —También me alegra pero, tengo una pregunta ¿por qué Noah nunca se sentó a la mesa con nosotras? ¿qué tiene Jason que no tenga Noah?— pregunté mirándola a los ojos.

—Taylor... basta, por favor— dijo mi madre entre dientes

—Digo, no es por ser descortés pero debe ser algo muy especial desde que puede tomar decisiones, hacer reglas y castigarme... Y solo lleva un par de días aquí— dije mirando a Jason, mi madre se tensionó y se levantó de la mesa.

—¡A mi estudio ahora!— dijo molesta, se dirigió a su estudio y yo fui tra ella. Cerró la puerta y me miró apretando la mandíbula —¿Es enserio?— preguntó molesta.

—Solo quiero saber— dije encogiendo los hombros, mi madre me miró y me dio una mirada de desaprobación.

—De verdad que ya no sé qué hacer contigo...— dijo dándome la espalda —¡Mirá!— dijo desesperada —La única opción que me dejas es esto... encerrarte para poder protegerte, no sé qué más hacer— dijo cabizbaja —No sabes la noche que tuve cuando no llegaste a casa, estuve rogando para que no ocurriera nada malo y... aún no sé dónde estuviste ¿podrías decirmelo?— preguntó.

—Salí con Matt...— dije —No es para tanto— aseguré.

—¡¿No es para tanto?!— preguntó molesta —Mira cómo quedó Noah después de lo que le pasó teniendo tanta experiencia— dijo.



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